entrevista

Jaime Rosales: "En 'Petra' he intentado aunar arte e industria"

El director barcelonés estrena su sexta película, de apariencia luminosa pero plagada de turbulencias internas

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Beatriz Martínez

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El director barcelonés Jaime Rosales firma su sexto largometraje, ‘Petra’, una película configurada a modo de tragedia griega en la que confirma su capacidad para jugar con el lenguaje cinematográfico al mismo tiempo que es capaz de adentrarse en el juego de las pasiones humanas. Presentada en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes, la película, de apariencia luminosa pero plagada de turbulencias internas, está protagonizada por Bárbara Lennie, Àlex Brendemühl (con el que repite tras su ópera prima, ‘Las horas del día’), Marisa Paredes y Joan Botey.

¿Por qué quería hacer una tragedia griega contemporánea?

Es un artefacto tan poderoso que ha atravesado todas las épocas. Por una parte, me interesaba explorar temas ligados a la familia. Como decía Aristóteles, cuanto más cercano es el parentesco, más bella es la traición. Por otra, desde el punto de vista metafísico comulgo mucho con la idea del destino que no podemos gobernar. Vivimos en un mundo en el que creemos que todo está bajo control, y realmente no es así. Cuanto más deseamos una cosa, los dioses más nos apartan de ella. Para mí el reto era traducir toda esa estructura de la tragedia griega y trasladarla a la época actual.

En su anterior película, ‘Hermosa juventud’, hablaba de la crisis económica y la forma en la que estaba afectando a las nuevas generaciones. En ‘Petra’ abandona el relato social y se introduce en el territorio de los temas, de las ideas.

Parece que nos hayamos olvidado de las ideas, de las ideologías. En la política, por ejemplo, da la sensación de que vivimos en un culebrón constante. Cuando hice ‘Hermosa juventud’ sentí la necesidad de hacer un retrato de ese momento, de ese ahí y ese ahora. En ‘Petra’ no encontramos casi ningún anclaje a la actualidad (solo una referencia a las fosas del franquismo), porque quería hablar de temas más universales. De la identidad, de la lucha entre el bien y el mal, de la suerte y la fatalidad, de la mentira. Y de cómo esa ocultación termina por aflorar y de cómo corroe a todos los personajes. También era muy importante el tema del perdón, de la redención. Porque por mucho daño que nos hagamos, dentro de nosotros también está la capacidad de perdonar, y la película invita a esa esperanza.

También encontramos muchas reflexiones en torno a la naturaleza del arte. Incluso en muchos momentos parece que usted mismo esté haciéndose preguntas a través de los personajes de la película.

Es cierto. En ella se ofrecen tres tipologías de artista. El más comercial, que parece que tiene olfato para el éxito, el romántico que basa su obra en sus obsesiones más íntimas y el social o comprometido políticamente. Es curioso que estas visiones se encuentren totalmente enfrentadas en la realidad. Los artistas que escogen un camino detestan a los otros.

¿Y usted en qué categoría se integraría?

Yo soy un poco de todos y de ninguno. Busco ser accesible, que la gente vea mis películas, pero también me parece importante apuntar un cierto compromiso y al mismo tiempo siento la necesidad de establecer una intimidad con mi obra y verter mis propias obsesiones.

¿Cree que en el cine español también existen esos bandos?

Creo que nos quejamos demasiado. Sería más constructivo pensar en mejorar, ir a buscar al espectador, estimularlo, llevarlo a la sala y presentarle obras que merezcan su atención. Creo que lo complicado de verdad es hacer una buena película. Y es igual de difícil en el terreno comercial o en el de autor. Y todavía se añade un nivel de complejidad si se intentan las dos cosas. ‘Petra’ es una película en la que he intentado aunar arte e industria, que es lo que debería ser el equilibrio del cine.