ESTRENO EN LA SALA BECKETT

Sergi López debuta en el teatro de texto con 'El chico de la última fila'

Dirigido por Andrés Lima, el actor interpreta a un profesor de literatura fascinado por el potencial de un alumno en un aclamado texto de Juan Mayorga

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Marta Cervera

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Sergi López la gente le conoce principalmente por sus películas o por las obras de teatro de creación, ‘Non solum’ y ‘30/40 Livingstone’, con Jorge Picó. Hasta ahora, el teatro de texto, donde brilla la palabra y se profundiza en ideas, nunca acabó de encajar en la agenda del actor de Vilanova i La Geltrú. La Beckett ha conseguido seducirle por fin a sus 53 años con un texto fascinante del premiado Juan Mayorga, que dirige el aclamado Andrés Lima, que también se estrena en la sala barcelonesa. Ambos trabajaron juntos hace años en Animalario con ‘Últimas palabras de Copito de Nieve’, ‘Hamelin’ y ‘Alejandro y Ana. Lo que España no pudo ver del banquete de la boda de la hija del presidente ’ coescrita con Juan Cavestany.

López ('El laberinto del fauno', 'Harry, un amigo que os quiere', 'Lazzaro feliz') interpreta aquí a un profesor de Literatura fascinado por las historias de un alumno con un don para la escritura. Míriam Iscla interpreta a su esposa y Anna Ycobalzeta y David Bagués encarnan a la familia de clase media adonde dirige su atención este joven autor en potencia (Guillem Barbosa), adolescente desorientado amigo del hijo de la pareja (Arnau Comas). Estos dos últimos actores, seleccionados tras un cásting, forman parte de Els Malnascuts, el laboratorio de creación joven de la Beckett.

"Me fascina la forma como está escrita esta obra. Es un viaje, y más con Lima, un director intuitivo que arriesga", señala López

“Para mí es muy extraño empezar a ensayar el 10 de diciembre para estrenar el 23 de enero. Estaba acostumbrado a estar un año ensayando mis piezas", comenta López. "Esto lo hice con unos ‘Pastorets’, y entonces tenía apuntador, no como ahora, con este texto contemporáneo y moderno”. Para él, el proceso ha resultado “toda una experiencia”. Más allá de su personaje, le sedujo la obra. “Es una historia maravillosa. Me fascina la forma como está escrita. Es un viaje, y más de la mano de Andrés (Lima), un director intuitivo que arriesga”.  Por su parte, Iscla, encantada con su marido en la ficción, añade: “En el escenario se desparrama algo muy lúdico. Se rompen, cuartas, terceras, segundas y primeras paredes”.          

Realidad y ficción se solapan en este aclamado texto llevado al cine por François Ozon en ‘En la casa’ (2012). Mayorga muestra en él cómo un alumno de 16 años logra sorprender a su profesor. La historia que le explica este alumno adolescente le fascina no solo por el estilo sino por su interés por la familia de su compañero y en especial, por la madre de este, hacia quien siente una irremediable atracción. Pero, ¿hasta qué punto es real lo que cuenta? Ese misterio es uno de los atractivos de la pieza que, a diferencia de la película, está servida por Lima de una manera menos oscura y más lúdica.

“Es una experiencia poética y festiva de enorme intensidad. Disfruté como un enano en el ensayo general”, ha confesado el autor. Él, que fue profesor de matemáticas de secundaria antes de dedicarse por entero a la literatura, cuenta que un episodio ocurrido en su época de enseñante dio origen al texto. “Estaba corrigiendo un examen de fracciones y vi uno que ponía: “Juan, no puedo contestarte porque no he estudiado nada, pero estoy jugando muy bien al tenis. El martes salí en el 'Marca'. Voy a ser un campeón y tú y yo iremos a celebrarlo”. Aunque en realidad, dice, esta historia podría ser diferente, pues gente de su familia la recuerda de otro modo. Sea como sea ese detalle también deja claro que en la vida ocurre como en la obra:  una cosa es lo que nos ocurre y otra cómo lo contamos. “La obra habla de cómo la vida se va convirtiendo en fermento de relatos que nos rodean, nos atraviesan y se constituyen en algo fundamental”.            

La escenografía de Beatriz San Juan reproduce con una cortina y pocos elementos los dos espacios donde transcurre todo: la casa y la escuela. Dos lugares fundamentales para la transmisión del conocimiento.

Para Andrés Lima, ‘El chico de la última fila’ reflexiona sobre el arte y la vida. “En esta obra asistimos al nacimiento de un chico como escritor y qué pasa dentro de su cabeza cuando se pone a crear una historia. Además, guiado por un maestro. Es una obra para dejarse llevar”. El texto, con muchas lecturas, habla entre otros de la importancia de la imaginación. “Has de venir y entregarte a ella como ese chico de la última fila que se cuela en una casa. Y nunca sabremos si se trata del libro que está escribiendo o es una historia real”. No dejará indiferente a nadie. “Aunque te ríes bastante, esta obra tiene peligro porque te hace cuestionar tu actitud y tu forma de ver la vida, tu mediocridad, tu deseo y tu mezquindad.”