CRÓNICA DE CONCIERTO

Maria Arnal i Marcel Bagés se consagran en el Palau de la Música

El dúo neotradicional, gran revelación local de los últimos años, superó con éxito la prueba del recinto modernista

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Juan Manuel Freire

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A veces hay justicia cósmica y la gente que lo merece es la que gana. Véase el caso (raro) de Maria Arnal i Marcel Bagés, transmutados en tiempo casi récord de secreto bien guardado de unos pocos a proyecto que agota en el Palau, en el marco del festival Músiques Sensibles. Ello, además, con una propuesta emotiva pero exigente, en la que las esencias primordiales de la música popular hacen migas con la experimentación ruidosa, las estructuras de canción fcreativas y, en fin, un afán de búsqueda raro por aquí en proyectos con espíritu pop.

El concierto del jueves en el Palau es el (casi) fin de una gira que, comentó anoche Arnal, cuando acabe habrá sumado 158 conciertos ("no nos lo podíamos imaginar"). La propuesta neotradicional del dúo catalán ha saltado fronteras y roto supuestas barreras lingüísticas, gracias al caudal emocional de una voz como la de Maria, pero también a un trabajo en las cuerdas y pedales tan imponente como el de Marcel y el productor David Soler.

Poco se puede añadir a lo mucho escrito sobre ese debut ejemplar, '45 cerebros y 1 corazón', o de su traslación al directo, anoche de nuevo tan extática como cabía esperar. El Palau no se les hizo grande; el Palau se achicó ante ellos. Arrancaron con el tema que da título al disco, ahora susurrado, ahora casi gritado, noria emocional en toda regla. Para quienes fueran a un directo suyo por primera vez, que quizá fueran minoría, Arnal quiso explicar el sentido de esta canción, basada en la historia real de una fosa común de la Guerra Civil en Burgos.

Arnal no desdeña la oportunidad de hacer comentarios sobre el repertorio, pero las canciones ya hablan por sí solas. Es una tradición folclórica actualizada con seguridad; es el pasado histórico recuperado y reconocido para poder mirar hacia el futuro con dignidad. Concepto desarrollado en directo con creciente intensidad, tirando de ruido blanco (y luz estroboscópica) en 'Jo no canto per la veu', cruzando la copla con el 'Hyperballad' de Björk en 'Cançó de la Marina Ginestà' y alcanzando la catarsis definitiva en 'La gent', anoche precedida por una larga intro espectral con órgano de Joan Bagés, hermano de Marcel. La nueva 'Big data', cuidado, es clásico instantáneo. Pero lo más aplaudido debió ser 'Tú que vienes a rondarme', milagro pop que hermana pasado, presente y futuro, este mundo y la galaxia entera, en poco más de tres minutos infinitos.