entrevista

Julio Medem: "Mis películas recaudan el doble o el triple en el extranjero"

El director vasco estrena `El árbol de la sangre¿, una historia sobre genealogías imposibles

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Beatriz Martínez

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Julio Medem asegura no leer las críticas de sus películas desde ‘La ardilla roja’. Después de la unanimidad que provocó su ópera prima, ‘Vacas’, gracias a la que ganó el Goya al mejor director novel, se dio cuenta de que su cine no dejaba a nadie indiferente: o producía fascinación o un rechazo absoluto. Ha tenido que lidiar con eso durante toda su carrera, pero se ha mantenido fiel a sí mismo. Ahora estrena ‘El árbol de la sangre’, una historia sobre genealogías imposibles en la que el elemento fabulador adquiere una importancia fundamental, aunque el verdadero protagonista vuelve a ser Medem. Medem y su imaginación, sus símbolos, sus metáforas, su poética de la imagen y su fantasiosa pulsión creativa.

¿Se ha sentido incomprendido en nuestro país?

Desde el principio mis películas han sido más reconocidas fuera y he podido seguir haciendo cine gracias a eso, ya que en el extranjero recaudan el doble o el triple.

¿Qué ha cambiado más en estos últimos años, el mercado o el público?

Ha cambiado todo. Yo creo que se hacía un cine más plural en España, había más libertad creativa. Yo fui un privilegiado que pude hacer el cine que quería, el público apreciaba que las películas fueran diferentes, que estuvieran contadas a través de un lenguaje especial. Ahora todo es más complicado, la gente joven se interesa por otras cosas.

¿Le preocupa que hayan cambiado los hábitos de consumo?

Por mí que cambien ya del todo. No me parece bien que el cine se tenga que amortizar únicamente en las salas, en la decisión de un espectador de pagar una entrada. La opción de las plataformas digitales me parece muy positiva. Los festivales de cine, por ejemplo, son maravillosos, pero después de la alfombra roja, sería estupendo que desde nuestras casas pudiéramos ver la inauguración de Cannes o San Sebastián en 'streaming'; pagando, por supuesto.

Entonces, a usted no le importaría estrenar directamente en una plataforma digital como Netflix.

Me encantaría, yo creo que el futuro va por ahí. Aunque reconozco que ‘El árbol de la sangre’ se ve más bonita en cine. Creo que las salas deberían seguir existiendo. Que las plataformas tuvieran las suyas donde proyectar sus películas. Pero seamos claros, el mercado de la distribución en España es demencial. La semana que viene hay más de 20 estrenos y las salas están contadas.

¿Ha intentado alguna vez hacer algo diferente?

No. Yo estoy limitado a ser como soy. No me sale hacer cine de otra manera. Esos símbolos no son impostados, nacen de mí. Y yo soy feliz con eso. No puedo ir en contra de mi propia naturaleza y menos a estas alturas.

¿En alguna ocasión le ha pesado ser Julio Medem?

Sí, claro que pesa.

¿Le cuesta cada vez más trabajo sacar adelante sus películas?

Lo he pasado muy mal económicamente. Penélope Cruz me salvó un poco con ‘ma ma’. Pero sí, me cuesta mucho. Este guion ha pasado por varias distribuidoras y si no llega a ser por Arcadia (responsables de títulos como ‘Blancanieves’ o ‘Viaje al cuarto de una madre’), no hubiera salido. Se lo agradezco tanto, porque han apoyado tenazmente la película, han creído en ella. Ellos han plantado el árbol y lo han hecho crecer conmigo.

¿Cree que se ha perdido la audacia y el riesgo en el cine español, que está cada vez más adocenado y se busca repetir los mismos clichés?

Yo creo que hay mucho miedo. Un miedo que se cultiva y que está marcando cómo se tiene que hacer el cine.

Cómo surge ‘El árbol de la sangre’.

Yo tiro mucho de mi inconsciente. Trabajo desde ahí y dejo que tome el control. Cuando me seduce una idea tiro de ella para saber hasta dónde me lleva. Aquí partí de una imagen, unas vacas que bajan del norte corriendo y unos toros que suben a su encuentro. A partir de ahí surgieron las familias, intenté explorar sus raíces, que me llevaron a varios sitios de España, al País Vasco, a Catalunya, a Andalucía…

¿Que sean de esas comunidades autónomas esconde algún doble sentido?

No el que piensas. Cuando escribí el guion era el año 2009. La situación en Catalunya no era la misma y en Euskadi todavía ETA estaba activa.

En la película se dice de forma específica que no se va a hablar de política, ¿por qué?

Decir que no hay política ya es por sí un acto político. En el primer guion había política, pero la quité, y me sentí más cómodo. La política separa mucho a las personas, se juzga y cada vez se es más intolerante a la hora de comprender ideologías diferentes a la nuestra.

Es quizás una de sus obras más complejas a nivel de guion. Supongo que habrá sido difícil orquestar esa narración.

Fue lo más difícil, sí. Por eso al principio no me estaba saliendo bien. No había una modulación adecuada, ni una proporción entre subtramas y cantidad de personajes.

Pero al final quedó como quería.

A unos les podrá gustar más o menos, pero creo que se entiende. Es densa y vigorosa como un ciclón, está llena de emociones fuertes, pero al mismo tiempo es clara. Y espero que para el espectador sea una película que le provoque cosas, que le sugiera, que le afecte, que le ayude a entenderse mejor.