la lucha por la igualdad

Críticas 'indies' al Primavera Sound por dejar de ser un "campo de nabos"

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Lucía Lijtmaer

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El anuncio del cartel del Primavera Sound, siempre un acontecimiento pop en redes sociales, se saldaba este año con más sangre de la habitual. Entre parte del público, se palpaba cierta incredulidad ante lo que la organización había bautizado como #TheNewNormal (la nueva normalidad). A saber: un cartel paritario -este año las mujeres son el 52% de los artistas del festival, cifra muy alejada del 22% del año anterior- y con música más diversa, más allá del pop rock y el indie que solían ser distintivos. Entre las cabezas de cartel para el 2019 destacan Cardi B, Christine and the Queens, Janelle Monáe o Robyn.

Las críticas no tardaron en llegar, y muchas se enfocaban, veladamente o no, en la paridad: "Es triste comprobar que un arte tan espiritual como la música sea instrumentalizado para ejecutar un discurso político" o "todo muy inteligente, pero habéis arruinado un buen festival por estar obligados a traer a algunas artistas malísimas para llegar al 50/50" eran algunos de los comentarios.

Marta Pallarés, del equipo de comunicación del Primavera Sound, responde: "Por supuesto, nadie va a decir abiertamente que tiene un problema con tener más artistas mujeres en un festival, pero este año las quejas curiosamente citan siempre nombres de mujeres, a las que no consideran suficientemente buenas para ser cabezas de cartel. Por otro lado, no sé si es sexismo, racismo o prejuicios de gusto musical, porque nunca ha habido pegas con programar a Björk, y en cambio las quejas ahora vienen por artistas como Cardi B, que mueve a más gente que muchos grupos de hombres blancos con guitarra, y aun así no la consideran una 'headliner'".

Un 20% como tope

En un año en el que las reivindicaciones feministas han calado en el sector cultural, #TheNewNormal parece atender a las críticas que se llevan realizando desde, por ejemplo, la organización Mujeres en la Industria de la Música (MIM) o la cuenta Territorio de Nabos, una iniciativa andaluza que pretende visibilizar la brecha de género en el ámbito musical. Las últimas cifras analizadas por Territorio de Nabos daban parte de la desigualdad: de los eventos recogidos en su primer estudio, el Gijón Sound Festival no alcanzaba el 20% y era el que mejor parado quedaba. En el Sonarama Ribera, fundamentalmente de música indie, las mujeres solo representaban el 6,8%, y en el Low Festival, de parecidas características y que ronda una afluencia de 80.000 asistentes, se trataba apenas del 4,3%.

Ivone Lesan, miembro de la ejecutiva de MIM, realiza una interesante lectura de las críticas al Primavera Sound: "Hay un público histórico del festival que cree que les pertenece, que consideran que Postal Service o Sonic Youth son mágicos y que si no les gustan a los jóvenes es que son idiotas. Suelen ser hombres, que pretenden dictar el gusto de lo que está bien o no". Por otra parte, analiza: "El Primavera Sound quiere vender entradas, renovar audiencias y hacer suyo el compromiso de la igualdad, lo cual está bien".

El negocio del feminismo

Pese a que algunos festivales se están tomando en serio la necesidad de visibilizar y cuantificar el trabajo de las artistas -Sónar es otro ejemplo en la ciudad de Barcelona, o el Tomavistas en Madrid-, hay otros que han visto en ello únicamente el consabido lavado de cara que proporciona el nuevo feminismo, cada vez más joven, y que los festivales entienden como nicho de mercado.

Fue el caso del San San, de Benicàssim, que se celebró a finales de marzo y que proclamaba "una visión feminista", que pasaba por programar 29 grupos y solo uno con una mujer entre sus integrantes, y colocar toallas rosas en el camerino. De la misma manera, en su particular homenaje a la mujer trabajadora en la sala StereoClub de Mallorca, el club ofrecía la actuación de la DJ Paula Serra y de otros nueve hombres. Viva la igualdad.

¿Se trata, pues, de una moda? "No, en nuestro caso es una decisión sin vuelta atrás. Hablamos de paridad real, no podemos volver a un campo de nabos", afirma Pallarés.

De entre las siguientes tareas por afrontar entre los festivales musicales, MIM destaca la visibilidad más allá de los carteles. "Las cifras de trabajadoras en la industria de la música realmente son igualitarias", afirma Lesan. "Pero el techo de cristal también llega a nuestra industria. La mayor parte de trabajadoras no forman parte de juntas directivas en producción, o contratación, por ejemplo".

Queda por abrir este y otros debates. Uno de ellos es la respuesta frente a los músicos acusados o condenados por violencia machista. Pitchfork se disculpó tras la contratación de R. Kelly en el 2013, acusado en diversos juzgados y en repetidas ocasiones por cargos de violación, abusos sexuales y pornografía infantil. El Primavera Sound tendrá que hacer frente a tener en su cartel a Nas, a quien su exmujer, la cantante Kelis, ha acusado de maltrato físico. La dirección del festival afirma desconocer los hechos y señala que "aunque no haya ninguna denuncia formal ante los juzgados, es lo suficientemente importante como para estar pendiente, por lo que evaluaríamos qué decisión tomar si la situación escalara".