TENDENCIA EDITORIAL

Crímenes sin ficción

Joseph James DeAngelo, conocido como el Asesino del Golden State y el Violador de la zona Este, detenido 40 años después de sus primeros crímenes, centró la investigación de Michelle McNamara, autora de 'El asesino sin rostro'.

Joseph James DeAngelo, conocido como el Asesino del Golden State y el Violador de la zona Este, detenido 40 años después de sus primeros crímenes, centró la investigación de Michelle McNamara, autora de 'El asesino sin rostro'. / periodico

Anna Abella

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La periodista estadounidense Michelle McNamara murió mientras dormía a los 46 años, el 21 de abril del 2016, de una afección cardiaca no diagnosticada unida a una sobredosis de los medicamentos que tomaba contra el insomnio, el estrés y la angustia que le causaba la obsesiva y rigurosa investigación personal, que detallaba en ‘El asesino sin rostro’, para desenmascarar a su ballena blanca: un esquivo y violento psicópata en serie, culpable de 45 violaciones y 12 asesinatos, todos perpetrados con nocturnidad en las casas de sus víctimas, en California, entre 1976 y 1986. Era conocido como el Violador de la Zona Este y el Asesino del Golden State. “Me da igual quien lo atrape. Solo quiero ver esposas en sus muñecas y la puerta de una celda cerrándose a su espalda”, decía. Ella no llegó a verlo, pero su deseo se cumplió: el pasado abril, 40 años después de sus primeros crímenes, era identificado y detenido en Sacramento. Su nombre, Joseph James DeAngelo, un anciano de 72 años que había sido expulsado de la policía. El libro póstumo de McNamara, que acaba de llegar a las librerías, inaugura la nueva línea de la colección negra de RBA que, dirigida por Antonio Lozano, apuesta fuerte por el ‘true crime’ (crimen verdadero), género de no ficción con un referente tan indiscutible como ‘A sangre fría’ (1966), de Truman Capote.

Michelle McNamara avanzó la pista de las webs genéticas de ADN familiar que llevó a la identificación y detención del Asesino del Golden State 

El ‘true crime’ es un género de origen anglosajón que en la primera mitad del siglo XX supuso el salto natural de la crónica de sucesos de los periódicos al formato libro. “Son libros de no ficción centrados en algún delito o crimen lo suficientemente notorio y/o complejo como para despertar un gran interés. Por tradición, los asesinatos truculentos y enigmáticos, y en especial los asesinos en serie, han sido el tema más analizado desde finales del siglo pasado -explica Lozano-. El género implica una rigurosa reconstrucción de los hechos y una generosa ración de entrevistas a implicados y expertos, todo ello a partir de una concienzuda investigación periodística”. A ello hay que añadir el veto a la invención y a “la especulación y el amarillismo” y que el ritmo narrativo es cercano al de la novela negra. 

El caso de los guardias urbanos de BCN

Constata Lozano, experto en género negro, que hasta ahora la publicación de ‘true crimes’ en España ha sido “esporádica y en cuentagotas”, amparada en el “interés del título concreto”, no el en género en sí. Y ahí, libros como el aclamado ‘Tor. Tretze cases i tres morts’, donde Carles Porta seguía la pista de las muertes en un minúsculo pueblo del Pirineo de Lleida; y ejemplos recientes como ‘Crónica del caso Maristas’ (Ediciones B, 2017), del periodista de sucesos de EL PERIÓDICO Guillem Sànchez, donde narra los entresijos de la investigación del escándalo de abusos sexuales a niños en la congregración religiosa destapada por el diario; ‘Sin cadáver’ (Now Books, 2016), de Fàtima Llambrich, sobre Ramón Laso, condenado a 30 años por el doble homicidio de su pareja y su cuñado; o ‘El proxeneta’ (Alrevés), de Mabel Lozano, sobre la trata de mujeres a través de un arrepentido (de la que se acaba de estrenar un documental).  

La autora de 'Nada más real que un cuerpo' investiga a un pedófilo convicto porque no es capaz de investigar a su abuelo, que abusó de ella siendo niña

Es precisamente este último título el que inspiró a Alrevés, especializada en ficción negra, para lanzar, coincidiendo casualmente con la de RBA, una colección de ‘true crime’, bautizada como ‘Sinficción’ y dirigida por la novelista Marta Robles, con autores nacionales y casos reales ocurridos en España. El primer título, ‘29 balas y una nota de amor’, del periodista Alfonso Egea, que indaga en la investigación del caso de los guardias urbanos de Barcelona Rosa Peral y su Albert López, en prisión por la muerte de su compañero, Pedro Rodríguez, cuyo cadáver calcinado apareció en un coche cerca del pantano de Foix. Ella mantenía una relación sentimental com ambos; los dos acusados se culpan mutuamente del asesinato. 

En esta misma línea, dentro del catálogo de Libros del Asteroide, otra novedad impactante, ‘Nada más real que un cuerpo’, a medio camino entre las memorias y el ‘true crime’. En ella, la autora, la doctora en Derecho por Harvard Alexandria Marzano-Lesnevich, “que no es capaz de investigar a su abuelo, que abusó de ella cuando era niña, sí investiga a un pedófilo condenado por matar a un niño de seis años”, señala el editor Luis Solano. El convicto es Ricky Langley, un joven cuyo caso la autora debe afrontar durante sus prácticas en un bufete de abogados que lucha contra la pena de muerte. Marzano-Lesnevich, que cita a Capote en ‘A sangre fría’ –“Siempre es posible que la solución de un misterio resuelva otro”- es siempre fiel a la verdad a la vez que con absoluta serenidad desnuda su propio trauma e intenta interpretar motivaciones y culpas. “Mi cuerpo es una prueba. Llevo encima lo que mi abuelo le hizo a mi cuerpo. Lo arrastro por la vida. Todos los informes que he visto han contribuido a que me imagine a Ricky, a que me imagine a su familia, a que empatice con él”.  

Entender el mal

“Los crímenes, están ahí, se conocen, pero quieres leer este tipo de libros para seguir la investigación, para entender el porqué de los hechos. Nos gusta leer sobre el mal porque nos cuesta entenderlo”, añade Solano, cuya editorial acaba de recuperar el referencial ‘Operación Masacre’, de Rodolfo Walsh. Con Solano coinciden Robles (autora de la reciente novela negra ‘La mala suerte’, en Espasa) y Gregori Dolz, director editorial de Alrevés. “Todos llevamos dentro un investigador que quiere saber qué pasó, todos sentimos curiosidad por el mal. Nos perturba y necesitamos entenderlo, descubrir qué lo provoca y saber si es solo cosa de otros o si también podría ser cosa nuestra”. 

Para Lozano, quien cita las docuseries ‘The Staircase’ (Netflix) y ‘The Jinx’ (HBO) como más que destacables reflejos televisivos del género, “una parte fundamental del atractivo de la novela negra es el morbo, la emoción de sentirse acompañando a un detective en una investigación y las ansias por despejar incógnitas. El ‘true crime’ tiene el plus de que habla de casos reales que nos ayudan a entender nuestra psicología y la sociedad en la que vivimos, entrar en detalle en el sistema policial, penal y carcelario...  La crónica negra apela a lo más profundo de nuestro ser y de los sistemas en los que vivimos, habla siempre de lo que nos impulsa a transgredir las normas y el precio a pagar, e invita a cuestionar las estructuras en las que nos movemos”.

"Dentro de todos nosotros hay un Sherlock Holmes", escribió McNamara

“En la novela negra -señala Dolz- los autores aprenden a menudo de los casos reales. Y la no ficción permite al lector sacar sus propias conclusiones sobre esa realidad analizando el caso y la conducta de los implicados a través de las pistas de los investigadores”. Estos son mayoritariamente periodistas, que “saben comunicar y conectar con el lector con un lenguaje fluido y la destreza de su escritura”, añade.

Es el caso de ‘El asesino sin rostro’ y McNamara, autora del reputado blog Diario de crímenes reales, que demostró un ejercicio riguroso del periodismo. “Tenía la constancia y la curiosidad, la rabia y la fe, el sentido de la justicia y el olfato, del mejor de los detectives. Su papel fue clave a la hora de resucitar el interés por el caso, de agitar las aguas, de generar nuevas pistas y de fortalecer una red de investigadores aficionados unidos por el suelo común de identificar al fantasma”. McNamara opinaba que “dentro de todos nosotros hay un Sherlock Holmes convencido de que si se le facilita la cantidad adecuada de pistas podría resolver un misterio”. Por ello consultaba periódicamente las webs de genealogía porque creía que podían llevar un día a su caída. Y así fue dos años después de su muerte: un familiar del escurridizo asesino y violador envió una muestra de ADN a una de estas bases de datos comerciales de material genético para localizar a parientes desconocidos. Ahora vive en una celda bajo vigilancia constante. 

Referentes del 'true crime'

<strong>'A SANGRE FRÍA (1966), </strong>de <strong>TRUMAN CAPOTE. </strong>Pionera de la llamada novela de no ficción es el ‘true crime’ por excelencia. El escritor estadounidense buceó con rigor periodístico en el brutal asesinato de una familia de una zona rural de Kansas en 1959 y se entrevistó con los dos asesinos convictos y condenados a muerte para entender sus motivaciones.