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Irene Solà gana el premio Llibres Anagrama de novela en catalán

A sus 28 años, la autora que se dio a conocer con 'Els dics' vuelve con 'Canto jo i la muntanya balla', una polifonía rural

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Elena Hevia

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Nada mejor para reflejar el templado carácter de Irene Solà (Malla, Osona, 1990) que esta anécdota. El día, este lunes, que se anunciaba que había ganado el Premi Anagrama de Novel·la, que va por su cuarta edición, ella estaba paseándose por las calles de Hanoi. Emocionada, sí. Contenta, también. Con ganas de atender a la prensa a miles de kilómetros vía skype o telefónica, pero sabiendo que recibir un premio no puede equipararse a la potencia de la experiencia vietnamita, un viaje organizado mucho tiempo atrás que seguramente alimentará futuras ficciones. ‘Canto jo i la montanya balla’, la obra premiada, es la segunda incursión en la novela de quien a los 28 años y tras su debut el pasado año con ‘El dics’ (Premio Documenta y libro aparecido en todas las listas de los mejores del 2018) se ha convertido en 'la autora emergente' de la literatura catalana -con el permiso del fenómeno Eva Baltasar-. 

Aunque sea básicamente una novela coral, hay dos situaciones que detonan fuertemente en la historia, primero la de Domènec, payés poeta en el Alt Pirineu, y 20 años después la de su hijo Hilari, en un accidente de caza en la montaña. Las mujeres son las encargadas de relatar las viejas leyendas, como la de las cuatro mujeres colgadas por brujas.

'Canto jo i la montanya balla', que aparecerá en mayo tanto en catalán como en castellano, es una polifonía de voces que habitan un espacio natural muy concreto entre Camprodon y Prats de Molló, una zona rural montañosa de frontera, bien conocida por la autora y por donde han transitado los lugareños, los obligados a marchar de su país a causa de la guerra, los animales reales o los legendarios, los mitos -esas brujas o doncellas de agua presentes en tantas culturas-, los vivos y los muertos e incluso las nubes, redondas y algodonosas, cargadas de agua, que descargan allí. Todos ellos -sí, los animales y las nubes también- tienen su particular voz. Esa polifonía de voces antiguas y modernas con una expresión ligera y fresca ("la energía desbordante y contagiosa de la novela, la belleza de una prosa vitalista, cargada de texturas", ha destacado el jurado) es la que, tal y como reza el título, "hará bailar a la montaña". ¿Hay que añadir que Solà, como buena parte de los jóvenes escritores de su generación, ha practicado también la poesía y que esta es parte consustancial de su narrativa?

Como 'Here', 'El bosque animado' y 'La mort i la primavera'

A Mita Casacuberta -miembro de un jurado también integrado por Guillem Gisbert, Imma Monsó, Sergi Pàmies y las editoras Isabel Obiols y Silvia Sesé- el libro le ha recordado el maravilloso cómic ‘Here’, de Richard McGuire, un viaje visual por el tiempo que jamás se mueve del mismo lugar, "y que en esta ocasión se realiza a través de palabras", pero hay quien dice que, en un tono muy distinto, también podría estar cerca de ‘El bosque animado’ de Wenceslao Fernández Florez (un autor que muy probablemente no haya leído Solà) por ese entrecruzamiento de personas, plantas y animales humanizados en un zona rural gallega. Y claro está, de la última Rodoreda, la de ‘La mort i la primavera’, con la simbólica extrañeza que trasmite.

Aunque al principio, desde Hanoi, las palabras de Solà llegaban entrecortadas, finalmente la línea telefónica devolvió un discurso bastante coherente: “El libro -cuenta- integra muchos intereses y temas que van emergiendo en una trama habitada por los hombres, los animales, y los seres mitológicos de la zona… Esta propuesta no solo me ha permitido experimentar dando voz a personas, con su particular punto de vista, sino también experimentar con la lengua encontrando un registro para lo que en principio no lo tiene, como una tormenta o una seta”.

La escritora admite haber escrito la obra con optimismo, algo que se trasluce en ella, pero no ha ocultado la crueldad de la naturaleza. “Como suele ocurrir en la montaña, todo el mundo logra nuevas fuerzas para remontarse y salir adelante. De ahí que la novela parezca muy irónica a ratos y muy seria y transcendental en muchos otros momentos”.

Se muestra la autora muy agradecida a 'Els dics', su novela seminal que, según ella, le enseñó a escribir. “Tengo la sensación de que aquí he puesto en marcha y desarrollado muchas de las cosas que aprendí allí. Me ha dado una gran libertad para sentirme libre y muchas más ganas de jugar con las palabras”.