CRÓNICA

OBC, en honor de los refugiados

El conjunto catalán, con un brillante Rafael Payare, estrena en España 'Alle vittime senza nome', de Eötvös

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Pablo Meléndez-Haddad

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Un concierto dedicado a las personas refugiadas por iniciativa de l’Auditori y de Open Arms y auspiciado por EL PERIÓDICO continua este fin de semana el curso de la OBC contando en el podio con el joven y consolidado director venezolano Rafael Payare (1980). La velada comportó el estreno en España de 'Alle vittime senza nome' (2016) de Péter Eötvös (1944), creada para honrar la memoria de los miles de inmigrantes que, movidos por su desesperación por llegar a Europa, han acabado en el fondo del Mediterráneo. Y Open Arms, ONG nacida en Badalona, lucha contra esta barbarie que no cesa, la misma que el compositor húngaro denuncia con su obra, un friso sonoro que impacta e incomoda. Plena de colores y texturas, 'Alle vittime senza nome' es todo un tratado de instrumentación muy difícil de concertar, que lleva la tonalidad al límite y que está llena de referencias atmosféricas.

Es muy exigente para los solistas de todas las familias orquestales -el concertino y el primer viola no paran- y, contrariamente a lo que podría suponerse, la pieza no posee un carácter lúgubre, pero sí melancólico e inquietante. Con gesto amplio y siempre desinhibido, Payare lo controló todo con poderío virtuoso dominando el gran formato y las mil voces que se mezclan sin parar en esta obra que ha podido estrenarse en la ciudad gracias al programa Music Up Close Network del que la OBC forma parte.

La OBC motivada sudó lo suyo para conseguir las transparentes lecturas que esulpió el genial director venezolano

La obra de Eötvös estuvo enmarcada por dos espectaculares poemas sinfónicos de Richard Strauss, su increíble 'Muerte y transfiguración' y el epopéyico 'Una vida de héroe', obras maestras que requieren entrega y concentración por parte de la orquesta y el controlado equilibrio del director. Todo ello se dio en el concierto del viernes, en el que una motivada OBC disfrutó a lo grande con el programa y sudó lo suyo para conseguir las transparentes lecturas que fue esculpiendo el genial Payare. El concertino, cuyo desempeño es fundamental en la última obra, también tiene gran protagonismo en las otras dos, o sea que se transformó en otra de las estrellas de la noche; Vlad Stanculeasa se mostró siempre cómodo con sus difíciles, emotivos y exigentes pasajes, interpretando con gran dominio y virtuosismo. Pero no fue el único, ya que la OBC lució como nunca unos solistas brillantes y una sobrecogedora acción de conjunto.

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