HASTA EL 10 DE DICIEMBRE

El arte de clonar tesoros bibliográficos medievales

El Reial Cercle Artístic expone una treintena de réplicas exactas de valiosos códices medievales, obra de la editorial de referencia de Manuel Moleiro

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Anna Abella

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Corría el año 975 y en el monasterio de San Salvador de Tábara, en Zamora, existió una mujer que respondía al nombre de Ende o En, según las interpretaciones. Es probablemente la primera artista iluminadora de manuscritos de la que se tiene noticia en España y una de las poquísimas que en la época hubo en Europa. Su autoría del ‘Beato de Girona’ queda certificada, escrita en latín, en el colofón de este antiguo códice medieval, donde la califica de “sierva de Dios”. Junto a ella, como probable ayudante, figura el de Emeterio, sacerdote. “Seguramente fue una religiosa. En el siglo X la mujer aún tenía cierto reconocimiento que se terminaría en épocas posteriores”, comenta Manuel Moleiro, fundador de la editorial que lleva su apellido, ante el clon realizado por su equipo de ese beato, cuyo original, uno de los más valiosos manuscritos con pinturas que se conservan de esos años, atesora hoy la catedral gerundense. 

Clon, más que facsímil, porque esa perfecta reproducción del ‘Beato de Girona’ mimetiza al detalle el estado de los originales, al igual que la treintena de piezas -entre ellas, mapas, libros de horas, tratados de hierbas, alquimia, medicina o caza, biblias o cantigas amorosas...- que lo acompañan en la exposición ‘El gabinete de las maravillas: códices iluminados de las mejores bibliotecas del mundo’, que hasta el 10 de diciembre puede verse en el Reial Cercle Artístic de Barcelona. “Reproducen desde el tipo de piel de las tapas, la clase de pergamino según la época, los cosidos, los cierres metálicos...”, pero también los agujeros, las mordeduras de insectos, las manchas o las roturas y desperfectos sufridos con el paso de los siglos, señala el editor, referente desde 1991 en este tipo de réplicas. 

Para poder realizarlas la editorial colabora con bibliotecas, museos y centros de todo el mundo que custodian cada tesoro bibliográfico, desde la British Library a la Biblioteca Nacional de Francia, a los que traslada a un grupo pluridisciplinar de especialistas. Esta clase de libros, de los que se editan tiradas numeradas y limitadas a menos de 1.000 ejemplares, la mayoría agotadas, además de para coleccionistas, cumplen la función de poner en valor los originales y de servir como copia para su estudio y consulta evitando innecesarias manipulaciones que pueden afectar a la conservación de las obras que en su día leyeron y hojearon solo reyes y reinas, papas o emperadores.  

Junto al ‘Beato de Girona’ abren la muestra otras dos réplicas relacionadas con Catalunya, el singular ‘Salterio Anglo-Catalán’ y el ‘Libro de las Horas de María de Navarra’ (primero de esta clase pintado en la península). Si la mayoría de las piezas se resguardan en vitrinas, algunas, como estas, se exponen en atriles que permiten pasar sus páginas. Las dos últimas fueron obras maestras de Jaume Ferrer Bassa (1285-1348), uno de los artistas más influyentes en el extranjero, conocido como el ‘Giotto catalán’

La importancia del citado salterio, o libro de salmos, radica, explica Moleiro, en que combina dos estilos distintos, el gótico lineal inglés, porque se empezó en Canterbury en el año 1200, y el gótico italianizante de Bassa, que lo terminó en Barcelona en 1340 por encargo de Pedro el Ceremonioso.        

Pero no todo son obras religiosas. El ‘Tacuinum Sanitatis’ es un tratado de medicina que ya en el siglo XIV hablaba de que para estar sano había que cuidar cinco elementos: la comida y la bebida, el clima, el ejercicio y el reposo, el sueño y los estados de ánimo. Y, como digno predecesor de los prospectos farmacéuticos, establecía los beneficios, dosis y contraindicaciones de plantas o alimentos. Cierra el recorrido una sala dedicada a los mapas, con el ‘Atlas Vallard’ (1547) como estrella.