ESTRENOS DE CINE

Thomas Vinterberg: "Hoy Rusia vive en estado de guerra fría"

El director de 'Celebración' estrena 'Kursk', donde recrea el desastre del submarino nuclear ruso que en el 2000 provocó 118 muertes

Thomas VInterberg, durante el rodaje de su película 'Kursk'

Thomas VInterberg, durante el rodaje de su película 'Kursk' / periodico

Nando Salvà

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El director danés Thomas Vinterberg se dio a conocer gracias a 'Celebración' (1998), primera película del movimiento Dogma 95 y el éxito a la sombra del que toda su carrera posterior ha permanecido. La película que acaba de estrenar en España, 'Kursk', es su obra más comercial hasta la fecha. En ella recrea el desastre del submarino nuclear ruso que en 2000 provocó 118 muertes y una cascada de errores políticos y mentiras institucionales. Este diario pudo hablar con Vinterberg en el pasado Festival de Toronto.

¿Por qué es importante una película sobre la tragedia del 'Kursk' ahora?

De entrada, hacerla antes no habría sido moral. Ha pasado el tiempo y los familiares de las víctimas han entrado en una nueva fase de sus vidas, y experimentan su dolor de manera diferente; su historia ya se puede contar. Antes, sin embargo, les pertenecía solo a ellos. Además, aquella tragedia es esencial para entender qué pasa hoy en Rusia. Antes del desastre había esperanza para el país, que se estaba abriendo al exterior y daba espacio a la prensa libre. Después de él, todo eso se fue a pique. Por eso Rusia vuelve a vivir en estado de guerra fría.

¿Cómo se entiende lo que sucedió?

Las autoridades rusas se negaron a aceptar la ayuda internacional; privilegiaron el orgullo nacional y los secretos militares por encima de las vidas de sus soldados. En Occidente hay una apreciación muy clara del individuo, pero en Rusia prima la idea de la colectividad. Y yo respeto esa cultura del autosacrificio, pero los marineros del 'Kursk' no tuvieron ocasión de decidir. Fue una crueldad. Creo que 'Kursk' es una película llena de escepticismo contra la autoridad.

Y, sin embargo, en la película hay un gran ausente: Vladimir Putin. ¿Por qué?

No me pareció esencial en la historia. Cuando sucedió el naufragio él acababa de acceder a la presidencia, estaba de vacaciones y no supo reaccionar. Pero esta una película belga dirigida por un director danés: ni a ella ni a mí nos corresponde señalar culpables. La he hecho para tocar asuntos que me interesan como la familia, el amor, el dolor de la pérdida y la fugacidad de la vida; también para explorar cómo se comportan las personas frente a la muerte. Mi esposa, que es pastora luterana, suele recordarme que hace cien años la gente consideraba la muerte como parte de la vida, y hablaba de ella. Hoy, en cambio, la rehuimos. Nos da mucho miedo, y por eso solo se habla de ella en el cine y la literatura.

Para usted 'Kursk' no es un proyecto personal sino, como suele decirse, un encargo. ¿Qué lo llevó a aceptarlo?

La rabia que sentí al documentarme sobre la tragedia me recordó a la que sentía en los 70, cuando salía a manifestarme con mis padres contra las plantas nucleares y contra la guerra. Sentí que hacer la película era una forma de seguir alzando la voz.

¿Por qué todas sus películas cuentan historias oscuras y perturbadoras?

Supongo que tiene que ver con mi procedencia. Los escandinavos vivimos a oscuras la mitad del año. Y también tendrá que ver con los modelos que tuve. Las películas de Ingmar Bergman no son precisamente comedias.

"El Dogma 95 se pervirtió en seguida. Por eso me alejé inmediatamente del movimiento. Haber seguido defendiéndolo habría sido patético"

Su segundo largometraje, 'Celebración' (1998), fue la obra fundacional del movimiento Dogma 95. ¿Qué queda hoy de él?

Lars Von Trier y yo lo creamos a modo de provocación contra la industria cinematográfica de la época. Queríamos hacer películas puras, desprovistas de artificio. El problema es que Celebración fue seleccionada por el Festival de Cine de Cannes y se convirtió en un gran éxito, y empezó a pasear por alfombras rojas vestida con traje de noche. La esencia del movimiento, pues, inmediatamente fue pervertida. Por eso me alejé inmediatamente del Dogma. Haber seguido defendiéndolo habría sido patético. 

'Kursk' es su película más 'mainstream'. ¿También su vía de entrada en Hollywood?

Para nada. Después de todo, no habla de superhéroes. Mi próxima película será danesa, y puede definirse como una celebración del alcohol. Según algunas tendencias filosóficas, el alcohol te hace más valiente y creativo. Grandes hombres como Winston Churchill y Ernest Hemingway eran alcohólicos. Y todos hemos mantenido conversaciones interesantísimas gracias al estímulo de un par de copas.