Estreno en el Festival de Cine de Sevilla

Cuando la fama (de Dani Rovira) salva vidas

El actor coprotagoniza el documental 'Todos los caminos', que da visibilidad al síndrome de Rett, una enfermedad rara

Dani Rovira, tras completar en bicicleta los casi 1 500 kilometros entre Barcelona y Roma

Dani Rovira, tras completar en bicicleta los casi 1 500 kilometros entre Barcelona y Roma

Nando Salvà

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Que la fama sirve para más que acumular seguidores compartiendo fotos de postres es algo que Dani Rovira comprendió hace mucho; él, de hecho, empezó su labor solidaria incluso antes de convertirse en uno de los actores más taquilleros del país gracias a 'Ocho apellidos vascos' (2014). “Habría sido muy jodido morirme sin saber para qué viví”, explica el malagueño. “Para mí lo bonito de pasar por este mundo es tratar de dar un significado a tu existencia y, de paso, dejar un legado”.

De ese proceso de búsqueda nació Ochotumbao, la fundación que Rovira creó hace unos años junto a su compañera la actriz Clara Lago con el objetivo de impulsar proyectos destinados a mejorar la vida de los más desfavorecidos, conservar el medio ambiente y defender a los animales. “Nada nos llena de tanto orgullo a Clara y a mí como haber creado un altavoz a través del que concienciar a la gente de causas que de otro modo nadie conocería”.

Una de esas causas es el Síndrome de Rett, una rara patología neurológica que en la actualidad no tiene cura. Darle visibilidad e incentivar la investigación sobre su tratamiento es el objetivo de 'Todos los caminos', documental coproducido por Ochotumbao que estos días se proyecta en el Festival de Cine de Sevilla. Rovira lo coprotagoniza junto a Paco Santiago, cuya hija Martina sufre la enfermedad. “Todo empezó cuando Paco me comentó que existía la posibilidad de conseguir una audiencia con el Papa, en Roma”, recuerda el actor. “Me pareció que podíamos aprovechar la ocasión para llamar la atención. Pensamos que hacer el viaje en coche no tendría mérito, y que hacerlo de rodillas sería imposible; así que decidimos usar unas bicicletas”.

Una tabla de salvación

Todos los caminos es esencialmente una 'road movie', durante la que vemos a Rovira y a Santiago recorrer más de 1.500 kilómetros pedaleando, acompañados por dos amigos más. “Fue muy duro de grabar, exigió un gran esfuerzo físico y unas condiciones de rodaje que invitaban a los imprevistos”. Entre ellas, un accidente en mitad de una carretera francesa que, por culpa de un conductor demasiado pendiente del móvil, podría haber acabado con las vidas de los ciclistas. “Fue un percance terrible pero que encapsula el mensaje de la película”, opina el actor. “Hacer planes no tiene sentido porque la vida siempre te sorprende. A veces para bien, con una carrera de éxito, y a veces para mal, con una enfermedad de la que no se sabe nada”.

Para Rovira, decíamos, la solidaridad fue algo parecido a una tabla de salvación. “Gestionar el éxito me resultó muy difícil hasta que descubrí que podía usarlo para ayudar a los demás”. Inevitablemente, eso sí, su voluntad altruista le ha acarreado no pocas críticas en redes sociales.  “Todos llevamos dentro a un pequeño nazi que necesita decirles a los demás lo que se puede y lo que no se puede hacer”, lamenta, también en alusión a los ataques que en los últimos días han recibido algunos de sus compañeros cómicos. “Creo que todos deberíamos darnos cuenta de que, si tratamos de poner cortapisas al humor, y a las letras de las canciones, y a los libros, y a las pinturas, conseguiremos que la vida sea terriblemente aburrida”.