RETOS DEL MUSEO BARCELONÉS PARA EL 2019

La Tàpies se pone deberes para sumarse al 'boom' de los museos

Fundació Tàpies

Fundació Tàpies / periodico

Mauricio Bernal

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Hace unos días, el Museo del Louvre hizo difusión de sus espectaculares cifras de visitantes del 2018, que lo encaramaban a primer museo del mundo que superaba la envidiable cota de 10 millones de visitantes; 10,2 millones, para ser exactos. Abriendo el foco –y guardando las proporciones–, resulta que también fue un buen año para los museos españoles: el Prado, el Reina Sofía, el Guggenheim, todos aumentaron sus estadísticas de público; en Catalunya, el MNAC puede enseñar un crecimiento del 27,7%. En unos casos más y en otros menos, los buenos números tienen que ver con la proliferación de visitantes extranjeros, y se ha deslizado que los museos han consolidado su condición de "polos magnéticos del turismo de masas".

"Son cifras discretas", admitió Guerra sobre las 50.000 visitas del año pasado

La rueda de prensa que ofreció este martes el director de la Fundació Antoni Tàpies, Carles Guerra, convocada para explicar la programación del año que empieza, sirvió también para constatar que no todas las pinacotecas europeas han tenido un año tan dulce, y no todas han sabido aprovechar de igual manera esta moderna fiebre del Yukón. La Tàpies, de ubicación envidiable en el centro de una ciudad sitiada por el turismo, se puede decir que ha tenido mala suerte: la institución tuvo que cerrar varias semanas entre julio y agosto por problemas con la climatización, y de nuevo en septiembre por los estragos derivados de las lluvias, dos meses y medio en total en una época clave del año que restaron unas 25.000 o 30.000 visitas al balance final, que fue de 50.000, según explicó Guerra. "Son cifras discretas", admitió. Igual, la mala suerte no lo explica todo.

Presupuesto limitado

"Somos instituciones que debemos hacer la transición hacia otro modelo de funcionamiento". "Tenemos dificultades que estamos sorteando". "El apoyo está, el problema que tenemos esta y otras instituciones es generar recursos propios". "No quiero sonar pesimista, pero sí quiero ser realista". Son algunas de las frases que empleó Guerra para describir la situación del museo de la calle de Aragó. La Tàpies tiene un presupuesto de casi dos millones de euros (más de la mitad es dinero público) que su director calificó de "limitado", y cuya estrechez impide poner en marcha aspectos de ese nuevo "modelo de funcionamiento" que otros museos ya han implementado para adecuarse a los nuevos tiempos. Guerra habló de pinacotecas que dedican un tercio de su presupuesto a la comunicación, el marketing y el 'fundraising', y dejó entrever que con los actuales recursos de que dispone, la Tàpies no puede hacerlo. "Trabajas en los contenidos y confías en que con lo que has reservado para comunicación ya podrás".

"Tenemos por delante conectar con el público y las instituciones del siglo XXI"

Guerra admitió una desconexión con el público que debe remediarse actualizando el relato de Tàpies para el siglo XXI ("como todas las cosas que duran tanto, las explicaciones del pasado no valen"), y echó de menos que en Barcelona, al contrario que en otras ciudades, las administraciones no se impliquen a fondo en la promoción de su actividad cultural. "Las citas culturales en otras ciudades europeas están señaladas en el calendario y en el espacio público", subrayó. Y concluyó: "Tenemos por delante conectar con el público y las instituciones del siglo XXI". A nivel expositivo, la Tàpies prepara el terreno para el centenario de Tàpies (2023) y los 30 años de la fundación (2020) con dos exposiciones estrella que giran en torno al artista: la serie ‘Certezas sentidas’, que recupera obras mayores del artista, y ‘Antoni Tàpies. Teatro’, en torno a los seis proyectos escenográficos del barcelonés.