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Las anécdotas de 'Viudas', la nueva película del director Steve McQueen

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Eduardo de Vicente

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Uno de los títulos más interesantes de la semana es Viudas, la nueva película del realizador británico Steve McQueen (Shame, 12 años de esclavitud), que presenta un impresionante reparto: Viola Davis, Liam Neeson, Michelle Rodriguez, Colin Farrell, Robert Duvall o Jacki Weaver, entre otros. Cuenta la alianza entre las esposas de unos ladrones que han fallecido durante un atraco. Atraviesan una difícil situación económica y deciden poner en marcha el plan que había preparado el líder difunto. Paralelamente, dos políticos de signo opuesto se enfrentan en unas elecciones. Tiene una duración algo excesiva (129 minutos) y diversos giros inesperados para mantener el interés del espectador. Igualmente tiene unas cuantas anécdotas curiosas que conviene descubrir.

-El origen. La película está basada en una miniserie británica de seis episodios estrenada en el 1983. Volvió a rodarse en el 2002 y estaba protagonizada por tres veteranas que fueron famosas en el pasado: Mercedes Ruehl (oscarizada por El rey pescador), Brooke Shields (El lago azul) y Rosie Perez (Sin miedo a la vida).

-Un recuerdo juvenil. El director asegura que veía la serie cuando tenía tan solo 13 años y se identificaba con los personajes porque nadie confiaba en ellas pero aceptaban el reto y sabían sobreponerse a su destino. E intuye que a él los demás lo veían de una manera similar.

-Cambiando de ciudad y de década. La serie original transcurría en el Londres de principios de los 80. La película está ambientada en el Chicago contemporáneo.

-Reivindicación de la mujer. El realizador inglés asegura que decidió rodar el filme cuando estuvo en Hollywood promocionando 12 años de esclavitud y descubrió que había muchas grandes actrices con talento que no encontraban trabajo. En ese momento se propuso rodar una cinta donde ellas fueran las protagonistas.

-Otras chicas importantes. La serie original estaba basada en una obra de la novelista Lynda La Plante y, para escribir el guion, confiaron en Gillian Flynn, la autora de Perdida, que vive en Chicago.

-¿Guion o improvisación? McQueen reconoce que tanto Colin Farrell como Robert Duvall improvisaron gran parte de sus escenas.

-Las candidatas. En un primer momento, dos de las viudas eran interpretadas por Jennifer Lawrence y Amy Adams, pero finalmente se apearon del proyecto.

-Viola en acción. La actriz Viola Davis acostumbra a participar en dramas pero no suelen reclutarla para papeles de acción por lo que aceptó encantada la propuesta.

-La polémica. Su personaje mantiene un romance con Liam Neeson, con quien protagoniza alguna que otra escena de cama. Sabía las implicaciones raciales que esto provocaría pero también le gusta la imagen: “¿en qué momento de la historia del cine has visto a alguien como yo y a alguien como Liam Neeson juntos en la cama, besándose, en actitud amorosa, enamorados, o casados?”

-Michelle dudó. La actriz Michelle Rodriguez es el caso contrario, lleva casi toda su carrera rodando películas de acción aunque asegura que le preocupa más mostrar una imagen positiva de la mujer latina y denunciar el machismo. Esta situación la hizo dudar, pero cuando leyó el guion descubrió que su personaje tenía muchos más matices de lo habitual en este género.

-La polaca. Elizabeth Debicki interpreta a una de las viudas, Alice, que es de origen polaco. La actriz nació en París, pero su padre sí que es de Polonia.

-Compatriotas. Liam Neeson y Colin Farrell son ambos irlandeses pero, curiosamente, nunca habían trabajado juntos.

-Estudiando idiomas. La experta en dialectos Tanera Marshall trabajó el acento con los principales actores para que cada uno fuera coherente con su raza y clase social. Con ellos practicó a partir de sonidos, pronunciación, entonación musical, resonancia y postura oral.  

-Ambientación y vestuario. Uno de los principales retos de la producción fue encontrar lugares en Chicago para ambientar las diferentes viviendas de los protagonistas, pertenecientes a entornos sociales muy distintos. El vestuario también debía reflejar las diferencias entre ellos.