LA GRAN CITA DEL CINE FANTÁSTICO
Sitges 2018: bienvenidos al túnel del terror (y mucho más)
La 51ª edición del festival confirma, un año más, la salud inquebrantable y las infinitas posibilidades temáticas y expresivas del cine de género

Carteles de películas que se proyectarán en la presente edición del Festival de Sitges. /
El escuadrón de fans del Festival de Sitges lleva semanas en un irreprimible estado de excitación, pues la sensación general es de que si la programación del 2017 -la de la emblemática 50ª edición- fue excelente, la de este año supera todo lo visto hasta ahora, tanto en los títulos que se proyectarán desde este jueves y hasta el domingo 15, como en las 'celebrities' que pasearán por la alfombra roja, entre ellas Tilda Swinton, Nicolas Cage y Ed Harris. Este alborozo, sin embargo, no debería ser patrimonio exclusivo de los devotos del festival, sino de cualquier buen amigo del cine en general. Porque Sitges, en su tozuda cruzada por romper clichés que suelen vincular su oferta al fan ultraísta de la serie B y la sangre a borbotones, lleva años ampliando el radio de acción hasta haberse convertido en faro del cine más inquieto y desafiante que uno pueda imaginar; cine raro en el mejor de los sentidos. Cine, en fin, que hace pensar y, sobre todo, que hace sentir.
En 'No mires', uno de los mejores capítulos de la novena temporada de ‘Bob Esponja’, la alegre criatura amarilla de los ojos saltones y su carismático amigo rosa, Patricio Estrella, van al cine de Fondo de Bikini a ver la cuarta entrega del popular 'slasher' subacuático 'El pescador. El ataque del anzuelo’. Lo que ven les da tanto miedo que no les queda más remedio que taparse los ojos y dejar de mirar a la pantalla, por lo que se pierden el final de la película tantas veces como lo intentan. Un consejo si se animan a visitar estos días el Festival de Sitges: aunque les salte el corazón del pecho y sientan que les falta el aire, no hagan como Bob Esponja y Patricio y mantengan los ojos siempre abiertos, porque el terror, el misterio y la aventura siempre van bien para oxigenar cerebro y retinas.
"Cualquier espectador al que no le guste el miedo o la ciencia ficción extraña podría encontrar este año solo en la sección oficial un mínimo de cinco películas que le encantarían", afirma Ángel Sala
Pero si el consejo no les acaba de convencer, Sitges siempre tiene mucho más que miedo o goremucho más que miedo o gore. "Faltaría más", advierte Ángel Sala, director del festival, en conversación con este diario, con la sensación, quizá, de ir repitiendo lo mismo año tras año, como un disco rayado, en su necesidad de quebrar prejuicios y abrir ventanas a nuevos públicos. "Hay suficientes secciones como para que haya muchas propuestas que van más allá de cosas como 'La monja' o de 'La matanza de Texas'. Tenemos estupendas fantasías en la sección Anima’t como 'Origin: Spirits of the past', de Kiichi Sugiyama; o trepidantes 'thrillers' en la sección Órbita, como 'La sombra de la ley', de Dani de la Torre. Estoy seguro de que cualquier espectador al que no le guste el miedo o la ciencia ficción extraña podría encontrar este año solo en la sección oficial un mínimo de cinco películas que le encantarían, como 'Under the silver lake', de David Gordon Green, 'Upgrade', de Leigh Whannell, o 'Fuga', Agnieszka Smoczynska. Cine magnífico, y no solo de género. Solo buen cine".
El valor cultural del fantástico
Siguiendo la inercia del último lustro, el cine de género parece hallarse en un gran estado de forma tanto en lo comercial como en lo artístico. "El fantástico, un año más, es el género dominante", asegura Sala. Películas como la magnífica ‘Un lugar tranquilo’, de John Kraskinki, y la (muy) efectiva 'La monja', de Corin Hardy, han atraído al público a las salas de forma masiva durante el 2018, desafiando la oferta abrumadora de Netflix y otras plataformas en 'streaming'. Y el último Oscar a la mejor película para 'La forma del agua' de Guillermo del Toro ha servido, entre otras cosas, para romper un viejo tabú sobre el valor cultural del fantástico. Un debate en el que grandes nombres del cine de autor (Olivier Assayas, Léos Carax, Apichatpong Weerasethakul, Abel Ferrara, Lucile Hadzihalilovic, Philippe Garrel, Jim Jarmusch…) llevan tiempo tomando partido a favor del género, dadas sus infinitas posibilidades temáticas y expresivas.
En este sentido, y además de la imprescindible dosis de sangre, vísceras, criaturas, arcanos y estados alterados de conciencia –porque Sitges sin 'hardcore' ni 'sang i fetge' no es Sitges-, esta 51ª edición ofrecerá una exquisita selección de películas de 'auteur', como 'Lazzaro felice', de Alice Rohrwacher, 'Burning', de Lee Chang-dong, 'High life', de Claire Denis, o 'The house that Jack built', de Lars von Trier, que llegan precedidas del asombro y/o el escándalo en sus estrenos en los grandes festivales. "El género atrae cada vez más a directores consagrados, que quieren aportar su visión particular", afirma Sala.
"El cine sigue sigue siendo cine se vea como se vea. Al cine lo matan otras cosas, y no son las plataformas como Netflix", sostiene el director del festival
En el año del agrio conflicto entre Cannes y Neflix, ese capítulo más en la guerra entre lo viejo y lo nuevo, Sitges, por supuesto, se afilia a lo nuevo y proyectará en la sección oficial películas producidas por la plataforma de 'streaming', como 'El apóstol' de Gareth Evans. "El cine sigue siendo cine se vea como se vea. Al cine lo matan otras cosas, y no son las plataformas. Se ha demostrado este año muy claramente con el León de Oro en Venecia para 'Roma', de Alfonso Cuarón", explica Sala. Este año, además, se ampliará la oferta estrictamente televisiva del festivalla oferta estrictamente televisiva del festival, en otro afán por tirar puertas abajo en un universo tan poroso como el de la creación audiovisual, con preestrenos de Netflix, como el primer capítulo de 'Las escalofriantes aventuras de Sabrina' o los dos primeros de 'La maldición de Hill House', así como el arranque de la temporada nueve de 'The walking dead'. Y no solo eso, pues también se podrán ver este año en Sitges creaciones de populares creadores procedentes del deslizante universo de Youtube como El Rubius o Wismichu universo de Youtube. "Tenemos la obligación de abrirnos a nuevos públicos. No se puede negar que estos nuevos intérpretes de la comunicación de masas tienen muchísimos seguidores, y nos interesa traerlos al festival", justifica Sala.
Público a mansalva
En tiempos siniestros de falta de asistencia a las salas de cine, el festival sigue atrayendo público a mansalva. Hay pasión por el fantástico y, por supuesto, pasión por Sitges, por lo que tiene de especial, de centro de peregrinaje y ritual, de experiencia cinematográfica en comunidad. "Llevamos un ritmo de ventas estupendo, espectacular, ligeramente superior a la del 2017, que ya fue de récord. Y eso que no podemos contar con las sesiones del sábado por el concierto de John Carpenter en el Auditori", explica Sala. "El año pasado se vendieron 66.000 entradas, con una afluencia de 200.000 espectadores, con una subida del 30% en tres años. Está claro que hemos dejado de ser un nicho y que el interés por el cine de género es total", sentencia, ufano, el jefe de todo esto.
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