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'The guilty', una película que transmite máxima tensión con mínimos elementos

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Eduardo de Vicente

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Los jóvenes cineastas que aspiran a rodar su primera película deben intentar crear historias que resulten ingeniosas y que no requieran un excesivo presupuesto para que sea más fácil financiarlas. Nadie puede pretender que para su opera prima les dejen ponerse a los mandos de una de superhéroes o la enésima adaptación de Tolkien. Por eso, los proyectos más humildes pueden servir para mostrar el talento de los nuevos realizadores, dar una idea de lo que son capaces y, más adelante, tener la posibilidad de involucrarse en largometrajes más ambiciosos. El mejor ejemplo es una modélica película recientemente estrenada, The guilty.

Es un filme de intriga danés dirigido por el debutante Gustav Möller que consigue crear una tensión casi insoportable con poquísimos elementos y mucha imaginación. Seguro que volveremos a saber de él. El protagonista es un policía que ha sido retirado temporalmente del servicio y está relegado a trabajar en un centro de emergencias telefónico hasta que se resuelva su juicio. Allí recibe una llamada de una mujer que finge estar hablando con su hija para que entienda que ha sido secuestrada. El agente hará todo lo posible para conseguir salvarla a contrarreloj.

Un único escenario y un solo actor en imagen

Una película pequeña pero muy especial que transcurre en un solo escenario, la central telefónica, a tiempo real y tiene, prácticamente, un único protagonista Jacob Cedergren (Submarino, Escuadrón de élite). El resto de actores son casi figurantes o las voces de los que hablan con él por teléfono (Jessica Dinage y Johan Olsen) Por eso es impresionante su interpretación ya que consigue transmitir su nerviosismo con tan solo su voz, sus gestos y sus reacciones ante lo que está sucediendo.

Pese a contar con tan pocos instrumentos, crea tensión desde la primera escena, una llamada complicada, hay alguna más intrascendente, pero entra rápidamente en materia y la intensidad va subiendo a medida que avanza la acción. Consigue un ambiente claustrofóbico al que contribuye poderosamente el tratamiento del sonido y dura lo que debe, 85 minutos. El espectador se pone en la piel del personaje, sufre con él y va de su mano en todo momento. Hasta lo justifica, ya que el protagonista, influido por sus circunstancias personales necesita más acción, se extralimita en sus funciones, va más allá de lo que debería por protocolo y todo lo hace con la intención de que el caso tenga un final feliz.

Podemos imaginar cómo son físicamente sus interlocutores

Resulta curioso comprobar cómo, aunque la cámara nunca sale de la central y nunca conocemos cómo son los que se encuentran al otro lado de la línea telefónica, nos da la impresión de haber estado viendo en nuestra imaginación a esos personajes invisibles. Les pones cara y cuerpo, casi podrías describirlos físicamente. Se han convertido en nuestros compañeros de viaje, para bien o para mal.

El filme también puede suponer una oportunidad para descubrir un trabajo muy complejo y poco conocido, el de la gente que atiende a quienes llaman desesperadamente para pedir ayuda. ¿Cómo son? ¿cómo deberían actuar y cómo lo hacen realmente? ¿hasta qué punto sus propias experiencias influyen en sus decisiones? Con The guilty nos podemos hacer una idea.

Podría convertirse en una obra teatral o tener un 'remake'

Se trata de un guion original escrito por el propio director que, por su extrema sencillez, podría ser muy factible (y barato) adaptarlo en formato de obra teatral. ¿Alguien se animará? Y eso por no pensar en un remake rnorteamericano que tiene toda la pinta de no tardar en rodarse.

En Dinamarca ha sido un éxito sorpresa y es su candidata a los Oscar de este año. Se ha paseado por los festivales más prestigiosos con premios como el del público en el prestigioso Sundance o el de guion en Valladolid. Una pequeña conquista, un debut muy esperanzador de un cineasta que ha sabido rodar un filme muy interesante a partir de muy pocos medios. La película en la que los cineastas noveles deberían fijarse para marcarse un posible camino.