Una premiada película nipona cuestiona el modelo de familia tradicional

Una de las palabras que mejor definen las fiestas navideñas es la familia. Abuelos, padres, hijos y tíos que se reúnen, a menudo en torno a una mesa, para celebrar estos días. Sin embargo, no todas las familias son iguales, los modelos han cambiado mucho en las últimas décadas aunque hay un tema que sigue candente ¿es más válida la natural o la que te creas tú mismo, la que te cuida cada día aunque no tengas con ella lazos de sangre?

Esta cuestión se plantea en su nueva película el japonés Hirokazu Koreeda (Nuestra hermana pequeña, De tal padre tal hijo) cuya filmografía suele abordar asuntos relacionados con el núcleo familiar. El reparto de Un asunto de familia está integrado por actores que ya aparecieron en otros de sus filmes como Lily Franky, además de la veterana Kirin Kiki (fue una de las últimas películas de la entrañable anciana de Una pastelería en Tokio y la pequeña Miyu Sasaki.

Una niña acogida por una familia pobre

La acción comienza con un padre y su hijo que encuentran en la calle a una niña muerta de frío y deciden llevársela a su casa. Descubrirán que ha sido víctima de maltratos por parte de sus padres y la acogerán entre ellos como si fuera una hija más. Allí, la pequeña vivirá junto a su nuevo hermano, su nueva tía y la abuela.

Deciden quedarse con la niña aunque se trata de una familia muy humilde, él es obrero y ella, lavandera y para sobrevivir, cometen pequeños robos en las tiendas para conseguir comida o vestidos para lo cual antes siguen un pequeño ritual. Aunque sean pobres son razonablemente felices, convierten cualquier pequeña anécdota en una aventura y miran la vida con optimismo.

El clan parece esconder alguna cosa

Esta situación provoca también una respuesta en la niña. Su nueva familia le da cariño, algo a lo que no está acostumbrada y no sabe cómo reaccionar. Poco a poco irá cambiando y también será capaz de transmitir su amor. Te pasas media película sufriendo por ellos, en el fondo son buena gente y temes que su mundo parcialmente idílico se derrumbe.

Pero algunas actitudes y reacciones que se producen en el clan parecen algo extrañas. Por ejemplo, la pareja protagonista carece de relaciones sexuales y tampoco parece que lo echen de menos. La tía es una chica joven y trabaja en un peep show pese a lo cual nadie cuestiona su empleo. Paralelamente, la abuela contribuye a la economía familiar aportando su pensión. Está claro que algún secreto esconden. En la última hora, un suceso inesperado provocará que salga a la luz la verdad.

Palma de Oro, Globos y ¿Oscar?

El metraje es generoso (unas dos horas) pero, cuando acaba la proyección te quedas un poco a medias, ya que desearías que la historia continuara, te has encariñado de esos personajes y te gustaría saber qué les pasará en los próximos años. No estaría nada mal que el realizador nipón hiciera una segunda parte...

El filme ha sido recibido con entusiasmo generalizado por la crítica y también ha conseguido múltiples galardones. Obtuvo el premio gordo, la Palma de Oro, en el último festival de Cannes, está nominada a los Globos de Oro y figura entre las nueve preseleccionadas para los Oscar. Y no es de extrañar, ya que es una reflexión muy sincera y valiosa sobre lo que debe o no ser una familia, a quién hay que ser leal o si es necesario un vínculo genético para sentirse parte de ella, un argumento más que oportuno ahora que la familia tradicional tan solo es una de las múltiples variantes posibles. Y todo ello explicado con sentimiento, con emoción, con ternura. Un título ideal para hacernos pensar en días como el de hoy. 

Estrenos de la semana. Tráiler de "Un asunto de familia" (2018)