CRÍTICA LITERARIA

'Problemas de identidad': un Pepe Carvalho zanoniano y del siglo XXI

Carlos Zanón crea una versión del personaje de Vázquez Montalbán con su sello personal en una novela magistral

El escritor y comisario de BCNegra, Carlos Zanón.

El escritor y comisario de BCNegra, Carlos Zanón. / periodico

Marta Marne

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No es extraño que determinadas obras ambientadas en un momento y un lugar muy concretos contengan el típico aviso inicial de "esta novela es una obra de ficción y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia". En 'Problemas de identidad' este aviso es lo primero que encontramos nada más abrir sus páginas, seguido de otro que resulta crucial a la hora de abordar la lectura: "El protagonista tiene su propio autor, MVM". Puede sonar a perogrullada, pero no lo es tanto. Muchos han sido los rescates de personajes tras la muerte de su creador original, y suele ser frecuente que traten de imitar el estilo, el tipo de tramas e incluso los diálogos. Nos gustan las repeticiones, y si el imitador tiene maestría son muchos los fans que aceptan el juego.

Quizá por ello, Carlos Zanón utiliza un escudo a salvo de los lectores insatisfechos que puedan usar los libros como armas arrojadizas. El protagonista de esta novela es Carvalho, pero no. Es el otro Carvalho. Aquel que en ocasiones se rumoreaba que era de carne y hueso y en el que Vázquez Montalbán se había inspirado para crear el suyo de tinta y papel. El de Zanón es detective, trabaja con Biscuter, le gusta la buena comida, ha pasado por la cama de Charo, enciende la chimenea cada día del año y la alimenta de vez en cuando con algún que otro libro. Más o menos todo concuerda. Pero ya desde el inicio el personaje muta y se convierte en zanoniano. Esto conlleva una búsqueda de sí mismo -problemas de identidad-, no saber si es una persona o un personaje, si es una creación o el original.

Por supuesto, hay más puntos en común. La contemporaneidad de las obras de Montalbán era uno de sus sellos identitarios, y Zanón se toma muchas molestias para que sepamos en qué momento concreto se desarrolla toda la trama. Tenemos banderas en los balcones, se habla de un futuro referéndum, de alquileres turísticos ilegales, de violencia machista. Estamos en el verano del 2017, y sobre la obra sobrevuela un halo de complicidad con el lector. Este sabe lo que ocurrió el 17 de agosto en la Rambla, y cómo en octubre se produjo una ruptura que quebró la sociedad catalana. Quizá por eso escoge los prolegómenos y convierte este libro en un documento histórico de todo lo que fue y ya no volverá a ser.

Estamos ante el primer policial del autor, y salva los muebles entremezclando varios casos: una joven desaparecida con una madre desesperada por dar con ella, los cadáveres de unas prostitutas en la montaña de Montjuic, una abuela y una nieta asesinadas de forma violenta. Muchos personajes femeninos, figuras poderosas se trate de secundarios como Briongos o la omnipresente Novia Zombie sobre la que orbita Carvalho como obligado por las leyes de la física. Se aman y se odian, se necesitan y se buscan, pero no llega el momento de encuentro. Como telón de fondo, la ya canónica Barcelona de Zanón. La poco turística y poco recorrida por los de fuera. La de callejuelas y bares, la alejada de las guías para foráneos.

Y por encima de todo ello, el estilo del autor. Sus textos destacan por lograr una ambientación sentimental que tiñe cada párrafo de melancolía. Sus palabras están cargadas de poesía, y el resultado final se caracteriza por su belleza. En suma, una obra magistral. Los apasionados del escritor disfrutarán como chiquillos. Los de Montalbán, deberán leer esta obra como lo que es: un homenaje a uno de los personajes más emblemáticos de nuestra literatura.

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