DOS FECHAS EN EL LLIURE

De Medeiros y Ogier, dos grandes actrices frente al incesto y los abusos

Ambas protagonizan la adaptación teatral de 'Amour impossible', la dura novela homónima de Christine Angot

fLa  actriz francesa  Bulle Ogier presentan la obra  un amor imposible  en el Teatre lliure junto con Maria de Medeiros

fLa actriz francesa Bulle Ogier presentan la obra un amor imposible en el Teatre lliure junto con Maria de Medeiros / periodico

Marta Cervera

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La polifacética actriz portuguesa Maria de Medeiros ('Pulp Fiction', 'Henry y June', 'Airbag'), que vive entre Barcelona y París, debuta este viernes en un teatro de la ciudad. El Lliure acoge dos días 'Un amour impossible', adaptación de la novela homónima de Christine Angot. La protagoniza junto a Bulle Ogier (París, 1939), magnífica actriz de dilatada trayectoria que ha trabajado con artistas como Chabrol, De Oliveira, Duras, Chéreau, Bondy, Fassbinder, Tanner o Schroeter. 

La propia autora se ha encargado tranformar este duro texto, estrenado hace tres años en el Centro Dramático Nacional Besançon Franche-Comté. En él narra el incesto del que fue víctima por parte de un padre que no quiso reconocerla al nacer. La obra teatral, dirigida por Célie Pauthe, pone el foco en la relación entre Rachel (Ogier), la madre, y Christine (Medeiros), su hija. El espectador verá ese amor que las une en diferentes etapas de la vida. Un amor inmenso cuando Christine es pequeña pero que se trastoca cuando crece. La madre fue su única guía en sus primeros años pues el padre solo se interesó por ella a partir de la adolescencia, cuando aceptó reconocerla y empezaron los abusos.

"La fuerza de la obra reside en cómo la autora analiza algo tan íntimo desde el punto de vista político. Hace un análisis de la exclusión en nuestra sociedad que lleva a la existencia de amores imposibles", destaca De Medeiros. En castellano, idioma que habla mejor que el catalán, pese a que lo entiende pues sus dos hijas, fruto de su matrimonio con un catalán, lo hablan.

Odio imposible

Ogier entiende a su personaje, Rachel, esa madre que hace creer a su hija que siempre fue una niña deseada. En realidad, su progenitor no la quería en este mundo. Parisino, culto y de familia burguesa, quedó prendado de quien no debía, una mujer que no era de su clase, una bella pero simple funcionaria de provincias, nacida en el seno de un sencillo hogar judío. Más allá de ese amor imposible por cuestión de status, también figuran otros como el amor imposible hacia un padre abusador y el amor hacia una madre "que estuvo ciega" ante el drama y que animó a su hija a seguir visitando a su padre. "Lo más horrible del incesto es que no puedes odiar a quien te destruye porque hay amor", señala De Medeiros. 

Sin estar narrada cronológicamente, la obra recorre casi 60 años. Ese recorrido por recuerdos, situaciones y sentimientos permite entender la complejidad de lo ocurrido y aflorar un dolor muy íntimo. "La pieza es muy teatral, transcurre en un espacio que se transforma, donde todo puede pasar. Mi personaje en la obra pasa por diferentes fases, desde una niña de 8 años que interpreto con técnica de la comedia del arte, hasta una mujer de 50", explica De Medeiros. Para Ogier el arco de su personaje abarca desde los 26 hasta los 84 años. Además de su presencia física en escena, ambas actrices aparecen en unos vídeos rodados especialmente para la obra. 

Revolución popular

"No se puede generalizar pero yo diría que no es fácil el amor entre una madre y una hija", declara Ogier, quien perdió a su única hija cuando esta tenía 25 años. La veterana actriz aplaude que temas como el abuso y el incesto, antes tabú, estén cada vez más presentes en la sociedad. "Estamos ante una gran revolución. Es algo histórico que podamos hablar de estos temas de forma cotidiana: leerlo en la prensa, escucharlo en el café como uno más de los otros grandes temas de actualidad que nos siguen preocupando como la guerra, la miseria y la destrucción del planeta". Una revolución como la revolución feminista que se vivió en el Mayo del 68, con trazos diferenciales. "En aquella época fueron los estudiantes, gente educada y burguesa quienes se rebelaron. Ahora es más una revolución popular en la que participa todo el mundo, gente de todo tipo. La de ahora sí es una verdadera revolución popular".