'Mi obra maestra': Una sátira artística
El filme de Gastón Duprat solo funciona a ráfagas
Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
Quim Casas
Tiene alguna situación divertida, un buen trabajo del camaleónico actor argentino Guillermo Francella en el papel de un galerista y una sana voluntad de reírse de todo y de todos, pero 'Mi obra maestra' solo funciona a ráfagas. La película se plantea como una sátira sobre el mundo del arte, los marchantes, los pintores, la cotización, la amistad, las organizaciones humanitarias y las triquiñuelas de unos y de otros para que un pintor esté al alza incluso asumiendo la decisión más drástica posible. Todo lo concerniente al personaje encarnado por Raúl Arévalo pasa de la sátira a la mala caricatura.
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