ENTREVISTA

Cesk Freixas: "Me cuesta diferenciar lo personal de lo político"

El cantautor del Penedès estrena disco, 'Festa major', en el Auditori, recital de apertura de la 24ª edición de Barnasants

Cesk Freixas, fotografiado esta semana en Barcelona

Cesk Freixas, fotografiado esta semana en Barcelona / periodico

Jordi Bianciotto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cesk Freixas rebaja tanto la electricidad como el discurso político en ‘Festa major’, un disco de trazos emocionales y sonidos mayormente acústicos que estrena este viernes en el Auditori (sala 2, 21.00 horas). Apertura del festival de canción de autor Barnasants.

Publicó el disco el 4 de enero, coincidiendo con su 15º aniversario de carrera. ¿Se siente cerca o lejos de aquel primerísimo Cesk Freixas?

El 4 de enero del 2004 di mi primer recital a mi nombre, y estilística y literariamente me siento muy lejos de aquella época, aunque conecto con la ilusión y la inocencia con que me lo miraba todo. Aquel 4 de enero marcó mi segundo nacimiento.

¿Por qué quiso ser cantautor?

Yo venía de escuchar gente políticamente comprometida, desde Inadaptats hasta Víctor Jara. Artistas que entendían las canciones como fotografía panorámica de una situación y como espejo para hacerte preguntas y dudar. Con los años he ido evolucionando. Seguramente entonces mi canción era muy panfletaria y poco pensada, muy espontánea. Ahora intento pensar más las temáticas y trabajarlas.

Más allá del aniversario, ‘Festa major’ no es un disco melancólico, sino más bien vitalista.

Buscaba un disco con un punto de obertura, con más luz que los dos anteriores. ‘Protesta’ y ‘Proposta’ eran más cercanos al rock y más oscuros en músicas y melodías. Ahora quería un disco con sensaciones más optimistas, y por eso el cambio de productor. Con Roger Rodés y mi guitarrista y arreglista, Víctor Nin, hemos tratado de hacer una propuesta que se identifique con otras que se practican lejos de aquí: Jorge Drexler, Ed Sheeran, Mumford & Sons, Bon Iver… Algo más internacional y del siglo XXI.

Se aleja del pop-rock.

Hemos dejado un poco atrás la estética de guitarras eléctricas para buscar texturas más acústicas y estudiar cómo casaban con algunos elementos electrónicos, que ya utilicé en los primeros discos.

El título parece decir: “hola, programadores de fiestas mayores, ¡aquí estoy!”.

No, no, nuestro circuito no es ese, sino el de músicas de proximidad: teatros, auditorios… Es verdad que en verano hay fiestas que por las tardes han comenzado a introducir músicas más de autor, pero nuestro propósito no es telonear a Txarango o Doctor Prats. La idea es transmitir optimismo a través de la canción de autor, que a veces se asocia al cantautor que pone el pone el pie en la silla y canta enfadado con el mundo. El cantautor también se puede asociar a la alegría y la celebración.

En ‘Proposta’ ya se decantaba por los mensajes constructivos.

Sí, aunque no lo conseguí del todo. Quedó un disco un poco oscuro y quizá algunas canciones eran demasiado explícitas y paternalistas.

Los grupos de mestizaje festivo dominan el circuito catalán. ¿Se siente fuera de lugar?

Me siento ‘rara avis’ porque no acabo de encajar en los grandes festivales ni tampoco en las salas y auditorios, porque nuestro público no está muy acostumbrado a pagar entrada. Estamos entre dos aguas. Pero se están creando espacios más cercanos a la música de autor o acústica: festivales como Strenes o Acústica, u otros que se celebran en bibliotecas o centros cívicos.

Este disco es menos político, a no ser que considere que las emociones y los sentimientos también pueden ser políticos.

Exacto, cuando construyo una canción sobre mi hija o mi pareja lo hago desde unos valores asociados a una manera de entender el mundo y la vida. Me es complicado diferenciar lo personal de lo político. La línea es muy difusa. Pero el disco parte de una situación personal: hace dos años murió mi padre y nació mi hija, lo cual me hizo replantear cosas. En un terreno musical, el disco es un homenaje a mi padre, que llevaba años pidiéndome que hiciese un disco más alegre, con canciones que me salieran menos del hígado y más del corazón.

El disco sigue un recorrido cronológico a través de las distintas fases de la fiesta mayor.

Desde ‘Pregó’ hasta ‘Cloenda’, hablando de los elementos emocionales o sentimentales que envuelven la fiesta. Es una excusa para llevar mi discurso a un terreno conceptual que nunca había tratado.

Hay sensualidad: “Bec de tu com si fossis un riu”.

He procurado desligarme de la autocensura y soltarme un poco más. Antes me preocupaba que se me tachase de ñoño o romanticón.

"El 1-O es una de las experiencias más bestias que habremos vivido, con mucha predisposición a cambiar el estado de las cosas"

Y se respira un elogio de la vida sencilla.

De pueblo, sí. Mi recuerdo de la fiesta mayor viene de mi mismo pueblo (Sant Pere de Riudebitlles) y de otras fiestas del Anoia y el Penedès. Espacios donde todo el mundo se conoce y pone todo de su parte para que las cosas salgan bien. Esa celebración colectiva nos hace falta. En un momento de tanta carga política hay que introducir elementos más vitalistas, una oxigenación.

Últimamente hay un goteo de canciones alrededor del 1-O. La suya es ‘Diumenge’.

Sí, no podía faltar. Para mi generación, los nacidos después de la Transición, el 1-O es una de las experiencias más bestias que habremos vivido en el terreno político, con mucha intensidad y predisposición a cambiar el estado de las cosas. Que luego saliera mejor o peor es otro asunto, pero fue un día muy importante, en que gente de edades y colores políticos diferentes defendimos una misma cosa, unos valores elementales de cualquier democracia.

¿Es de los independentistas que, además de estar enfadado con el Estado, lo está con los líderes del ‘procés’?

Sí, aquella energía, aquel impulso popular, vinieron poco determinados por los partidos, salieron de la gente. Cuando todo eso se ha ido diluyendo y hemos vuelto a los intereses partidistas somos muchos y muchas los que nos sentimos desamparados y desengañados. Xirinachs escribió un libro que encaja con el momento actual: ‘La traïció dels líders’.

¿Considera que había condiciones para tratar de desplegar la república?

Sí, y era en todo caso un proceso que había que ir construyendo. El 1-O era un punto de partida. El país de pleno derecho no se creaba de un día para otro, y haber ganado el referéndum ya lanzaba un mensaje de que aquello tenía que ir hacia delante. Las mayorías seguramente habrían aumentado cuando se hubiesen puesto en evidencia las posibilidades de construir democráticamente un nuevo país.