SALÓN DEL MANGA DE BARCELONA 2018

Los secretos del anime, según uno de los 'cracks' de 'Dragon ball'

Masaki Sato, animador en la legendaria saga, explica los secretos de su profesión

El animador Masaki Sato en el Salón del Manga.

El animador Masaki Sato en el Salón del Manga. / periodico

Josep M. Berengueras

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Cuando un consumidor ve un episodio de anime por televisión es poco consciente que para hacer ese capítulo de poco más de 20 minutos se necesitan miles y miles de dibujos. "Para hacer un solo episodio de 'Dragon Ball' estábamos alrededor de cinco semanas", destaca Masaki Sato, un prestigioso animador japonés que visita el Salón del Manga de Barcelona.

Hoy en día hay muchas series (y películas) que apuestan por el ordenador para crear animación. Sin embargo, en Japón se sigue priorizano el proceso original: el que implica que un equipo de cientos de personas trabaje casi sin descanso durante semanas para no solo planificar cada episodio, sino sobre todo para ejecutarlo dibujando y pintando las centenares de imágenes por minuto que, al ser grabadas de forma rápida, darán la sensación de movimiento y fluidez.

El proceso

De forma resumida, para hacer un episodio basado en un manga, un responsable de 'storyboad' realiza la primera aproximación. El director de arte y el de diseño de personajes preparan toda la parte gráfica, y más tarde llega la producción: se dibujan una a una cada escena (frame o cuadro), para luego entintar un 'cel' (hoja semitransparente) que después se entinta, todo de forma manual. Al grabar esos 'cels' pasando rápido (hasta 24 cuadros por segundo) se logra la animación.

Sato comenzó su carrera en el prestigioso Studio Junio (Mazinger Z, Lupin III, La vuelta al mundo de Willy Fog), donde tuvo como maestro a Minoru Maeda, uno de los más reputados animadores de Japón (responsable de, ente otras, Touch, Dr. Slump, Dragon Ball y Dragon Ball Z). "Le llamaban el hombre dorado porque todo lo que tocaba lo convertía en oro, es decir, era un éxito", destaca.

Maeda confió en Sato, y su primer gran trabajo fue una lucha de Krilin en la primera parte de Dragon Ball. La serie era un éxito, y Sato siguió vinculado a la serie también en Dragon Ball Z, donde por ejemplo dibujó el mítico combate entre Trunks Celúla. Sato se convirtió en un especialista en combates y el resultado fueron escenas memorables que siguen grabadas en la memoria de la gente.

Era la época dorada del anime. Había mejores trabajos y peores, pero todo estaba hecho con "cariño", destaca. Pero actualmente en Japón se debate a menudo sobre la calidad de algunas series en lo que a animación se refiere. Hay productos que se emiten con caras deformadas, cuerpos desproporcionados e imágenes nada fluidas. Es la industria de la subcontratación, de las menores tarifas, de las prisas.

"La calidad del dibujo de los artistas ha descendido. Se nota cuando ves algunas series, sobre todo en los paisajes", explica Sato. No pasa en todos los casos, pero cuando ocurre, se reabre el debate. Su equipo dedicaba 5 semanas a un episodio, y a veces incluso era poco tiempo. "El proceso ahora es similar al de antes, pero ahora se hace más rápido aunque con más equipo", agrega.

Un ejemplo: hace poco, con algunos episodios de Dragon Ball Super, Twitter ardió con comentarios sobre lo pobre que eran los diseños y la animación. "Yo ya hace tiempo que estoy desvinculado de la saga. Pero al ver la polémica visioné los episodios. Realmente faltaba calidad, parece que los productores no tenían cariño por el producto como se tenía antes. Supongo que era una falta de tiempo y de presupuesto, de estar más preocupados por tener beneficios económicos o en la mercadotecnia que en otra cosa", concluye.