entrevista

José Coronado: "Un día vemos que no conocemos a nuestros hijos"

El actor sigue su buena racha con el papel protagonista de 'Tu hijo', película de ambigua moralidad

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Beatriz Martínez

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José Coronado está viviendo un momento dorado en su ya larga carrera. Ha estrenado dos series, ‘Gigantes’ y ‘Vivir sin permiso’, y se ha convertido en una presencia constante en cine y en televisión. Ahora es la estrella absoluta de ‘Tu hijo’, el nuevo largometraje de Miguel Ángel Vivas en el que interpreta a un padre de familia que se enfrenta a la noticia de que su hijo adolescente ha recibido una brutal paliza que lo ha dejado en coma. A partir de ese momento, su personaje, Jaime, se introducirá en una espiral de violencia y venganza a ritmo de electrizante thriller nocturno en el que laten una serie de preguntas de una gran complejidad moral.

Siempre se ha caracterizado por interpretar personajes fuertes y contundentes. ¿Cuál es el principal reto al que se enfrentó en esta película?

Creo que es uno de los personajes más complicados que he hecho. Quizás porque es una película muy desnuda, sin artificios y eso la hace todavía más inquietantemente real. Es un hombre normal que se ve abocado a una situación extraordinaria que lo perturba por completo, y se perderá en la oscuridad, en terrenos que desconoce por completo.

La película gira en torno al ojo por ojo. Moralmente resulta muy comprometida.

Pone sobre la mesa temas complejos y lo hace invitando al espectador a ponerse en la piel de este hombre. La película tiene un objetivo, que reflexionemos hasta qué punto conocemos a nuestros hijos. Es un thriller muy entretenido que al mismo tiempo dialoga con el espectador para que se haga preguntas, que le sitúa en encrucijadas muy jodidas haciendo que se replantee su propia ética, sus principios.

¿Cree que existe una brecha insalvable entre generaciones?

Hay una enorme falta de comunicación. En mi época los referentes eran los padres, ahora son los influencers. Mi generación tiene un gran rival que es la tecnología y los jóvenes viven sumergidos en ella. Nosotros no sabemos jugar en su terreno, nos perdemos, y ellos nos torean, saben como despistar y regatear. Al final, hacemos la vista gorda y nos refugiamos en nuestros trabajos para ser los mejores profesionales, pero llega un día que nos damos cuenta de que no conocemos a nuestros hijos.

¿Cree que estamos cada vez un poco más crispados?

Absolutamente. Además, nos hemos radicalizado. Solo funcionan los extremos. Yo creo en los centros, en los pactos. Un poco de lo tuyo, un poco de lo mío, y así se van construyendo las cosas. Pero ahora solo queremos imponer nuestra opinión por encima de los demás. Y es agotador. Además, todo se malentiende. Si guiñas un ojo te pueden acusar. Vivimos en una sociedad muy complicada.

Los políticos tampoco ayudan.

Tampoco. Se gritan, se insultan, se faltan al respeto, en todos los ámbitos de la sociedad, y eso se convierte en el reflejo en el que se miran los menores.

¿Qué le motiva a elegir cada papel?

Desde hace muchos años tengo mi método. Lo primero es la historia, que me toque, que me trasmita algo. Luego, quién la dirige, porque el director es Dios y estás a su merced, te puede encumbrar o hundir. Y luego el personaje. En este caso la historia me pareció brutal, valiente, honesta en los tiempos en los que vivimos.

Ahora se han puesto de moda las series, pero usted creyó en ellas desde el principio de su carrera.

Cuando hice ‘Hermanos de leche’ (1994) era un medio que estaba totalmente desprestigiado. Y yo pensaba, pero cómo va a ser un medio menor si lo ven seis millones de personas. Y al cabo de los años, todos los que me lo decían, están trabajando en tele porque es más 'cool'. Pero a mí nunca me ha importado, siempre he intentado hacer bien mi trabajo sin importar el medio.