CRÍTICA DE CINE

'Dantza': la danza y el ciclo vital

Producida por la compañía de Asier Altuna y dirigida por Telmo Esnal, muestra los diversos tipos de danzas tradicionales del País Vasco mezclando el documento con la escenificación

Estrenos de la semana. Tráiler de "Dantza"  (2018)

Estrenos de la semana. Tráiler de "Dantza" (2018) / periodico

Quim Casas

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El cine vasco de los últimos años ha prestado una especial atención hacia su cultura musical más ancestral, aquella que no debe ser olvidada pese a la evolución de los gustos y el paso del tiempo que lo oxida casi todo. 'Bertsolari', de Asier Altuna, retrababa en el 2011 la tradición de los rapsodas que improvisan versos y los cantan en euskera. 'Dantza', producida precisamente por la compañía de Altuna y dirigida por Telmo Esnal, muestra los diversos tipos de danzas tradicionales del País Vasco mezclando el documento con la escenificación.

El resultado, sobre todo en su primera mitad, es plásticamente muy vistoso. Esnal concentra diversos bailes vascos, como Carlos Saura concentraba diversos palos del flamenco en sus documentales, y los pone en escena con gran creatividad visual. Sobre todo el primero, donde el hombre se funde con el paisaje y los ritmos atávicos, de sonidos casi industriales, que surgen del golpe de diversas herramientas contra la tierra.

La simbología de cada una de esas danzas, de las más individualizadas (caso de la vertiginosa coreografía sobre manzanas) a las colectivas que se bailan en la plaza de un pueblo o en una glorieta perdida en pleno monte, sirve también para dar cuenta del ciclo de la vida y de cómo el ser humano ha evolucionado en relación al sentido de la música, los ritmos, la confrontación entre bailarines. Hay en estos bailes pugna, alumbramiento, muerte, amistad, rivalidad, cortejo y seducción