CRÓNICA

Monumental Misa de Bernstein

La OBC y el Auditori celebran el centenario del compositor americano

obc  misa bernstein

obc misa bernstein / periodico

Pablo Meléndez-Haddad

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Repetir un año y medio después de su estreno una producción tan costosa y monumental como la Misa de Leonard Bernstein solo se justifica por su recuperación como colofón de las celebraciones que la OBC y el Auditori de Barcelona han dedicado al compositor estadounidense en el centenario de su nacimiento. El controvertido ‘pasticcio’ despidió la temporada de la orquesta en mayo de 2016 y este fin de semana regresó con idénticos intérpretes a la espera, en diciembre, de un último programa dedicado a Bernstein y a su teatro musical.

El regreso de su Misa –incluida en el loable programa social Apropa Cultura–, que por mucho que lleve ese nombre es más bien una obra teatral cantada, impuso un mestizaje que obliga a cualquier orquesta que se atreva con ella a reforzarse hasta superar los 110 efectivos, tirando de órgano, teclado, saxos, guitarra y bajo eléctricos y un impresionante despliegue de percusión, batería incluida. Al barítono solista –aquí un expresivo, fundamental y amplificado William Dazeley– se unen además cuatro formaciones corales –100 voces adultas (Lieder Camera, Cor Madrigal y Cor de Teatre) y casi 50 voces blancas (Veus-Cor Infantil Amics de la Unió)– y, en esta ocasión, una considerable cantidad de música pregrabada que incluye secciones con instrumentos orientales.

La interpretación fue memorable, con un entusiasmo contagioso sobre todo de la masa coral y de los jóvenes músicos de la Esmuc –brillantes en la percusión–, un despliegue concertado con eficacia por Clark Rundell. El Cor de Teatre se lució como el Street Chorus –con unos solistas expertos y fascinantes–, de voces muy bien educadas en el estilo, al igual que el niño Josep Vallejo, de canto angelical.

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