Cúpula Venus, una irrepetible locura inaugurada hace 40 años

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MARTA CERVERA

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Desintoxicante, frívolo, insólito, canalla, divertido, provocador, transversal e irrepetible. Así fue la aventura de la Cúpula Venus, una mezcla de transgresión, glamur e intelectualidad. Ofrecía una programación de cabaret con transformistas, cantantes y actores que se sentían a gusto entre aquellas paredes con el público tan cerca. Cuando se inauguró, el 24 de noviembre de 1978, hacía solo tres años que el dictador Francisco Franco había muerto y Barcelona ofrecía creatividad y locuras en aquel pequeño local impulsado por el colectivo Roba Estesa. Este grupo afín al PSUC y Pernil Latino, conjunto de salsa liderado por Hilario Camacho. Ambos abrieron la sala. Cabaret y música en directo fueron de la mano desde el primer día.

En los orígenes de la Cúpula Venus, Roba Estesa estaba integrado por Núria Massot, alma máter del grupo, Joan DomènecJoan Estrada y Ricard Arilla, que se fue a Dagoll Dagom y dio entrada a Pep Zamora. "Íbamos a contracorriente, éramos comunistas con un punto anarco. No queríamos hacer el típico teatro", explica Estrada. Por eso acabaron en un local tan inusual como la Cúpula, que descubrieron gracias al genial Ocaña.

Este año se han cumplido 40 años de la apertura de este escenario cerrado desde 1986 y que en su mejor época fue semillero de artistas. Ocupaba una sala circular contigua a los antiguos billares Monforte, situados al final de la Rambla, en el antiguo Teatre Principal, que se había reconvertido en cine. Por aquel singular local con capacidad máxima para unos 120 espectadores, tal vez más sin mesas, pasaron Ángel Pawlovsky y su orquesta de señoritas –que la misma noche actuaba también en Bocaccio y que a veces bajaba sin cambiarse el vestuario a la Cúpula para las sesiones golfas de madrugada–, sin olvidar a los hermanos Colombaioni, unos clowns que aparecieron en los filmes de Federico Fellini. También desfilaron músicos como Oriol Tamvia, Núria FeliuGato Pérez y Manzanita. Entre el público estuvo Lindsay Kemp y Sisa dijo del local: "Es la capilla sixtina del barrio chino".

El show de 'la peixatera', de Xus Estruch, fue uno de los primeros éxitos de esta sala ubicada junto a los billares Monforte

Loles León, que después se fue a Madrid y triunfó como 'chica Almodóvar', debutó en solitario en la sala con el cabaret 'Lola (espill fosc)'. "Yo soy una artista, no una actriz", declaró entonces, en 1981, al desaparecido periódico El Brusi. El añorado Pepe Rubianes realizó sus primeros pinitos en solitario, como Rafael Álvarez 'el Brujo' y Manel Barceló. También actuaron el payaso Tortell Poltrona, con su famoso número de las sillas, y Pep Bou, el hombre de las burbujas. La programación, tan variada y ecléctica, conectó con un público diverso. 

Entre los montajes más aplaudidos cabe recordar a Xus Estruch, quien metamorfoseada en pescadera montó un puesto con pescado de verdad para disertar con mucha coña sobre lo divino y lo humano de aquella época mientras intentaba colocar su mercancía al grito de "Barat i viu, xata", título del montaje.  El espectáculo tanta sensación como después lo haría la temporada 1981-1982 ‘Faraó, Faraó’, desternillante visión de las relaciones entre España y Catalunya suscitadas a raíz de la aprobación del Estatut d’Autonomia de 1979. "Era un musical con mucha carga política donde participaba también Oriol Tramvia. Los que luchamos por el catalán y éramos rojos, cuando vimos toda esa línea de apropiación del 'fet català' empezamos a descojonarnos". 

Christa Leem, desnudo y arte

Más allá de la coña política, la Cúpula destacó por ser renovadora del cabaret y del 'music-hall' con los famosos espectáculos de estriptís de Christa Leem que atraían desde a poetas como Joan Brossa hasta a cineastas como Antoni Riba, así como a escritores como Vázquez Montalbán y a los artistas tavestis del barrio chino como Violeta La Burra, que actuaba en Barcelona de Noche, local donde empezó Bibi Andersen. “Christa había actuado en otros sitios, pero en la Cúpula pudo hacer al fin el 'show' que ella quería hacer”, recuerda Estrada, impulsor de los premios Christa Leem que otorga el lobi Uno de los Nuestros. Estuvo en varias etapas y era una locura el interés que despertaba. "Dejaba gente fuera, como Pawlovsky. Las colas de público podían llegar del Principal hasta la calle Conde del Asalto".

También triunfaron Les Ziegfiel, un grupo picante de transformistas formado por el norteamericano Donald y los franceses Gérald y Laurent que en 1979 obtuvieron el premio Sebastià Gasch como mejor aportación extranjera al 'music-hall'. “Sara Montiel los vio aquí, los fichó y se los llevó con ella a un espectáculo que hizo en el Para.lel con Paco Morán”, recuerda Estrada, que empezó como actor en Roba Estesa. Fue allí donde también desarrolló su talento como responsable de prensa y gestor cultural, entre otros. En más de una ocasión, ante problemas serios para evitar el cierre del local, "que no cumplía ninguna norma de bomberos, ni de ruidos", acudió en busca de ayuda de su ángel, Marita Julve. "Ella estaba en el Ministerio de Cultura y nos salvó varias veces porque era esposa del gobernador civil".

El espacio marcó una época pero "nunca fue rentable", afirma Joan Estrada, del colectivo Roba Estesa que gestó el proyecto

En 1986 la Cúpula cerró sus puertas pero ya mucho antes, en 1982, las deseavenencias se habían hecho patentes entre los integrantes de Roba Estesa. “Cuando montamos la Cúpula, las subvenciones apenas existían y había que agudizar el ingenio. Las subvenciones han ido siempre a la gente que está en el rollo”, sentencia Estrada, que pronto vio la dificultad de mantener esa línea de teatro comprometida, libre y diferente. 

"Al poco de empezar, los cuatro duros que nos daba el ayuntamiento dejaron de llegar porque no gustó el espectáculo de Samantha, un magnífico travestido venezolano", rememora. A la tercera temporada, con demasiadas deudas acumuladas, todo cambió. "Era imposible mantener aquello. No había dinero. La Cúpula nunca fue un negocio". Pero el recuerdo que ha dejado es imborrable.

"La Cúpula Venus fue una lucha dura, poco reconocida hoy en día", escribió Gonzalo Pérez de Olaguer, añorado crítico de El Periódico de Catalunya en su libro 'Els anys difícils del teatre català' (Arola Editors, 2008).

Para Piero Falla, que estrenó con éxito en la sala el musical 'Soñando bajo la lluvia... con paraguas rotos' en la temporada 1979-1980 y con los actores Roger Álvares y Montse Prous, la pianista Maria Poal y el marionetista Jordi Bertrán, "la Cúpula Venus era el reflejo de una Barcelona noctámbula y divertida donde los transformistas fueron el principio de todo". Los locales gais estaban a tope. "Entonces podías ir tranquilo por la calle, no como ahora. Aquella Barcelona mágica ya no existe. Se ha vuelto aburrida y peligrosa". 

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