entrevista

Santiago Lorenzo: "Soy lo bastante tonto para entretenerme con una tiza"

'Los asquerosos', el nuevo libro del autor, es una tronchante, rabiosa y poética novela sociopolítica

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Ramón Vendrell

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Manuel, el protagonista de 'Los asquerosos', se ve obligado a huir de Madrid con lo puesto y encuentra refugio en un pueblo abandonado. Allí le coge el gusto a tener todo el tiempo del mundo para hacer lo que le venga en gana, a apañárselas cual hombre primitivo (aunque con dos o tres herramientas, eso sí) y a la soledad. Solo Santiago Lorenzo podía convertir tan magra trama en una tronchante, rabiosa y poética novela sociopolítica.  

¿Puede describir el lugar desde donde habla?

Estoy en una casa de una pedanía de un pueblo muy pequeño en la provincia de Segovia. Es una casa que se me queda un poco grande y que está bastante desangeladita.

¿Qué ve?

Tengo el ordenador delante con posibles respuestas a posibles preguntas que me hagas.

¡Una entrevista con trampa!

No, es que tienes el dudoso honor de hacerme la primera entrevista por 'Los asquerosos' y necesito un poco de apoyatura. Detrás mío tengo un montón de maquetas y delante tengo una montaña muy bonita.

Si el consumo es una religión, ¿qué es 'Los asquerosos'?

En función de eso, sería una nueva propuesta para relacionarnos con la austeridad. Con la austeridad como elección propia, no impuesta por las asquerosas circunstancias.

¿Es de natural austero?

Sí, majo, sí. Qué le vamos a hacer.

"Un ermitaño puro será siempre una persona que será imposible que te dé la paliza"

¿Siente simpatía por la figura del ermitaño?

Un ermitaño puro, un ermitaño que está metido en su gruta, será siempre una persona que será imposible que te dé la paliza.

¿Cree que el Estado es cada vez más represor y que asistimos a un retroceso de las libertades?

No es una opinión decir que sí. Posiblemente se escriban tesis doctorales demostrando que en efecto las cosas están yendo para atrás en materia de libertades. Es muy penoso porque uno ha vivido épocas de una libertad envidiable. Es evidente. Siempre se demanda más libertad pero es que en este caso se están demandando cotas muy bajas. Si uno se dedicara a la sociología y la politología saldría una tesis muy sencillita de hacer.

¿Qué opina de la educación actual de los niños, no tanto por parte de la escuela como de la familia?

Yo es que no tengo hijos y no me puedo imaginar en la tesitura de tenerlos, de forma que vivo bastante de espaldas a la infancia. Imagino que me lo preguntas por lo que sale en la novela.

"Siempre encuentro cosas en materia de deseducación que me sacan de quicio"

Por eso y porque tiene ojos.

La misión de viejos como yo es quejarnos de las generaciones que nos suceden y la obligación de las generaciones que nos suceden es quejarse de nosotros. Así que yo he cumplido con mi parte. Siempre encuentro cosas en materia de deseducación de los hijos que me sacan de quicio y entonces es una gozada sacarse de encima ese desquicie escribiéndolas en una ficción.

¿Qué le desquicia de la deseducación de los niños?

El Actimel, el 'cuidado que no te toquen que te contagian', la necesidad de que las casas estén a 25 grados en invierno y a 18 en verano. Tú necesitas correr riesgos físicos para aprender a evitarlos. Desde mi ignorancia me da la sensación de que hay una hiperprotección que creo que va a ser muy perjudicial de cara a la supervivencia de nuestros pequeños cuando se hagan adultos. 

Hay en 'Los asquerosos' una crueldad inédita en usted cuando se refiere a 'La Mochufa'.

Hay que expresar tus sentimientos en las novelas. Me gusta que me lo digas porque significa que estoy tocando sentimientos que no había tocado antes, que estoy completando mi obra o algo así. La verdad es que sí hay una crueldad y un sadismo con 'La Mochufa' pero mejor expresarlo en un libro que ponerlo en práctica. El nuestro es un sádico que utiliza armas muy elementales. Había un enfado en esta novela que igual no había en otras. Un amigo me decía 'no te pases', pero es que pasarse es una gozada, al menos en la ficción. 

"Emparentaría a Manuel con esas películas de kungfú en las que un tío con un palito es capaz de derrotar a 50 samuráis"

Las trampas que les prepara parecen de 'Solo en casa'.

Esa película la vi en un autobús. A mí lo que me admira es la gente capaz de hacer cosas eficaces con pocos recursos. Lo importante de las agresiones de Manuel no son tanto los resultados sino el hecho de que las fabrica con cuatro elementos que encuentra por casa. Emparentaría a Manuel con esas películas de kungfú en las que un tío con un palito es capaz de derrotar a 50 samuráis.

¿Alguna vez ha llevado ropa con la marca bien grande?

Creo poder jurar que no. No cuenta el hecho de que la etiquetita del tejano se ve porque no puedes ir con la mano en el culo, ¿no? Entonces creo poder jurar que no. Pero sí confieso que incluso habiendo escrito esto en ocasiones me he sentido orgulloso de ir con unos zapatos y no con otros. O sea que de esas gilipolleces también me acuso.

¿Le parece que no sabemos qué hacer con el tiempo libre?

Posiblemente ha pasdado siempre. El tiempo libre cunde en la medida en que tú tengas ganas de hacer cosas con él. Siempre ha habido gente que no sabe qué demonios hacer. Tengo un vecino que se ha jubilado y está todo el día mirando la pared y da mucha pena. Un comentario: cierta prensa se está metiendo siempre con el cine español y a esa gente le quitas la televisión y se muere del asco. Hay individuos que no saben qué hacer con el tiempo y otros a los que les falta tiempo y estos suelen ser más interesantes.

¿Nunca se ha aburrido en soledad sin nada que hacer?

Sí. Pero es que yo tengo toneladas de tiempo libre y además desde hace muchísimo tiempo. Entonces en ocasiones sí me encuentro a mí mismo con una especie de angustia que me dura unos 30 segundos porque no tengo nada que hacer ni nada que me apetezca hacer. Por fortuna solo dura 30 segundos. Luego vuelvo a hacer mis cositas, que uno es lo suficientemente tonto para entretenerse con una tiza.

"Si con 'mochufa' he creado una palabra que se autoexplica como 'cabestro', ya me puedo morir"

Leyéndole parece que se lo pasa bomba escribiendo. Que el sufrimiento del llamado proceso creativo no va con usted.

Yo si no me voy a divertir mucho no me pongo a escribir. Lo del sufrimiento escribiendo no lo puedo entender. Es como si sufres comiéndote una 'escudella'. Pues no te la comas y ya está. No debes escribir si no te mueres absolutamente de ganas de hacerlo. Hay otras cosas que puedes hacer. Leer lo que otros han escrito, por ejemplo. Solo se debe escribir cuando o escribes o te disparas en la cabeza. El miedo ante la página en blanco... Tira la página y juégate unos marcianos en el ordenador o haz unos sudokus. 

¿Qué está leyendo o ha leído últimamente?

El último libro que he acabado es uno de Ian Gibson que tiene 38 años de antigüedad y es un intento de biografía de José Antonio Primo de Rivera ['En busca de José Antonio']. Es muy bonito leer textos de historia que ya son historia. Me excita mucho. Hace poco leí un artículo interesante sobre la yihad publicado en una revista de historia de mayo del 2001, cuando todavía no había sido el 11-S. También he leído recientemente un libro de David Solar sobre los errores militares en la segunda guerra mundial. Y uno que me ha encantado sobre la guerra ruso-japonesa, en concreto sobre la batalla de Tsushima, sobre el viaje desastroso que le toca hacer a la escuadra rusa del Báltico en 1904 para ir del Báltico a Japón bordeando África. Un tostón horroroso para que una vez llegan a Japón la escuadra japonesa les fría. Qué bien haberse perdido esa discoteca

¿De dónde sale la palabra 'Mochufa'? 

Ya apareció en 'Las ganas'. Es una absoluta invención, me sonaba a onomatopeya del cuerpo social al que me refiero y que queda descrito con cierta exactitud en la novela o eso se ha intentado. Decía Joaquín Vidal, el crítico taurino, que hay una palabra en castellano que al pronunciarla seas finlandés o seas de Córdoba entiendes perfectamente lo que significa, que era la palabra cabestro, llamarle a uno cabestro. Pues aquí yo aspiro a que pase lo mismo con 'Mochufa'. Es una juntura de fonemas en la que estuve concentrado meses y meses. Ya me puedo morir si se autoexplica como cabestro.

¿Qué le queda de haber ido a un colegio del Opus Dei?

Amigos. Tuve la suerte de que pasé diez años en un colegio del Opus y luego cuatro en un instituto público. Espero que me hayan quedado influencias no del Opus sino de esa juntura de contrarios. Aunque he tenido novias que me han denunciado que tenía más rémoras del Opus de lo que yo me pensaba.

"Sigo manejando billetes en vez de tarjeta y parece que sea un narcotraficante cuando voy a comprar"

¿Es posible una revuelta anticonsumista?

Sí, siempre que sea puramente individual. Los intentos individuales están llamados al triunfo pero desconfío de los colectivos. Es tan íntimo el anticonsumo que con que sea individual basta. Yo sigo manejando billetes en vez de tarjeta y tengo problemas pero es mi problema superarlos. Te miran mal, parece que eres un narcotraficante cuando vas a comprar, 'mira, el tío de los billetes, ya vienen otra vez'.

¿Echa el freno con el vocabulario alguna vez para que el lector no tenga que leerle con un diccionario al lado?

El día que has aprendido una palabra y la quieres meter en una novela, te das cuenta de que es un movimiento muy ilegítimo porque tú no la conocías hasta hacía un minuto. No seas hipócrita y no la metas ahora exigiendo a la gente que se la sepa. Yo ahora a un arquitecto en un mail le he llamado alarife pero porque él es arquitecto y sabrá que un alarife es un arquitecto, pero no se me ocurre meter alarife en una novela. Vamos, creo que no aparece en 'Los asquerosos'.

¿Quiénes son exactamente los asquerosos del título?

La teoría del libro es que todos somos susceptibles de serlo pero se fija especialmente en los caseros gorrones, los funcionarios que aporrean con exceso de celo, las empresas tramposas y La Mochufa. 

¿Ha utilizado mucho la chuleta?

No he mirado en ningún momento el ordenador.