IDEAS

Mercado diabólico y diablos sin mercado

Carles Rebassa ganador del premio Carles Riba de poesía.

Carles Rebassa ganador del premio Carles Riba de poesía. / periodico

Xavier Bru de Sala

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Mientras los premios de poesía se reservan a desconocidos, los de novela son sólo para famosos. En castellano, la tendencia se contrapesa a través de mecanismos de reconocimiento no sujetos al negocio editorial. El tamaño del mercado en catalán imposibilita cualquier gasto en promoción, de manera que donde hay perspectiva de cifras respetables de venta, es decir en los premios más dotados, los autores deben haberse autopromocionado antes por su cuenta. Quien no se haya hecho un nombre queda excluido de entrada.

El perverso mecanismo es una consecuencia natural del mercado que sólo se podría corregir, y aún en parte, a través de filtros de calidad sólidos con autoridad reconocida. Tal y como anda la crítica, desconsiderada y a la baja, y tal como se orientan los departamentos universitarios, que viven del erario público para ocuparse de los autores vivos e incumplen su parte del contrato, estos filtros no cuentan con posibilidades de existir. Aunque no se explicite, la primera base de los galardones de novela es esta: "premio reservado en exclusiva a quienes hayan adquirido fama al margen de la literatura". El resto de los que se presentan son unos pardillos.

En no muy justa correspondencia, los premios de poesía están vetados a los que no pertenecen al cenáculo de los poetas desconocidos por la tribu grande, la del público consumidor de cultura. Un novelista, por poco acreditado que esté, ya tiene el veto en los galardones de poesía. Primera base: "premio reservado a los poetas que sólo son poetas y en calidad de sólo poetas sufran de manera solidaria el oprobio de la discriminación de la poesía en el ágora y la exclusión de cualquier reconocimiento que no sean los premios de poesía" . Si publicas algo que no sea poesía, expulsado, sin premio en el círculo exclusivista de los malditos.

Conclusión: la calidad de las obras queda excluida del principal criterio de los jurados de los premios literarios.