CRÓNICA DE DANZA

Un 'Cascanueces' de aroma veneciano

El Ballet de Catalunya estrenó en el Centre Cultural Terrassa una versión cargada de imaginación y energía

Un momento de la representación del 'Cascanueces' a cargo del Ballet de Catalunya

Un momento de la representación del 'Cascanueces' a cargo del Ballet de Catalunya / periodico

Valèria Gaillard

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Después del 'Quijote' que presentó en el Centre Cultural Terrassa en noviembre pasado, el Ballet de Catalunya encaró este fin de semana una nueva producción cargada de imaginación y energía: el 'Cascanueces'. Las tres funciones programadas lucían el cartel de “entradas agotadas”, prueba de la expectativa que genera la joven compañía. La versión del director artístico Elías García traslada la historia a Venecia y adapta ligeramente el argumento, respetando siempre su espíritu navideño y fantasioso. Así, por ejemplo, dobla el personaje central de Clara, interpretada por Alexandra Urcia cuando es niña, y por Rebecca Storani cuando se convierte en la joven enamorada del Príncipe Cascanueces (Lorenzo Misuri). La transformación se realiza a través de un espejo mágico y permite ver a Clara bailando con el Príncipe en el duo final como pareja protagonista.

Siguiendo la vena folclórica iniciada en el 'Quijote', aquí también se han introducido danzas populares en el primer acto, y en lugar del tradicional baile de la fiesta de Navidad aparece, con calzador, un número del Esbart Egarenc del Social de Terrassa. Por otro lado, este clásico de Petipa con música de Tchaikovsky a menudo se aprovecha  para mostrar el trabajo de los alumnos de las escuelas de danza. Esta es la filosofía que ha seguido también la compañía residente en Terrassa, invitando a los niños y niñas de las escuelas de Àngels Segarra y Esther Antón, que suben al escenario en el segundo acto para protagonizar el tierno cuadro de los angelitos. De hecho, la compañía está llevando a cabo una estupenda labor pedagógica, con un programa para las escuelas de la localidad, Exploradores del Arte, que ha tenido un gran éxito y que fomenta la creación de nuevos públicos para la danza. 

Ganando experiencia

Los solistas van ganando experiencia en cada producción, y Alexandra Urcia bordó una Clara graciosa y de bonitos arabesques, mientras que Yukari Mizu fue uno de los pilares de la función del domingo por la mañana encarnando un Hada de Azúcar de movimientos precisos y limpios. Storani superó con soltura unos portés imposibles, en los que Droselmayer (Lucien Vecchierelli) y el Príncipe se la pasan por los aires, y a los que los volantes de la capa del mago vienen a añadir todavía más dificultad. De los bailes de la segunda parte, sobresalieron Ryo Sasaki y Reo Morikawa en la Danza Rusa, con un estallido de grandes saltos llenos de fuerza y vigor.

Quizás un punto débil de este 'Cascanueces' sea el cuerpo de baile femenino, desigual e inexperto. Pero no hay que perder de vista que estamos ante una compañía joven, de escasos medios y que necesita rodaje. Viendo la calurosa recepción del público, emocionado por la intensidad del espectáculo, está claro que cuenta con su apoyo, y esto es fundamental para su futuro.

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