ENTREVISTA

Axat lleva los tabús de la eutanasia y el suicidio al 'thriller'

Tras el éxito de 'La última salida', el escritor e ingeniero argentino Federico Axat vuelve con 'Amnesia', que reflexiona sobre la angustia del olvido

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Anna Abella

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Serios y profundos, a la par que tabús, son temas como el suicidio, la eutanasia o las enfermedades degenerativas, que van asomando en los recovecos de la intrincada trama de ‘Amnesia’ (Destino / Columna), entre los continuos giros que culminan en un final sorprendente marca de la casa –ojo: leer con atención la última página-, reflejo de la mente analítica del argentino Federico Axat (Buenos Aires, 1975), en el que, reconoce, mucho tiene que ver su profesión de ingeniero. 

El autor regresa al ‘thriller’ psicológico tras el éxito de ‘La última salida’ (con próxima adaptación cinematográfica y 20.000 ejemplares vendidos en España, más derechos de traducción a más de 35 editoriales) y al escenario ficticio de Carnival Falls, en New Hampshire -donde ya ha ambientado tres novelas, entre ellas ‘El pantano de las mariposas’ (2013)- y que es su particular Twin Peaks. “Hay guiños a la serie, como la chica muerta, rubia y de nombre Paula Marrel, que es un anagrama de Laura Palmer, o el nombre del agente del FBI, Frost, como el coguionista. Porque ‘Amnesia’ también es una novela donde hay cosas no son lo que parecen, realidades paralelas, dobles interpretaciones”.

"El suicidio es un acto extremadamente valiente y cobarde a la vez. Es la decisión más drástica y difícil que uno puede tomar"

“El lector debe preguntarse qué haría en la situación del protagonista”, pone Axat como premisa de una novela en la que este, John Brenner, un ilustrador exalcóholico, despierta de bruces sobre la moqueta de su salón y a su lado, amén de una botella de vodka vacía, yace el cadáver de una joven. No recuerda nada de lo ocurrido. “Ante una muerte así lo primero que piensas es en llamar a la policía, pero inmediatamente piensas: ‘no’. Con una mano en el corazón, sabes que no llamarías porque crees que pensarán que eres culpable”. 

Como ya hizo en ‘La última salida’, vuelve a entrar en el terreno de los sueños y la alucinación onírica. “Juego con lo fantástico y lo irreal para crear desconcierto en el lector cuando el personaje sufre una pérdida de memoria y llega a creer que todo es posible. En realidad el miedo verdadero que se esconde tras el olvido es el de perder la identidad porque todos somos nuestros propios recuerdos”.

El canibalismo en los Andes

Siendo niño, el protagonista ve el declive de su madre, que sufre una enfermedad degenerativa y terminal e implora que la ayuden a morir. “Ella ve cómo sus hijos la ven sufrir y no quiere que la vean así. Esas enfermedades encarnan el peor miedo para un ser humano, la imposibilidad de ser nosotros mismos y de valernos solos”. 

"Temas como la eutanasia hay que afrontarlos poniéndose en el lugar del ser querido cuando está en un callejón sin salida"

De esa situación surge la reflexión sobre la eutanasia en el seno de la familia. “Recuerdo el caso de los supervivientes del famoso accidente de avión los Andes en los 70. Vivieron una situación tan crítica que llegaron al canibalismo. Uno de ellos dijo que pudieron hacerlo cuando se dijeron que si uno moría no se sentiría mal si el resto se lo comía para sobrevivir. Se ponían en su lugar, esa es la forma correcta de afrontar estos temas, poniéndose en el lugar de un ser querido cuando se está en un callejón sin salida”.

La eutanasia y el suicidio, que ya exploraba al inicio de ‘La última salida’, es consciente de que "generan angustia". "El tema del suicidio es difícil de tocar porque no quiero ser irrespetuoso, pero me interesa esa contradicción entre ser un acto extremadamente valiente y cobarde a la vez. O, más que cobardía, es una huida, un bajar los brazos ante lo que te rodea. Y al tiempo es la decisión más drástica y difícil que uno puede tomar”.  

El "monstruo" del alcoholismo

Continuos ‘flasbacks’ regresan en ‘Amnesia’ a la infancia de los personajes, donde se fraguan secretos y fantasmas familiares y la relación del protagonista con sus amigos Maggie y Ross y con su hermano mayor, socio fundador de un laboratorio de investigación farmacéutica. “Lo que somos está anclado en el pasado. Soy nostálgico de mi pasado y me gusta recordar y mirar atrás”, confiesa Axat, quien se ha basado en sus propias “conductas adictivas”, eso sí, inocentes y nada dañiñas, puntualiza, para mostrar a el "autoengaño" de John ante sus problemas con el alcohol, “ese monstruo agazapado en su interior, latente”.  

Cree Axat que “la novela negra o de misterio tiene la doble función de denunciar y de entretener”. “Pero los temas serios no pueden tratarse ni utilizarse de forma banal. No todo es blanco o negro, por lo tanto debo mostrar todos los matices”. Y en ello sigue, con la mente de un ingeniero del 'thriller'.