crisis en una entidad

La SGAE inicia la cuenta atrás de unas elecciones bajo sospecha

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Nando Cruz

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Día extraño en la sede de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Uno más. A las diez de la mañana, mientras el presidente saliente, José Miguel Fernández Sastrón, anunciaba en rueda de prensa el inicio de la campaña para las elecciones del próximo 26 de octubre, la agrupación de candidatos con la que concurrían Kiko Veneno, Jota de Los Planetas, Sole Giménez, Rosa León, Amaro Ferreiro y Jorge Ilegal, entre otros, sellaba las cartas que hacían oficial su retirada. Es una estrategia con la que deslegitimar la votación que viene acompañada de un correo dirigido a todos los socios de la entidad para que no voten a nadie y no reconozcan los resultados.

Sastrón se refirió el jueves a la maniobra de la candidatura regeneradora con términos como falta de lealtad y ética. Mientras, la retirada de la candidatura opositora ya ha provocado que la AEDEM (Asociación Española de Editores de Música) también se retire. Si se confirma el abandono de la decena de autores que han anunciado de forma oficiosa su intención de secundar la huida, serían unas elecciones sin casi oposición; terreno abonado para el regreso triunfal de Teddy Bautista que, contra pronóstico, presentó su candidatura a última hora.

La otra transición

Como inspirada por la transición política que se inició en España tras la muerte de Franco, la cultura ha vivido un lento, lentísimo, proceso de regeneración que nunca llega de cristalizar: el de la SGAE. Desde que el 30 de junio del 2011, la Guardia Civil entró en el Palacio de Longoria a hacer un registro por orden de la Fiscalía Anticorrupción y detuvo Teddy Bautista, la entidad ya ha tenido hasta cinco presidentes. Varios directivos de la entidad están pendientes de juicio. El presidente saliente, Sastrón, estuvo declarando en el juzgado días atrás por su posible vinculación con la trama de la rueda. Parece que el cerco se estrecha y que la SGAE se tambalea más que nunca, pero no está claro que vaya a caer.

Si en política se usa el término bipartidismo, con la SGAE hay que inventar otro. ¿Bautismo? Desde 1977 se habla de renovar los mecanismos de gestión y reparto de ingresos, así como de establecer un sistema de votos abierto a todos los socios, pero en 40 años todo han sido trabas o parches. En el 2001, la candidatura opositora liderada por Loquillo fue barrida por Bautista y su equipo. Sastrón, entonces un acólito de Teddy, se fue alejando poco a poco de este y presentó una candidatura alternativa en el 2011. También perdió. Sin embargo, y tras el paso de Antón Reixa por la presidencia de la SGAE y la dimisión del siguiente mandatario, José Luis Acosta, tomaría el mando de la entidad en el 2016.

Teddy ataca de nuevo

Lo que pudiera parecer una victoria de la oposición a Bautista no ha sido tal. Algunas voces hablan de un "gobierno en la sombra" de Teddy que, desde su retiro, habría ido moviendo los hilos discretamente. Hasta que en septiembre, la SGAE se retiraba como acusación particular en el juicio contra Bautista por presunto fraude a la entidad que la fiscalía anticorrupción cifra en cien millones de euros y por la que pide siete años de prisión. Esta maniobra interna permitía a Bautista volver a presentarse a las elecciones. Y eso ha hecho. A los 75 años.

Bautista es solo uno de los 59 autores que optan a los 16 puestos del colegio de pequeño derecho; el de los músicos y el de mayor peso dentro de la junta directiva. Pero su apellido no es uno más, como quedó certificado cuando el pasado abril se le entregó el Premio Apolo de Honor por su labor al frente de la entidad. Tras unos años en que su nombre ha sido impronunciable, cada vez se elogia con mayor transparencia su legado. Hay ganas de un revival Bautista. Autores como el cantautor Tontxu lo defienden sin disimulo. Tanto él como el gaitero Hevia, la cantautora Inma Serrano, el compositor Tomás Marco y Teo Cardalda (ex Golpes Bajos y Cómplices), autores históricamente alineados con Bautista, aparecen en la lista de candidatos a estas elecciones.

Hay un cisma irreconciliable en el gremio de músicos sobre el legado de Teddy. Unos dicen que él representa la corrupción estructural que afecta a la entidad desde hace décadas y otros defienden que su mandato dio a la entidad los años de mayores ingresos. El manifiesto ‘En defensa de nuestros derechos’ de julio del 2017, donde más de 150 músicos pedían amparo al Gobierno frente a los desmanes de la SGAE, incluía nombres como Alejandro Sanz, Eva Amaral, Santiago Auserón, Santi Balmes de Love of Lesbian y Rosario Flores. Pero otro manifiesto que defendía la gestión de la entidad reunía hasta 300 firmas entre las que destacaban David Summers, Víctor Manuel y Diego El Cigala. Cada cual lo ve desde su prisma, pero la batalla no se librará en las urnas porque los músicos que querían regenerar la entidad han dado marcha atrás.

Nacida en un entierro

El germen de esta candidatura renovadora fue un entierro; el de Enrique Sierra, guitarra de Radio Futura. Aquel día de febrero del 2012, en una reunión informal posterior al sepelio, varios músicos comentaron, por enésima vez, que el único modo de asegurar el futuro del gremio era tomar las riendas de la SGAE. En esa reunión estaba Patacho, excomponente del grupo Glutamato Yeyé y portavoz de la candidatura que hoy mismo se ha retirado de los comicios.

"Ha sido muy costoso hacer entender a músicos de generaciones y de estilos tan distintos que el problema era común, que no era una guerra entre viejos y jóvenes", explica Patacho. "Somos un grupo de unos 300 autores en contacto constante", calcula. A partir de una lista de 60 que cumplían todos los requisitos para ser candidatos, se eligieron 16 que formarían la lista definitiva buscando diversidad estilística, geográfica y de edad. Por eso hay cantautores de la vieja guardia y músicos indies; andaluces y gallegos. Si escasean las mujeres es porque solo suponen un 14% del total de socios y solo un 2% tienen derecho a ser votadas. "Sería muy triste que a Anni B Sweet o Silvia Pérez Cruz les pase lo que nos pasó a nosotros”, pide Patacho, en referencia a la dejadez con que los músicos de su quinta se tomaban los asuntos de la SGAE y que permitió que la gestión de sus derechos haya sido cada vez más turbia.