ESTRENO TEATRAL

El vibrador sube a escena en La Villarroel

Julio Manrique dirige 'L'habitació del costat', una comedia muy fresca de Sarah Ruhl sobre el descubrimiento del aparato que curaba la histeria

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Marta Cervera

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El descubrimiento del vibrador vertebra ‘L’habitació del costat' ('The vibrator play'), escrita por la dramaturga norteamericana Sarah Ruhl. Siete sólidos actores -Ivan Benet, Carlota Olcina, Pol López, Mireia Aixalà, Xavi Ricart, Alba Florejachs y Adeline Flaun- estrenan este miércoles la versión catalana de esta aplaudida pieza en La Villarroel.

 “Con ella viajamos al Nueva York de 1880, una época en que las mujeres no conocían sus cuerpos y en el que experimentan sus primeros orgasmos y alucinan”, afirma Julio Manrique, director de esta nueva coproducción entre La Brutal y La Villarroel . “Es una obra diferente que te habla y te conmueve”. La pieza habla de placer, de uso de los avances tecnológicos pero también de relaciones de pareja, de transformación y de generosidad. “Hoy estamos invadidos por la pornografía, de estímulos, de estereotipos. Hay mucha información pero también desinformación y mentiras. Hay muchas expectativas sobre cosas que después no pasan porque no son verdad. Diría que hay mucho espectáculo, show y, sobre todo, mucho ruido”.

Ruhl se inspiró ‘La tecnología del orgasmo’, un libro de Rachel P. Maines sobre la historia del vibrador para escribir la obra, estrenada en EEUU en el 2009. Posteriormente también Tanya Wexler lo tomó como punto de partida para el filme 'Hysteria' (2011). 

Los vibradores eléctricos, utilizados primero solo por médicos, se comercializaron después para uso doméstico. De hecho, llegaron a los hogares antes que otros artículos imprescindibles del hogar como el aspirador y la plancha eléctrica. “Estos aparatos antiguos son cacharros muy curiosos, parecen secadores de pelo, son muy raros”, afirma Manrique cuyo equipo ha hallado por internet un modelo que no es del 1880 -donde se sitúa la pieza- pero sí de principios del siglo XX.

Retrato de una época

Aunque transcurre en la época victoriana en la obra hay guiños al espectador actual. La acción transcurre en casa del doctor Givings (Ivan Benet), un médico que experimenta con un nuevo aparato destinado a combatir la insatisfacción sexual de las mujeres, aunque también hay un hombre que visita su consulta (Pol López). Todo ello ante su sorprendida joven esposa Catherine (Carlota Olcina). Ella no acaba de entender qué ocurre en la habitación de al lado donde su marido experimenta con un nuevo aparato eléctrico para aliviar la histeria, término que en el siglo XIX servía para definir muchos problemas relacionados con la insatisfacción sexual. Catherine está celosa de las pacientes de su marido. Además, acaba de ser madre y es incapaz de amamantar debidamente a su bebé por falta de leche y debe contar con una mujer negra (Adeline Flaun) que ha perdido a su hijo para alimentarle. Ella, por cierto, alucinará con lo que ocurre en aquella casa. Y es que los problemas de histeria eran casi exclusivos de clases acomodadas.   

Sarah Ruhl autora también de obras como 'The clean house' y 'Eurídice', entre otras, suele decir que 'L'habitació del costat' es más dionisíaca que apolínea. Hallar el tono de la obra ha sido uno de los caballos de batalla de Manrique. "La pieza fluctúa entre la ligereza y la profundidad. Hay mucha verdad pero también comedia, drama y poesía. No es una historia psicologista y naturalista exactamente. Es muy chejoviana. Hay alegría impregnada de tristeza".