OSCAR 2019

De Pantera Negra a Luke Cage, la lucha afroamericana según Marvel

Mientras el primero nació en la esperanzadora era soul, el segundo representa los sombríos tiempos del funk

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Ramón Vendrell

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Bajo la batuta de Stan Lee, Marvel estaba en las décadas de 1960 y 1970 tan en sintonía con el 'zeitgeist', más que nada para explotarlo comercialmente, que incluso llegó a adelantarlo. En un momento lo veremos. Si la carrera espacial y la era atómica fueron los motores de la revolución de la editorial en los albores de los años 60, con personajes como Los Cuatro Fantásticos y La Masa, pronto Lee y compañía dirigieron la mirada hacia el mundo juvenil y los movimientos socioculturales. En 1966, cuando la fiebre por el surf remitía y comenzaban los tiempos lisérgicos, hizo su aparición Estela Plateada, nada menos que un surfista cósmico, a ver quién supera ese resumen del año del 'Pet sounds' de los Beach Boys. También en 1966, en julio para ser exactos, es importante señalar el mes, debutó Pantera Negra, rey de Wakanda. Ahora viene el adelantamiento al 'zeitgeist': Pantera Negra nació antes que el Black Panther Party, fundado por Bobby Seale y Huey Newton en octubre de 1966. Menudo olfato tenía Lee.

Derechos civiles y soul

Pantera Negra, T’Challa para los amigos, fue el primer superhéroe negro relevante de la historia de los 'comic books' y ahora es el protagonista de la primera película de superpoderosos que aspira a la categoría reina de los Oscar. La creación de Pantera Negra en 1966 no fue casual: era el momento culminante del movimiento de los derechos civiles y de la música soul, dos fuerzas arrolladoras. Lee, un hombre de negocios al fin y al cabo, siempre negó que Pantera Negra tuviera el más mínimo sesgo político. Típico de él: la política es kryptonita para los negocios de entretenimiento. Aunque el tipo tuvo la visión de incorporar a la escudería Marvel un personaje que en ese momento y ese lugar era per se una declaración política.

A Pantera Negra le siguieron Halcón (1969), cuyas historietas funcionaban a menudo como visitas al gueto, en concreto a Harlem, y, sobre todo, Luke Cage (1972). Para entonces las cosas habían cambiado: Martin Luther King había sido asesinado, el Black Panther Party era el enemigo público número uno del FBI, el irresistible soul se había transformado en el denso y con frecuencia sombrío funk y Melvin van Peebles había inaugurado (muy a su pesar: el era negro y su película, militante) con 'Sweet Sweetback’s baadasssss song' (1971) el subgénero cinematográfico del 'blaxploitation' (el nombre lo dice todo: explotación de lo negro). En consecuencia Luke Cage, Power Man cuando se ponía el traje de faena, era un negro airado. Con causa: condenado a prisión injustamente, sufre allí a un carcelero racista y el experimento al que se somete voluntariamente se tuerce y le convierte en un monstruo (bueno, un superhéroe). No le iría mal a sus aventuras urbanas la histérica música que unos Earth Wind & Fire todavía desconocidos hicieron para 'Sweet Sweetback’s baadasssss song'.

Solo un año después de Luke Cage llegó a los quioscos el semivampiro cazador de vampiros Blade. Caramba, acababa de estrenarse la película 'Blacula', paradigma del 'blaxploitation' más estricto: sencillamente, un chupasangre con un afro picudo.

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