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Una exposición del Santa Mònica evoca los primeros cómics en EEUU y España

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Eduardo de Vicente

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Una de las maneras más fáciles y atractivas de acceder a la literatura ha sido siempre el cómic. ¿Quién no recuerda aquellas deliciosas Joyas Literarias Juveniles que resumían en tan solo unas 30 páginas obras maestras como Miguel Strogoff, La isla del tesoro La vuelta al mundo en 80 días? Muchos niños conocían así los libros de aventuras y se interesaban por leer las novelas originales. Los jóvenes de los 70 crecieron con ellas y, gracias a la reedición que hizo en el 2008 EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, las nuevas generaciones también las descubrieron.

Pero los cómics datan de mucho antes, de cuando aún no existía ni la televisión y eran uno de los principales entretenimientos infantiles. Ahora, el Centre d’Arts Santa Mònica ofrece una exposición que nos remite a los inicios y primeros años de desarrollo de este arte, en la primera mitad del siglo XX. De hecho, no se trata de una muestra sino de dos, ya que reúne los trabajos expuestos en el Museu Valencià de la Il.lustració i de la Modernitat (MuVIM) bajo los títulos: L'esclat dels clàssics. Contrastos entre els grans mestres de la historieta nord-americana (1900-1945) y L'inici del còmic a la Península: Influències de la historieta nord-americana a Espanya (1930-1950), que han sido fusionadas en una sola.

El contexto de los primeros personajes

En la planta baja del Centre se ofrece una especie de prólogo con dos esquemas comparativos de la evolución de este arte tanto en EEUU como en España en el que pueden datarse el nacimiento de los personajes más famosos y unos pequeños símbolos ilustran pasajes de la historia como las guerras. En unas vitrinas se muestran tebeos del Jabato, Tarzán, el popular TBO, Pumby, Pulgarcito o Flas (sí, sin H) Gordon, mientras que hay colgados cuatro cuadros con viñetas norteamericanas de los años 30. Y esto es solo el aperitivo...

Subimos las escaleras hasta la primera planta donde ya se encuentra el grueso de la exposición y deambularemos por sus paredes para descubrir un montón de documentos nostálgicos. Algunos de ellos son originales o borradores que llevan escritas a mano unas indicaciones. Lo primero que vemos son unas viñetas del dibujante Alex Raymond, uno de los grandes protagonistas, y sus Hazañas bélicas, así como algunas páginas de la Editorial Maga con personajes como Pantera Negra o Flecha Roja y tebeos de aventuras con indios o cruzados. También nos sorprende un ejemplar de Visiones de Hollywood donde se glosaban las vidas de las estrellas de cine, en el ejemplo expuesto, un perfil de Gloria Grahame.

Las estrellas de las viñetas nacionales

El cómic nacional está presente con una litografía en color (gran parte de los trabajos que se muestran son en dos tintas) de El capitán Trueno y varios ejemplos de las peripecias de El guerrero del antifaz. En la pared de enfrente, un contraste de aquellos insospechados: Betty Boop al lado de Doña Urraca, dos personajes que no podrían ser más distintos. No podían faltar Roberto Alcázar y Pedrín, los investigadores más famosos de la posguerra, de los que se ofrecen ni más ni menos que una veintena de portadas.

Los inolvidables inventos del TBO

El humor infantil tenía un nombre propio TBO y una sección era la favorita de muchos peques, Los inventos del TBO, ingeniosísimos artefactos construidos con materiales cotidianosLos inventos del TBO. Joan Macías los dibujó en su primera etapa. Pero también hay otros cómics para niños como Jaimito o el simpático gatito Pumby. Al otro lado podemos ver a dos héroes míticos: el inspector Dan y Zarpa de Acero. Las historietas con el sello inconfundible del dibujante Josep Coll en TBO  y las de Benajem, creador de La familia Ulises, Melitón Pérez y quien se encargó de la segunda etapa de Los inventos.

Llegamos a la sección dedicada al Capitán Trueno y los recuerdos vuelven a nuestra mente cuando vemos una portada con aquellas ediciones en los que, además del dibujo, estaban presididas por una foto de un actor disfrazado del personaje. Sí, durante una época se le presentaba así. También descubriremos a Diego Valor, algo así como una versión hispana de Flash Gordon y podremos sentarnos en un sofá para contemplar un cortometraje animado protagonizado por la simpática Betty Boop.

La censura y las chicas de Flash Gordon

Los héroes protagonizan gran parte de las viñetas y veremos múltiples muestras del Flash Gordon creado por Alex Raymond mientras nos explican que la censura se dedicó a añadir prendas a los vestidos de las chicas para disimular sus curvas y escotes. Hasta los 80 no pudimos verlas como las imaginó su autor. Pero también viviremos aventuras con el legendario Príncipe Valiente de Hal Foster y unas vitrinas nos demuestran su éxito a nivel internacional, ya que vemos traducciones en castellano, pero también en catalán, francés, alemán… y ruso. Políglota que era el chico…

Raymond sigue acaparando la atención con sus dos diseños de chicas pin-up, de una diligencia o de un jugador de fútbol americano hasta llegar al espacio dedicado a otro de sus grandes protagonistas, el detective neoyorquino Rip Kirby. Una extraña comparativa entre The Spirit (de Will Eisner) con Makoki (de Miguel Gallardo) da paso a otro de los héroes de papel, The Phantom, el hombre enmascarado, del que destaca un lienzo en color de Daniel Torres.

Super Mortadelo y Super López

En la recta final saludaremos a Dick Tracy, a Mandrake el Mago, descubriremos las similitudes entre los felinos Punby y Félix y pequeñas muestras de obras más recientes… ¡Qué ilusión hace ver una portada del Super Mortadelo! ¡Que levanten la mano quienes recortaban la moneda oficial (los Mortadelos) que aparecían en sus páginas para canjearlos por regalos! O un dibujo de Super López, de máxima actualidad.

La exposición puede resultar algo confusa y desordenada. En muchos casos la relación entre las obras de ambos países puede estar unida con alfileres, pero al final da un poco igual. Lo principal es que hemos hecho un viaje a nuestra infancia de la mano de nuestros mejores amigos, los personajes de los cómics. Y eso no tiene precio…