entrevista

Pawel Pawlikowski: "Conocer tu pasado es esencial para mantenerte cuerdo"

El director estrena 'Cold war', donde retrata la vida en la Polonia comunista a través de la trágica historia de amor entre un músico y su musa

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Nando Salvà

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Su nueva película, 'Cold war', es compañera de viaje de la que hace dos años le proporcionó buena parte de los premios habidos y por haber, 'Ida' (2015). Ambas comparten características formales muy específicas, y ambas son a la vez retratos rotundamente íntimos y reflexiones sobre la historia polaca. Aquí, en concreto, Pawlikowski retrata una década de vida bajo el yugo comunista a través de la trágica historia de amor entre un músico y su musa.

Su película engaña. De una ficción titulada 'Cold war' (Guerra fría) uno espera una intriga política, no una historia de amor.

Lo sé, pero el título también funciona como metáfora: la película retrata un romance extremadamente convulso. El clima político de la Europa de posguerra me sirve como complemento, solo para mostrar cómo el contexto determina los comportamientos y las relaciones personales y los deforma.

Como ya hizo en 'Ida' (2013), ha rodado 'Cold war' en blanco y negro y formato académico. ¿Le gusta complicarse la vida?

Bueno, está demostrado que los límites siempre fomentan la imaginación. A veces es más importante lo que sugieres con la imagen y el sonido que lo que muestras directamente. A la hora de planificar la puesta en escena es muy motivador enfrentarte a este tipo de problemas.

Ha asegurado que los amantes de la película están inspirados en sus padres. Tomar una historia que pertenece a su intimidad familiar y ponerla a disposición del escrutinio público, ¿no le causa pudor?

En realidad, no es literalmente la historia de mis padres. Cambié muchos detalles en el relato de lo que les sucedió y sobre todo lo resumí mucho, para hacerlo irreconocible y principalmente para sentirme libre y seguro a la hora de manejarlo. Por otra parte, además, hace mucho que ellos ya no están. Murieron en 1989, juntos, justo antes de la caída del muro. Es una tragedia: después de pasar buena parte de su vida huyendo de los regímenes comunistas, se quedaron a las puertas de asistir a su final. Sea como sea, esta película es un homenaje, una carta de amor a mis padres. Después de todo, si soy quien soy es gracias a todo cuanto heredé de ellos.

También es una ficción sobre la historia de su país, Polonia. Y en ese sentido conecta con 'Ida'. ¿Por qué esa necesidad de hacer memoria?

Imagino que tiene que ver con la edad, y en parte también por el hecho de haber vivido lejos de mi país durante tanto tiempo como viví. Con el tiempo he llegado a entender que, a menos que hagas películas comerciales en Hollywood, si quieres mantener tu integridad y hasta tu cordura debes explorar tu pasado, tus orígenes, tu identidad. Y es cierto que esa toma de conciencia sucedió hace seis años cuando empecé a trabajar en Ida. Dicho esto, no aspiro a explicar lo que es Polonia. Especialmente, no lo que es actualmente.

¿Le resulta difícil entender la situación política de su país?

Oh, no, no es complicada en absoluto, al contrario; es muy fácil entender quién es quién y qué parte de la sociedad quiere qué. Y, en realidad, aunque 'Cold war' está ambientada en los 50, conecta de forma clara con el presente. Los comportamientos de quienes entonces sacaron tajada del marxismo-leninismo son muy similares a los de determinadas personas del presenta, aunque las ideologías de unos y otros sean muy distintas.

Que lo que sucede en Polonia sea fácil de entender, ¿significa que es más fácil de arreglar?

No estoy seguro. En las últimas elecciones solo fue a votar el 51% de la gente fue a votar, y de índices de abstención tan altos como ese siempre se beneficia principalmente la derecha. Y la derecha entiende mucho mejor que la izquierda que vivimos un momento en el que lo que la gente pide son argumentos simples y emociones simples, de ahí su énfasis en el patriotismo y en el populismo. No, no hay grandes motivos para ser optimista. Pero aun así yo lo soy. La historia funciona de forma cíclica, al fin y al cabo. Y a menudo de forma irónica, debo decir.

¿Por qué lo dice?

Porque buena parte del electorado del partido de derechas que ocupa el poder en Polonia actualmente es el mismo que en su momento votaba al partido comunista. Quieren un líder que tenga mano dura y no dé excesivas libertades, y que predique cierto igualitarismo. Saber qué es la izquierda y qué es la derecha se ha vuelto muy difícil. Creo que ahora la distinción es otra: a un lado están los liberales abiertos al exterior, y al otro quienes aspiran por el tribalismo y el aislacionismo.