A la caza del Zorro.

Resulta inevitable no pensar en que casi cincuenta años separan la primera novela de Frederick Forsyth — ‘Chacal’ (1971) y ‘El Zorro’ (2018). Aunque las publicaciones aparecidas entre estos dos libros son muchas, algunos afirman que ninguna ha conseguido el nivel de la que le dio la fama. Fama alcanzada gracias al éxito de la adaptación al cine en 1973 de Fred Zinnemann, protagonizada por Edward Fox, y a la distinción con el Premio Edgar a la mejor novela.

Con su última novela, recién publicada en España por Plaza & Janés, Forsyth aborda el mundo del espionaje desde un punto de vista global. Un joven británico de 18 años consigue adentrarse en la base de datos más secreta y segura del planeta. Los mayores expertos en ciberseguridad del mundo no dan crédito a cómo ha podido pasar, y lo más intrigante resulta que no lo ha hecho para robar o bloquear el acceso a la información. No será fácil averiguar que el responsable se llama Luke Jennings y padece síndrome de Asperger. Aunque en EE.UU. reclaman de inmediato su cabeza, el asesor personal en seguridad de la Primera Ministra Británica— Adrian Weston— tratará de darle un uso mejor a esa mente prodigiosa.

La estructura de la obra recuerda a los 'banners' que circulan por la parte inferior de los canales de noticias. De este modo, Forsyth alterna casi a cada vuelta de hoja personajes, países y situaciones. Con un estilo directo y una narración tan ágil que no permite que te duermas ni un segundo, el autor construye un espacio ficticio empapado de realidad en el que se hace referencia a personalidades tan representativas como Theresa May, Donald Trump o Kim Jong-un. Un mapa en el que en este mundo en apariencia tan globalizado se muestran frentes geopolíticos muy marcados, herederos de un concepto que parece tan alejado en el tiempo como es el Telón de Acero: Trump y May confrontados a Corea del Norte, Israel y Rusia.

Los escenarios presentados por el autor resultan novedosos con un tipo de espionaje mucho más tecnológico que en obras anteriores. Sin embargo, el planteamiento sigue siendo clásico, y la ambientación cibernética está presente, pero en un segundo plano. A pesar de lo que pueda parecer nos encontramos con una obra canónica, perfecta para fanáticos del género y seguidores del escritor.