GALARDÓN

Mircea Cartarescu recibe el prestigioso Premio Formentor

El autor rumano acaba de ver editado 'El ala izquierda', primera parte de su ambiciosa trilogia 'Cegador'

Mircea Cartarescu, en el Hotel Formentor de Mallorca

Mircea Cartarescu, en el Hotel Formentor de Mallorca / periodico

Elena Hevia

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Nada más alejado del espíritu fantasmagórico y un punto siniestro de las novelas de Mircea Cartarescu que este viernes radiante, cargado de colores, calma y felicidad, en el Hotel Formentor de Mallorca, sede del premio que lleva su nombre. El galardón en el pasado distinguió a dos autores como Beckett y Borges, dos nombres que a buen seguro son excelentes compañeros de viaje del gran escritor rumano. Y es tal la pasión con la que lo ha recibido la prensa y los lectores en España que este hombre tímido muy poco acostumbrado a los reconocimientos multitudinarios no ha tenido más remedio que rendirse a la evidencia, dejarse querer y sonreír finalmente, él habitualmente tan solitario y esquivo. Esa vocación de no querer subirse a pedestal alguno –aunque sea uno de esos nombres habituales en las quinielas del Nobel- se hizo patente en su discurso de aceptación con una afirmación que es toda una declaración de principios: “Nunca quise ser escritor, solo quise escribir, escribir de verdad, con todas mis fuerzas”.

Antes, cuando se le preguntaba por la excelente acogida que ha tenido en España, volvía a echar mano de la modestia señalando a su traductora en castellano, Marian Ochoa de Eribe y su editor Enrique Redel que desde un sello pequeño e independiente se ha atrevido a editar buena parte de su obra –‘Solenoide’ fue uno de los libros más reconocidos del pasado año y el mejor en la categoria de literatura traducida según EL PERIÓDICO- y acaba de sacar 'El ala izquierda', primera parte de la  trilogía 'Cegador' en la que realiza un retrato fragmentario y fantástico de su propia familia  y de sí mismo. Un  esfuerzo que también ha hecho Edicions del Periscopi que ya tradujo 'Solenoide' en catalán y ahora prosigue con 'L’ala esquerra'.

'Cegador' es para el autor un tríptico de autoficción con no poca fantasía –seña de identidad de la cultura rumana- formado por los libros 'El ala izquierda' que representa el paraíso de la infancia y está dedicado a  su madre; 'El cuerpo' que, asegura, retrata su propio cuerpo y 'El ala derecha', a su padre, y representa el infierno. “Mi padre fue un comunista puro y duro, de ahí que la tercera parte se conviertas en una sátira política al estil de Swift”. 

Ejemplo entomológico

'Cegador' no es un libro fácil. Pero tampoco lo ha sido el muy vendido 'Solenoide'. Asegura su autor que 'Cegador' responde a un principio poético. “Lo escribí a lo largo de 14 años,  palabra a palabra sin un borrón, como si fuera un poema de 1.500 páginas. No añadí nada ni eliminé nada no tiene paginas tanto puedo decir que la estructura de este libro no fue buscada por mí”. Y para describir su elaboración Cartarescu se remite a un ejemplo entomológico  -fue un niño obsesionado por los insectos a los que redime en su literatura después de haberlos ensartado con alfileres-: “Este libro es como un nido de termitas, porque una termita no es un arquitecto y no sabe lo que está construyendo y sin embargo sus construcciones son terriblemente complicadas. Yo confié en mi mente porque intuía que ella  sabía lo que estaba haciendo mucho mejor que yo mismo. Así, el plano del libro es el plano de mi propia mente”. Y por si alguien necesita otro símil para comprender la naturaleza de este libro riquísimo e inabarcable, Cartarescu proporciona un ejemplo que la naturaleza conoce bien, los fractales de Mandelbrot en el que “cada detalle, cada fragmento refleja la realidad”.

También recoge un deseo que explica a la perfección su literatura, como un acto artístico y transgresor. Hacer un libro de 1.000 páginas con una sola palabra:"Socorro". "Aún no descarto hacer una edición de 100 ejemplares para regalar a los amigos".