CRÓNICA
Ajo & Min, una conspiración sonriente
El 'microshow' 'Soy mujer que tú' canaliza la indignación social y la crítica feminista a través de una 'performance' sarcástica con música electrónica en el Antic Teatre
Jordi Bianciotto
Periodista
Jordi Bianciotto
La indignación bien puede destilarse de un modo que se exprese sin los dientes apretados, con tanto humor e ingenio como en ‘Soy mujer que tú’, el minuciosamente disparatado ‘microshow’ que protagonizan estos días (hasta el domingo) Ajo & Min en el Antic Teatre. Crítica social, feminismo, llamadas a la generosidad del corazón y a la revuelta sonriente en un espectáculo que hasta desliza un intento de ‘hit’ en torno al estribillo de “hay que vivir en defensa propia / no queda otra, no queda otra”.
Ajo, que fue la cantante del grupo de rock de vanguardia Mil Dolores Pequeños, lleva años desarrollando una faceta de "micropoetisa" que, en el salto a los escenarios, la proyecta como ‘show woman’. Punzante y juguetona, va lanzando cargas de profundidad contra la civilización occidental mientras ensaya poses de cabaretera de ‘music hall’ y se trinca un chupito de mezcal (“todo el mundo lleva un Tom Waits dentro”, advierte enrareciendo la voz). A su lado, Min, Judit Farrés (también conocida como cómplice habitual de Albert Pla), maneja bases electrónicas con reminiscencias de electroclash e intenta que no se le escape la risa en el momento de soplar el clarinete (no siempre lo logra).
Un poco de generosidad
En la base de ‘Soy mujer que tú’ están los micropoemas de Ajo. “Retuerzo las palabras hasta que significan lo que yo quiero”, resume significativamente, y así, entre juegos léxicos y perversiones de frases célebres, pide a la humanidad un poco más de desprendimiento (“no sabes dar besos, pero más por no saber dar que por no saber besar”) y lanza sus dardos contra el capitalismo, que la han ido convirtiendo a su pesar, sucesivamente, en súbdita, ciudadana, clienta y usuaria hasta reducirla a protozoo.
El feminismo de ‘Soy mujer que tu’ no se agota en la clave de género sino que es un carril a través del cual ver el mundo, la foto completa, con otros ojos. De eso va esta obra deslenguada que advierte de la “desproporción” que hay “entre el miedo que tenemos y el peligro que existe”, dado que la mayor fatalidad, sugiere Ajo, es que “al final te puedas romper un poquitín la uña”. Sea o no ajustado o exagerado, después de vértelas con esta pareja es fácil salir del teatro con algunas ideas dando vueltas por tu cabeza. Y con una franca sonrisa, el mejor modo de transmitir hasta el pensamiento más aventurado.
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