CRÍTICA DE CINE

'Un asunto de familia': el hogar, o lo que sea

El filme de Hirokazu Kore-eda destila las mejores cualidades del director, que logra una irresistible emotividad sin caer en el sentimentalismo que a veces resta eficacia a sus historias

Estrenos de la semana. Tráiler de "Un asunto de familia"  (2018)

Estrenos de la semana. Tráiler de "Un asunto de familia" (2018) /

Nando Salvà

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Considerando quién la firma, sobre el papel 'Un asunto de familia' no es nada especialmente nuevo; después de todo, el cine que ha hecho famoso a Hirokazu Kore-eda se dedica medir las fuerzas que dan forma a las familias, ya sean estas biológicas o sustitutas o meramente simbólicas. Lo que sí es la película es una destilación de las mejores cualidades del director: con ella reitera su capacidad para narrar a través de detalles casi imperceptibles, y logra una irresistible emotividad sin caer en el sentimentalismo que a veces resta eficacia a sus historias.

A medida que retrata a una prole de Tokio que intenta aliviar sus penurias económicas cometiendo pequeños robos, Kore-eda hace que los detalles sobre sus miembros emerjan gradualmente y rebatan así cuanto habíamos dado por supuesto sobre las conexiones entre ellos. Y deja claras varias cosas: que para estas personas dañadas la vida en común es un escudo contra un sistema socioeconómico que los ha condenado a la marginalidad; que ni los lazos sanguíneos ni la estabilidad económica garantizan un hogar feliz y funcional, y que hasta los seres humanos más fallidos pueden ser buenos padres o hijos. Y en el proceso, incluso cuando inevitablemente se adentra en territorios sombríos, 'Un asunto de familia' resulta abrumadora por la hondura de su compasión, y por el humanismo que cada uno de sus planos derrocha.