ENTREVISTA

Anna Serner: "La igualdad de género conduce a cine de mayor calidad"

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Juan Manuel Freire

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La presidenta del Instituto Sueco del Cine, Anna Serner, se propuso poco después de entrar en el cargo una meta principal: que entre el 2013 y el 2016, la mitad de las películas subvencionadas por el gobierno de su país estarían dirigidas, escritas y producidas por mujeres. Lo consiguió. Serner ha participado este viernes, invitada por Dones Visuals, en la mesa redonda 'Igualdad para un cine de calidad. Aprendiendo del caso sueco', moderada por la cineasta Neus Ballús.

La igualdad de género es una prioridad para el Instituto Sueco del Cine desde principios de siglo, pero cuando usted se convirtió en presidenta, en el 2011, todavía quedaba mucho por hacer.

Habíamos estado haciendo cosas desde el 2000. De hecho, mis dos predecesoras ya eran mujeres. La frase más común era "queremos igualdad de género, pero nunca a costa de la calidad". Yo quería desafiar esa idea: probar que la igualdad de género conduce, en realidad, a un cine de mayor calidad.

Más diverso, con perspectivas más variadas...

Exactamente. Ahora mismo mucha gente de otros países me dice: "Qué películas tan interesantes salen de Suecia. Cuánta diversidad". Y no se trata de diversidad solo en términos de orígenes étnicos, sino también en cuanto a historias, personajes, perspectivas. Es importante mostrar todas las perspectivas posibles de lo que significa ser humano en la sociedad de hoy en día.

¿Puede darnos algún ejemplo de película que, en otro tiempo, quizá no habría sido subvencionada, pero gracias a las nuevas medidas pasó el filtro y además triunfó?

Una de ellas sería 'Sameblod', de Amanda Kernell. Es sobre el viaje iniciático de una chica que corta lazos con su familia y con su cultura, la de los sami. Todo el mundo decía: "Oh, sí, habla de temas importantes, pero nadie querrá verla". Al final acabaron viéndola, solo en Suecia, 200.000 espectadores. Otra película importante fue 'La reunión', de la artista Anna Odell, que ganó el premio FIPRESCI en Venecia. También hemos lanzado a Lisa Langleth, que el año pasado hizo 'Euphoria' con Alicia Vikander… Son películas de autor que igual no hacen mucho dinero en todos los países, pero siempre acaban encontrando su público y ganándose una reputación.

¿Ha subido mucho en los últimos años el número de directoras que solicitan financiación?

Desde el primer día que propuse la paridad, creció el número de solicitudes de directoras. Siempre hemos tenido 50/50 en las escuelas de cine, pero ahora estas jóvenes confían en la posibilidad de abrirse camino, así que se vuelven más activas. Se acercan a mí y me dicen: "Gracias, porque las cosas han cambiado tanto que ahora creo realmente que el trabajo duro tendrá recompensa". Antes veían que casi ninguna mujer conseguía financiación, por lo tanto, ¿para qué se iban a preocupar?

Desde la Junta de Gobernadores del Instituto, se propuso también la creación de una especie de curso obligatorio antiacoso sexual para presidentes de compañías y productores.

Lo que estamos haciendo es reunir a presidentes de compañías y tratar de darles unas guías sobre acoso sexual. Su posición puede ser muy complicada. ¿Puedes detener el rodaje de una película por un rumor? ¿Puedes juzgar a alguien por viejos acosos? Hay muchas preguntas difíciles. Yo misma me las hago. Los presidentes se sienten muy solos, así que les damos una base de conocimiento y les damos unas herramientas para resolver problemas. A ellos les encanta.

Muchas mujeres artistas prefieren que no se las defina o explique por su género.

A mí también me gustaría ser una persona, sin más. Pero creo que por un tiempo vamos a tener que ser representantes de un género y hablar sobre qué significa formar parte de él. Ha de cambiar todo; toda la estructura. Hacer como si tu sexo fuera lo de menos, como si no importara en el entorno… Eso es un autoengaño.