LITERATURA POPULAR

Ya no hay títulos de novela así: 'Un camión lleno de calamares'

Una exposición en la biblioteca Jaume Fuster reivindica el 'pulp' policiaco editado por Bruguera entre las décadas de 1950 y 1980

Alberto Valle, Rafael Barberán y Àngels Gimeno, en la exposición 'Secrets de butxaca'

Alberto Valle, Rafael Barberán y Àngels Gimeno, en la exposición 'Secrets de butxaca' / periodico

Ramón Vendrell

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Quizá no puedas juzgar un libro por su tapa, como cantaba el formidable Bo Diddley (la letra del casi tan formidable Willie Dixon también dice que no puedes juzgar una manzana por el manzano ni a una hija por la madre, antes de llevarnos antianalogía tras antianalogía a lo que interesa, y es que el pollo parece un granjero pero es un ‘fucker’, de modo que solo por esta canción que todos entendemos merece más el Nobel de Literatura Dixon que Bob Dylan); quizá no puedas etcétera, pero de lo que no hay duda es de que puedes comprar un libro por la portada. O podías. O no tenías más remedio, como si esas cubiertas tuvieran un magnetismo sobrenatural.

Hablamos de libros de quiosco o bolsilibros en general y de los editados por Bruguera entre 1950 y 1986 en particular, a los que está dedicada la exposición ‘Secrets de butxaca’, en la biblioteca Jaume Fuster hasta el 21 de marzo, iniciativa de rescate impulsada por BCNegra.

Hay en la muestra unas fotografías impagables, de lágrima, en las que los ilustradores Ángel Badía Camps y Antonio Bernal se hacen el detective molante y el muerto, archivo para posteriores dibujos. Documentación de la que salían tapas que te agarraban por las solapas y cual sirenas chillonas te exigían: “Cómprame”.

También ayudaban los títulos: ‘¿A qué hora le mataron, Mr. Kennedy?’, ‘Lástima que no te ducharas’, ‘Un camión lleno de calamares’. O ya en modo del todo desconcertante pero sin perder ni una pizca de imantación: ‘No matéis los naranjitos’.

Era gloriosa del papel

Quedan pocos supervivientes de esa era gloriosa del papel pero quedan. Rafael Barberán y Àngels Gimeno, por ejemplo, pareja. Como Ralph Barby firmaban las novelas que el primero escribía y la segunda adecentaba o algo más, secreto profesional. Más de mil. Una, al menos, por semana. Barberán, que por severos problemas de visión dejó su trabajo como químico en una empresa de perfumes para dedicarse a escribir, dijo en la mesa redonda del estreno: “Escribía del tirón una novela sobre la máquina de escribir, terminaba, no me acordaba de nada de lo que había escrito y empezaba otra novela”. 

Barberán presumió además de tener el cerebro bifurcado como una mano cornuda, pues mientras con una parte del coco entraba en trance tecleador, contó, con otra escuchaba con atención la radio.   

Más de un millar de novelas firmó Ralph Barby, vale la pena remarcarlo.

Gimeno ilustró con una cifra la magnitud del negocio: “En la época dorada de Bruguera editaban de saque 15.000 ejemplares de cada título”. Y añadió: “Pagaban religiosamente”.

Bruguera publicaba semanalmente decenas de títulos, policiacos, de aventuras, de ciencia ficción, del oeste, románticos. De forma que podemos excusar que pasaran cosas como esta: “Me llegaron a publicar tres novelas con la misma portada”, explicó Barberán. Pelillos a la mar, que decía Mortadelo sin que le hiciera puñetera gracia a Filemón; el caso es que Bruguera fue junto con Berlanga y Azcona de lo mejor y de lo poco bueno que hubo en España durante el franquismo profundo.

La nueva serie 'pulp' de Palop

Y dejó poso. No solo en la historieta, asunto sobre el que podríamos hablar y no acabar. También estaba en la mesa redonda Alberto Valle, Pascual Ulpiano de ‘nom de plume’, autor de la nueva serie ‘pulp’ protagonizada por el podrido a la vez que ‘hip hip hip hurresco’ Palop. “A mí de esos tíos lo que me fascina es su capacidad para generar historias, sin ninguna genuflexión ante la llamada alta cultura”, dijo sobre la quinta de los bolsilibros. Y se confesó: intentó escribir para el paladar actual, que reclama ‘qualité’, y lo único que consiguió fue “sufrimiento” y una novela “de mierda”. 

En comandita con el ilustrador Berto Martínez y con el respaldo de la editorial 66rpm, Valle-Ulpiano va camino de crear con Palop una saga de culto bestia. “Por supuesto que cuando Palop mata o mutila estoy yo matando o mutilando a personajes recientes de nuestra historia con nombre y apellido”, dijo.

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