INTERFERENCIAS

Sitges 2018: la jornada del lunes, en píldoras

De la última autoexploración de Von Trier al melancólico tedio de '¿Estamos solos?'

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Julián García / Juan Manuel Freire

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El atroz autorretrato de Von Trier

En el último Cannes hubo estampidas de gente que huía despavorida de la proyección de la última película de Lars von Trier, 'La casa de Jack'. Es comprensible, aunque tampoco se entiende qué esperaban de una película sobre un asesino en serie dirigida por uno de los directores más extremos de la historia. Violenta y cabestra hasta la extenuación, repleta de un humor negrísimo y de digresiones sobre el arte, la ingeniería, las uvas que se utilizan para los vinos de postre o el pianista Glenn Gould, esconde bajo su premeditada demencia un autorretrato atroz del propio Von Trier, quien explora su psique quebrada, al filo del abismo, y justifica el porqué de su cine y de sí mismo. (Solo en Sitges puede ocurrir que el público jalee a Matt Dillon mientras revienta la cara a Uma Thurman con el gato de un coche y, un rato después, lancé un grito de repelús porque el Jack del título, de niño, le corta la patita a un polluelo de pato).


Celebrando la muerte

Un año más, casi cada muerte que sucede en una pantalla de Sitges recibe aplausos de parte de la platea. Se entiende en las películas con un tratamiento lúdico de la violencia, como 'The night comes for us', o en aquellos casos en que la muerte de un villano presenta tintes claramente catárticos. Se hace más extraño cuando sucede en películas cuyo tono e ideología no invitan a esa reacción victoriosa. Es como si en una proyección de 'En la habitación' aplaudiéramos cuando Tom Wilkinson aprieta el gatillo. Quizá no toca.


Otro posapocalipsis íntimo

Todos los proyectos dirigidos por Reed Morano parecen partir de la misma pregunta: cuando lo peor sucede, ¿cómo y por qué seguimos adelante? Ese momento aniquilador puede llegar en la forma de una caída de fertilidad y la consiguiente distopía ('El cuento de la criada', cuyos patrones visuales definió en los tres episodios iniciales); la muerte de un hijo ('Dentro del dolor'), o, ahora, un apocalipsis indeterminado. En el paisaje que queda tras la catástrofe se desarrolla '¿Estamos solos?', presentada ayer a concurso, especie de versión dramática de 'El último hombre en la Tierra' que se soporta esencialmente por el carisma de Peter Dinklage y Elle Fanning. Como en 'Dentro del dolor', Morano se regodea en exceso en una estética afectación melancólica.