Sacarle el polvo a Miró

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Mauricio Bernal

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Un documental del 2015 firmado por Juliette García, ‘La victoire de Samothrace, une icône dévoilée’ (‘La victoria de Samotracia, un icono revelado’), recorre en 52 minutos el complejo proceso de restauración de que fue objeto la famosa escultura del Museo del Louvre entre finales del 2013 y mediados del 2014. La película acompaña la operación de naturaleza prácticamente quirúrgica que un equipo de 12 personas llevó a cabo sobre la estatua alada en una estancia del museo parisino vetada al público, y he aquí la clave: vetada al público. Esta clase de restauraciones rara vez tienen lugar de cara a los visitantes. Un día desaparece la escultura, la pintura –la obra– y abracadabra, reaparece unos meses después como nueva.

"Normalmente eso se hace en un taller, sin que el público se entere", señala el director de la fundación, Marko Daniel

De ahí que resulte notable la decisión de la Fundació Joan Miró de ejecutar a tumba abierta –por decirlo de algún modo– los trabajos de conservación de una de sus obras más emblemáticas, el ‘Tapiz de la Fundació’, el gran tapiz de 7,5 por 5 metros que el artista barcelonés y el artesano textil Josep Royo concibieron ex profeso para el edificio de Montjuïc en 1979. La excepcionalidad es aún mayor, pues lo que el equipo de restauradores hará a la vista del público es echar por primera vez un vistazo al dorso, que no ha sido auscultado desde que la obra fue colgada en la pared hace casi cuatro décadas. "Normalmente eso se hace en un taller, un laboratorio, sin que el público se entere –explica el director de la fundación, Marko Daniel–. Nosotros queremos presentar al público el proceso de conservación, y que el público vea la parte de atrás del tapiz, que normalmente es invisible". "No es –aclara– una restauración en el sentido de que haya que reparar algo, sino un trabajo de conservación. Es una revisión. Un mantenimiento que hay que hacer ahora".

Una tonelada

No ocurre cada jueves que un museo desplace una obra que ha echado anclas durante 40 años en el mismo sitio, y la fundación se ha decantado por hacer del acontecimiento algo memorable. Los visitantes podrán ver a los restauradores trabajando en la espalda del tapiz en vivo y en directo, pero no solo eso: cuando los trabajos estén acabados la obra permanecerá un tiempo colgada en medio de la sala para que pueda ser vista y admirada "como el objeto tridimensional que es". "La gente podrá circular en torno al tapiz", explica Teresa Montaner, responsable de Conservación del museo. "Es muy raro –subraya– poder verlo así". Dos grandes vigas adosadas al techo servirán para desplazar el tapiz de la pared y mantenerlo en suspensión. Se calcula que pesa alrededor de una tonelada.

"La gente podrá circular en torno al tapiz", subraya la responsable de Conservación, Teresa Montaner

Puesto que una obra como el ‘Tapiz…’ no está hecha para colgar en el vacío, y puesto que ese dorso, una vez hecho el mantenimiento, querrá probablemente volver a los brazos de su pared –llevan 40 años juntos–, el tiempo de exhibición será limitado. Está previsto que el equipo de restauración trabaje en la obra entre el 25 de marzo y el 1 de mayo, y que luego el tapiz sea expuesto en esas condiciones durante alrededor de un mes. Después, al muro. Si han de pasar otras cuatro décadas para que el dorso vuelva a respirar… Más o menos por esa época pasará de nuevo el cometa Halley. "Va a ser un momento especial", resume Daniel.

Todo es diálogo

No es por afán de espectáculo que estos excepcionales trabajos en el ‘Tapiz de la Fundació’ se llevarán a cabo de cara al público. El proyecto forma parte de la voluntad del museo de cambiar la forma de relacionarse con sus visitantes, eje de la programación para el próximo año. "Vamos a poner el acento en los procesos artísticos y en los procesos de producción de una obra, así como en los procesos de los museos e instituciones para mostrar esas obras", subraya Daniel. "Es decir, el diálogo entre el arte, el artista, el museo y el visitante". Mostrar el dorso del ‘Tapiz…’ y mostrar a los restauradores trabajando es proponer otro diálogo con el visitante.

Muestras de Lina Bo Bardi y Antoni Llena destacan en la programación del museo para el año próximo

Es bajo el rótulo del diálogo que tienen sentido más allá de sí mismos otros proyectos de la fundación para el año que viene como la exposición de Antoni Llena ‘Diálogos con la colección’, producto de una selección "intuitiva y emocional" de obras de Miró que el pintor y escultor barcelonés ha hecho en el archivo de dibujos del museo ("será una selección de obras de Miró, pero será una exposición con la firma de un artista contemporáneo", señala Montaner), o la muestra ‘Sound lines’, sobre la relación entre la música y el arte del siglo XX, o la exhibición de esculturas de Miró que revelan una parte de la profunda admiración que le inspiraba la obra de Gaudí. O –la primera gran cita del 2019 en el edificio de Montjuïc– la muestra de dibujos de la arquitecta italo brasileña Lina Bo Bardi. Se inaugura el 15 de febrero.