CRÓNICA

The Bad Plus, mirada al frente

En su vuelta al Festival de Jazz de Barcelona, el trío convenció con su nuevo pianista

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Roger Roca

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Por un momento pensaron en dejarlo pero aquí siguen. A finales de 2017 y tras diecisiete años juntos, el trío The Bad Plus, uno de los de grupos de jazz más longevos y con más personalidad del cambio de siglo, perdía una de sus tres patas, el pianista Ethan Iverson. La baja podría haber sido letal. La fuerza de este trío radicaba precisamente en el equilibrio entre tres músicos muy singulares. Pero Reid Anderson y Dave King, contrabajo y batería, decidieron seguir adelante con otro pianista, Orrin Evans. Grabaron un disco de nuevas composiciones, 'Never Stop II', y han salido a defenderlo en un gira que el sábado les traía de nuevo al Conservatori del Liceu de la mano del Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona.

Hace solo once meses la formación original se despedía del público de la ciudad en esa misma sala con un concierto muy emotivo, cuando ya se sabía que el cambio era inminente. Y en esas circunstancias era imposible que el concierto del sábado no fuera un poco como una reválida. O como una de esos encuentros entre amigos en los que alguien lo ha dejado hace poco con una pareja a la que todo el mundo quería y de entrada los demás no saben muy bien cómo comportarse cuando les presentan a la nueva.

Anderson y King han encontrado en Evans a un compañero que vibra en su misma frecuencia emocional

Pero la incomodidad, si la había, se disipó pronto. Ya no son la banda rompedora que pilló a todo el mundo por sorpresa quince años atrás, pero conservan el don de conectar con las emociones del público como pocos grupos de jazz pueden hacerlo. Puede que ahora sean más directos, menos disonantes y menos posmodernos, porque Orrin Evans va más de cara al jazz que su predecesor. Y porque Anderson y King, en el fondo dos románticos de manualhan encontrado a un compañero que vibra en su misma frecuencia emocional.

Con la vista puesta al frente, de su larga discografía solo rescataron un par de piezas. El resto del concierto lo fiaron al repertorio de un disco nuevo que aquí casi nadie ha tenido la oportunidad de escuchar -autoeditado, sin distribución en Europa y fuera de las plataformas de streaming más populares-, pero que acabó por conmover a su público. De muy poca cosa, cuatro acordes, sacaban un drama de proporciones épicas. Luego dislocaban lo que podría ser la melodía de un 'hit' de rock y se inventaban una especie de canon en el que piano y batería se perseguían para decir a medias una misma frase, con un Evans torrencial a las teclas y Anderson y King radiantes, felices como no se les veía desde hacía tiempo.

Entre las nuevas composiciones nuevas hay por lo menos un par de dianas, Safe Passage y Regional All Stars, que merecen convertirse en clásicos del repertorio de The Bad Plus. Y para un grupo que estuvo a punto de no contarlo, eso son muy buenas noticias.