La vanguardia artística catalana a partir del influjo de Miró, Dalí y Picasso

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Jose Oliva

Joan Maria Minguet reúne en un amplio volumen 150 obras del arte catalán de vanguardia, en el que confirma la influencia en los artistas del movimiento del primer Picasso, Miró, Dalí y Torres-García, con el que quería, al mismo tiempo, "reivindicar a artistas menos conocidos".

En una entrevista concedida a Efe, Minguet ha explicado que su punto de partida es la exposición que organizó en 1992 en La Pedrera "Vanguardias en Cataluña", pero el encargo de Enciclopèdia Catalana para este volumen supuso "repensar la condición de las vanguardias catalanas a partir de lo que ha pasado en los últimos tiempos, en los que ha habido más exposiciones y se han localizado algunas obras".

A nivel internacional, añade Minguet, "el término vanguardias se ha puesto en cuestión, y ya no se habla de una sucesión de ismos, sino que se considera que aquellos movimientos de vanguardia no se sucedían, sino que compartían tiempos".

"Pintura catalana: Les avantguardes" comienza su marco cronológico, explica el especialista, a partir de 1906, cuando Picasso viaja a Gósol, un pueblo perdido del Pirineo donde "construye una nueva manera de entender la pintura que derivará, un año después, en 'Las señoritas de Avignon'".

La fecha límite del libro es 1939, cuando "todas las experimentaciones que las vanguardias habían iniciado, sobre todo después de la I Guerra Mundial, confluyen en un estallido y se consolidan en la pintura, el fotomontaje, el cartelismo y las cubiertas de libros".

Del repaso de las 150 obras se puede deducir, según el autor, que hay "una confraternización de movimientos, y, así, encontramos el Miró típico y radical y el Miró con obras figurativas u objetivistas".

Otra de las aportaciones de esta visión de las vanguardias que propone Minguet es su pluridisciplinariedad: "las vanguardias se caracterizaban porque rompen fronteras de lenguajes, hay transversalidad, y limitarse a la pintura sería erróneo".

Por esta razón, se han incluido aspectos que no son propiamente pictóricos como la poesía visual de Salvat-Papasseit; el fotomontaje, que es la utilización de un lenguaje como la fotografía, al que se suma el collage (Pere Pic, Josep Massana); y el cartelismo.

El primer criterio en la selección de las obras era la "disponibilidad", pues para esta edición se necesitan imágenes de altísima definición, y también su "localización" pues hay obras que no se sabe dónde están.

Minguet comenzó "más por las obras que por los artistas", aunque, por razones obvias, hay una "presencia notable" de Picasso, Miró, Dalí, Torres García y Barradas. "Son artistas importantes y generan mucha influencia en los que se quedaron aquí", argumenta.

El libro reproduce a gran tamaño una quincena de cuadros de Miró, entre ellos "Retrato de una niña", "Huerto con asno", "Paisaje catalán (El cazador)" o "Tierra labrada"; y otros tantos de Dalí, como "Autorretrato cubista", "La lluvia", "Maniquí de Barcelona", "El juego lúgubre" o "Metamorfosis de Narciso".