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'Ca, Barret 50!': un cariñoso homenaje al innovador grupo teatral que revolucionó La Cova del Drac en los años 60

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Eduardo de Vicente

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Los últimos años del franquismo fueron especialmente duros para los artistas. Se relajaron un poco las prohibiciones pero la censura seguía ejerciendo, determinadas obras y películas solo podían exhibirse en circunstancias especiales como locales pequeños o en versión original pero siempre había gente dispuesta a arriesgarse, a abrir su mirada al resto de la sociedad y a defender proyectos en una línea más europea y avanzada. Uno de ellos fue el grupo teatral Ca, Barret! que, desde 1968 hasta mediados de los 70 se establecieron en la mítica Cova del Drac, uno de los refugios de la gauche divine, donde estrenaron nueve espectáculos que obtuvieron un gran éxito.

El grupo, formado en sus inicios por Carme Sansa, Pep Torrents, Elisenda Ribas y Enric Casamitjana, fue cambiando de componentes y se especializó en el género del cabaret literario e intelectual, de influencias alemanas e italianas, con canciones y textos en catalán de autores como Maria Aurèlia Capmany, Jaume Vidal i Alcover o Jaume Palau i Fabre. Sus letras hoy nos pueden parecer algo ingenuas o desfasadas, pero son el testimonio de una época en la que tenían que expresarse en clave y los espectadores debían poner de su parte para interpretarlos. Lo mismo que tuvieron que hacer muchos cantautores o cineastas. Ahora han pasado ya 50 años y la compañía Produccions Aleatòries se ha propuesto rescatarlos del olvido.

Un montaje teatral, un documental y un disco

Se trata de un proyecto multidisciplinar cuyo primer paso es un montaje teatral, Ca Barret 50!, que puede verse (¡solo hoy, mañana y pasado!) en el Teatre Eòlia pero que, al mismo tiempo, formará parte de un documental que se está rodando y tendrá un tercer elemento que será en formato discográfico. Una loable iniciativa de arqueología musical para reivindicar una compañía que intentó romper las barreras en unos años muy difíciles y a la que valía la pena homenajear.

El espectáculo está formado por una serie de canciones y diálogos extraídos de sus obras que nos pueden transportar a esa época y son interpretadas con corrección por cuatro actores jóvenes. El escenario está ocupado por un piano, dos pequeños módulos, una pantalla donde se proyectarán fragmentos de entrevistas y un colgador donde se encuentran complementos de vestuario o una guitarra. Y se inicia la función con el tema que le da nombre, Ca barret!

Retratos irónicos femeninos, habaneras y sátiras

Durante algo más de una hora iremos descubriendo sus canciones, desde irónicas versiones femeninas marcadas por el machismo imperante, como su visión de la mujer emancipada, a temas divertidos como el popular He vist un rei que hizo famosa La Trinca y su célebre estribillo  sobre el “pobre cavall” que traerán recuerdos a más de uno. Pero también hay una habanera, refranes, críticas veladas a la burocracia o al capitalismo norteamericano (L’home de la Coca Cola) o canciones más dramáticas sobre asuntos sociales. La satírica La revolució es de mala educación y el clásico Sarau completan la oferta.

La música es interrumpida en algunos momentos por declaraciones de los artistas protagonistas o gente que tuvo que ver con el proyecto como las actrices Sansa y Ribas o el director Josep Antón Codina, que explican anécdotas de sus obras o sus tretas para burlar la censura. Entre ellas destaca la divertida explicación del actor Albert Socias, según el cual, tuvieron una inesperada oferta para pasar unos días en casa de Picasso en compañía de otros artistas como el cantante Gilbert Bécaud o la musa Brigitte Bardot… y cómo se resolvió.

Reivindicación de unos artistas arriesgados

Ca, Barret 50! es un meritorio intento por acercar a las nuevas generaciones un tipo de cabaret con unas pretensiones muy alejadas del teatro pícaro de, por ejemplo, El Molino de los 60 y que permanecía enterrado por el paso del tiempo. Es justo reivindicarlo así como la lucha por aportar nuevas opciones artísticas de ésta y otras compañías que, en tiempos difíciles, intentaron hacernos pensar y reflexionar entre broma y broma. A algunos puede parecerles algo ingenuo, antiguo, poco actual, pero tenemos que hacer el esfuerzo de trasladarnos a unos años en los que este esfuerzo no era tan fácil y, aunque solo sea por eso, deberíamos darle la importancia que tuvieron y agradecerles su voluntad de romper moldes establecidos… “I el pobre cavall qué? Eh! Eh! Eh! Eh!