UNA ENTIDAD EN GRAVES APUROS

La crisis de la SGAE: Teo Cardalda estalla desde México

El músico gallego denuncia sucias maniobras para apartarlo de la vicepresidencia de la SGAE mientras estaba de gira con Cómplices

Teo Cardalda, vicepresidente de la SGAE

Teo Cardalda, vicepresidente de la SGAE

Nando Salvà

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Lejos de haber sellado la paz, la SGAE sigue inmersa en una eterna tormenta. Pilar Jurado ya ha tomado posesión como máxima mandataria de la entidad y el viernes presidió su primer consejo de dirección, pero los acontecimientos que desembocaron en la destitución de José Ángel Hevia y en la elección de la compositora y soprano madrileña como nueva presidenta no anuncian tiempos fáciles. Prueba de ello es la revuelta interna que hubo en el colegio de Pequeño Derecho; el de los músicos, el más poderoso y, como siempre, el más revuelto.

Uno de los directivos que ha salido más escaldado de la junta del pasado miércoles es Teo Cardalda. El músico gallego ni siquiera pudo estar presente porque la reunión se convocó un día en el que se sabía que estaba actuando en México con su grupo Cómplices. Pero desde la distancia, no tardó en saber que se estaba maniobrando para arrebatarle la vicepresidencia. Y ha estallado. El músico gallego califica el episodio como “patético” y “penoso”. “Lo primero que haré cuando vuelva a España es convocar un comité de Pequeño Derecho, saber cuántos quieren que me vaya y votar”, ha anunciado desde Monterrey.

Fuentes de la entidad apuntan que tras esta maniobra, planteada en una reunión de los músicos un día antes de votar la destitución de Hevia, habría la intención entregar a la cantautora Inma Serrano el puesto de Cardalda. Fueran cuales fueran las intenciones, todas quedaron abortadas por otros compañeros del colegio de Pequeño Derecho aduciendo que “no era la manera de hacer las cosas”, relata el exmiembro de Golpes Bajos, indignadísimo por que esto haya pasado mientras él estaba “en la distancia, sin derecho a voto ni a delegación”.

Miguel Ríos o Plácido Domingo

Desesperado tras cuatro meses en los que la nueva junta directiva apenas ha solucionado nada, Cardalda se sincera: “A veces pienso que sería una solución tirarlo todo y partir de cero, unirnos con AIE (la sociedad de Artistas, Intérpretes o Ejecutantes), vender Longoria (el palacio y sede de la entidad), irnos a unas oficinas nuevas, funcionales y más baratas y crear una entidad de gestión con otro nombre”. Él apostaría ya mismo por un presidente simbólico como “Miguel Ríos o Plácido Domingo” respaldado por “un equipo de técnicos espectacular”.

En opinión de Cardalda, “hay que cambiar muchísimas cosas ahí dentro”, dice, refiriéndose al funcionamiento interno de la SGAE. “Uno de los problemas es todo el poder del presidente”, añade. En incluso duda de la idoneidad de las últimas decisiones: “Meterme de presidente a mí o al pobre Hevia, al que he visto fundirse poco a poco en estos meses y que ha perdido los nervios y la cabeza varias veces, no me parece lo más acertado”. Califica al gaitero como un “amigo”, pero también reconoce que en estas últimas semanas han tenido “diferentes puntos de vista sobre varios asuntos”. Aun así, se declara dispuesto a olvidar las puñaladas recibidas y centrarse en lo crucial: evitar la intervención ministerial. Respecto a Pilar Jurado, solo desea “que se ponga las pilas con el requerimiento del ministerio e intente poner un poco de cordura en toda esta locura”. Y que, para evitar otro final precipitado como el de Hevia, obtenga el apoyo del resto de la junta directiva. El suyo, avanza Cardalda, ya lo tiene.

La doble paradoja de Jurado

Mientras, Antonio Onetti, el candidato derrotado tras la caída de Hevia, espera con interés las primeras decisiones de la nueva presidenta. Por ejemplo, cómo planteará el reparto de junio y si este se ciñe al tope del 20% que determinó el gobierno respecto a los ingresos que las televisiones pueden recuperar por los programas de madrugada. Ahí se verá si esta nueva etapa es tan nueva como se promete. Y es que la inesperada presidencia de Pilar Jurado se sostiene en una doble paradoja. Por un lado, es la directiva de la actual junta de la SGAE que obtuvo menos votos: 744. (Tras ella solo están los cuatro editores, pero el colegio editorial no ha tenido opciones de presidir la entidad autoral en toda su historia). Por otro, Pilar Jurado sustituye a Hevia gracias al voto de los mismos directivos que hace solo cuatro meses entregaron a Hevia el mando de la nave.