OBITUARIO

Muere el actor José Luis Pellicena a los 85 años

El actor aragonés desarrolló prácticamente toda su carrera en el teatro, aunque también actuó en cine y televisión

El actor aragonés José Luis Pellicena

El actor aragonés José Luis Pellicena / EL PERIÓDICO

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El actor aragonés José Luis Pellicena ha fallecido en Madrid a los 85 años, según informó este viernes en una nota la Fundación Aisge, de la que era socio, y del que destaca su amplía trayectoria artística, con más de un centenar de montajes teatrales, a pesar de que su vocación artística se manifestó "tardíamente".

Pellicena, nacido el 2 de marzo de 1933 en Zaragoza, estudió Bachillerato en su ciudad natal y comenzó la carrera de Medicina pero en 1954, según él mismo contaba, falleció su madre, algo "terrible" para él, y se le hizo imposible seguir viviendo en su ciudad.

Trabajó durante un año en París, en una fábrica de pergamino para lámparas, y a su vuelta a Zaragoza, y tras asistir a una representación de la compañía Lope de Vega, que dirigía José Tamayo, en el teatro Principal vio en aquella profesión su "vía de escape" y se enroló en una gira. "No tenía ni la más mínima vocación; solo quería fugarme", recordaba hace un año en una entrevista en la revista de Aisge.

Totalmente autodidacta -"jamás pisé una escuela de interpretación"- su primer papel fue en "Diálogo de Carmelitas" y luego interpretó "Los años del Bachillerato".

En 1957 conoció interpretando el primer papel importante de su carrera, "El diario de Ana Frank", a la argentina Olga Moliterno, su pareja hasta su fallecimiento, en 2004, y la persona que le ayudó a preparar muchos de los papeles que interpretó.

En 1959 estrenó "Ejercicio para cinco dedos", la primera obra en España que se hacía de Peter Shaffer, "Romeo y Jeannette" y "Largo viaje hacia la noche" y en 1966 entró a formar parte de la compañía titular del Teatro Español de Madrid.

En ese teatro interpretó durante cinco años grandes personajes como el Cid, el Tenorio, Salieri o el Burlador de Sevilla y a autores como Shakespeare, Valle Inclán, Lope de Vega o Cervantes.

Con "Yerma", de García Lorca, giró durante cinco años por teatros de España, Europa y América y en 1985 entró a formar parte de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) con la que representó "El médico de su honra" de Calderón y un papel secundario en "Los locos de Valencia", de Lope de Vega.

Tras abandonar esta compañía se incorporó a una empresa teatral privada con la que estrenó en agosto de 1987 la obra "Séneca", de Antonio Gala, y en 1989 fue uno de los principales protagonistas del espectáculo "La rueda de fuego".

Entre sus personajes más importantes destacan el don Juan Manuel de Montenegro del montaje de José Carlos Plaza de "Comedias Bárbaras" (1991), el Sade de la versión de Miguel Narros de "Marat-Sade" (2000) o el de la reina Isabel I de Inglaterra en "Contradanza" (1990), el papel del que se sentía más orgulloso.

"Es cierto que es lo mas temerario que he hecho, y me hubieran matado de salir mal, pero para mí fue como el premio gordo de la lotería", explicaba.

Tras "M. Butterfly", de David Henry Hwang, en versión de Terenci Moix, representó en varias ocasiones la obra autobiográfica de Rafael Alberti, "En busca de la arboleda perdida".

Cine y 'Estudio 1'

Aunque su carrera ha estado siempre ligada al teatro, también hizo cine: su primera aparición en la gran pantalla fue en la comedia policiaca "Usted puede ser un asesino".

En su segunda película, "Siempre es domingo", su interpretación de un poeta impedido tuvo muy buenas críticas y se sentía especialmente orgulloso de su trabajo con Jaime de Armiñán en "En septiembre", de 1982.

Además del teatro y el cine pasó por los estudios de TVE donde hizo para Estudio 1 "Crimen y Castigo", de Dostoiewski, o las series "A través de la niebla", "Daisy Miller" o "Stop" y capítulos de "Usted puede ser un asesino".

En los años 90 hizo para ese medio "El Quijote", a partir de guiones de Camilo José Cela y dirigido por Manuel Gutiérrez Aragón, junto a Fernando Rey, Alfredo Landa y Hector Alterio.

Entre los premios que recibió a lo largo de su carrera teatral destaca el Premio de la Crítica a la mejor interpretación masculina en 1978 por su trabajo en "Las manos sucias", de Sartre.

En su entrevista con Aisge, confesaba que seguía con ganas de hacer teatro, "algo no muy exigente, porque se pasa muy bien en el escenario: te permite soñar y puedes a la vez hacer realidad los sueños. O, más exactamente, vives sueños con muchos visos de realidad".