CUMPLEAÑOS DE UN PIONERO

Manel Joseph, en su eterno verano

El cantante de la Orquestra Plateria y cómplice de músicos como Gato Pérez, Sisa y Pau Riba conmemora su aniversario de carrera con el disco '50 estius'

Manel Joseph, fotografiado esta semana en Barcelona

Manel Joseph, fotografiado esta semana en Barcelona / periodico

Jordi Bianciotto

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El verano es su estación preferida porque es aquella que más trabajo le ha proporcionado, y por eso titula su nuevo disco ’50 estius’, contando sus años de ejercicio en la profesión musical por temporadas estivales. Un trabajo que ofrece regrabaciones de canciones de todas sus épocas, algunas de ellas nunca incluidas en un disco, y tres de nueva factura, y que Manel Joseph, cantante de toda la vida de la Orquestra Plateria, presenta este domingo en el festival Barnasants (Casinet d’Hostafrancs, 19.00 horas).

Entre los estrenos llama la atención el que abre el trabajo, ‘Recordo el Gato’, una rumba un poco melancólica que evoca los tiempos en que los “ritmes d’ultramar”, latinos, unieron a una joven de generación de músicos. Manel Joseph y Gato Pérez formaron pareja artística, como El Gato y el Trilla, y él se incorporó a la banda del argentino hasta que este le echó. “No encajábamos en el escenario. Diferencias de carácter. El podía actuar de espaldas al público, como Miles Davis, mientras que yo me movía mucho”.

Visionarios del folk-pop

Su currículo bien puede representar un resumen de las sucesivas corrientes de la música catalana en estos 50 años. En 1968, Manel Joseph formó Dos + Un, con Jordi e Ia Clua, visionario trío folk-pop con canciones propias. “Éramos muy modernos, con influencias de los Beatles y Peter, Paul & Mary, y tocando guitarras de doce cuerdas”, explica. Luego coqueteó con el rock progresivo con Estratagema, y colaboró con miembros de Máquina! y con Pau Riba. Y otras peripecias: “Llegué a estar en seis grupos a la vez: Uc, Ia-Batiste, la banda de Sisa, la de Maria del Mar Bonet, la Orquestra  Mirasol y la Plateria”.

La foto interior del álbum ‘Galeta galàctica’ (1976), de Sisa, le muestra en una playa valenciana junto a su autor y músicos como Quino Béjar, Xavier Riba o Dolors Palau. “Éramos más que un grupo de acompañamiento: nos sentíamos parte de la historia”, rememora, y añade: “pero nos acabamos separando porque, como me dijo Sisa, éramos demasiado amigos”. Vivió un año en la India, en lugares como el Xanadú hippie de Goa (“cuatro meses en pelotas en la playa, preguntándome ¿por qué debería volver?”) hasta apostar de un modo definitivo por la Plateria.

Mambos frente a Mao

Pero, ¿cómo un músico del ‘underground’ pop de Barcelona se volvió loco por los ritmos latinos? “Peret comenzó antes”, relativiza Peret. Pero resulta sorprendente el modo en qué aquella música tropical se convirtió en moderna en el entorno layetano. “Se trataba de romper con la seriedad de los ambientes políticos de la época, gente con cara seria leyendo el ‘libro rojo’ de Mao. El mensaje era de que también había cadera, y sexo, y una parte lúdica de la vida”. Machin, Pérez Prado, los boleros… La banda sonora de sus padres. “Aquella onda macarrónica, y el rock’n’roll de los Teen Tops y de Los Llopis, a la gente le sonó como algo nuevo”.

La llegada de los discos de salsa neoyorkina confluyó con aquellos impulsos ‘retro’ dándoles una nueva capa de modernidad. “Los álbumes de Discophon de la Fania All Stars o el que para mí nadie ha superado, ‘Indestructible’ (1973), de Ray Barretto”, subraya Manel Joseph, que tiende a desmitificar los inicios de la Plateria. “No éramos buenos: conservo cassettes que no se pueden ni escuchar. Pero luego entraron Víctor Amann, Quino Béjar y gente ya sabía lo que se hacía”.

La Plateria ejercería de institución de la música de baile, aunque las fiestas mayores nunca han sido el hábitat predilecto de Manel Joseph. “Imagínate estar actuando al lado de los autos de choque”, suspira. “Como diría el Gato, ¡las condiciones técnicas podían ser nefastas!”. Pero, aunque en el 2014 la formación se despidió, sigue “exhumándose” de vez en cuando, en calidad de “orquesta emérita”, influyente en varias generaciones de grupos, de Dusminguet a La Pegatina pasando por Dr. Calypso o la Fundación Tony Manero.

Un legado del que ahora Joseph presume en ’50 estius’, recordando que él nunca se ha visto como un ‘frontman’ de pura cepa. “He hecho este papel, pero soy vergonzoso y tímido, como el Gato”.