CRÓNICA

La OSV 'tunea' la 'Novena' de Beethoven

El Palau inaugura su ciclo sinfónico con un alegato por la paz y la concordia

El director David Neimann, akl frente de la OSV, el pasado sábado.

El director David Neimann, akl frente de la OSV, el pasado sábado. / .45165090

Pablo Meléndez-Haddad

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La siempre activa Orquestra Simfònica del Vallès (OSV) sabe innovar como pocas. Sumida en pleno proceso de fusión con la Associació d'Amics de l’Òpera de Sabadell a cuyo alero se forjó y creció, inauguró el sábado el ciclo de los Concerts Simfònics al Palau con una particular interpretación de la 'Novena' Sinfonía de Beethoven. Particular porque la obra no se presentó como es habitual, es decir, en solitario o con alguna obertura de Beethoven como preludio con el objetivo de alcanzar la duración normal de una velada concertística: la OSV decidió meterle mano a la obra e insertar, entre el segundo y el tercer movimiento, el monodrama con música incidental de Schoenberg 'Un superviviente en Varsovia' (1947, para orador, coro masculino y orquesta), un dramático relato sobre un hombre confinado en el gueto de la ciudad polaca en la segunda guerra mundial.

El experimento no es nuevo y con la 'Novena' se ha hecho de todo, desde coreografiarla y escenificarla hasta tunearla con otra obra como en este caso. El resultado es casi siempre efectivo, como también ha sucedido en esta ocasión, ya que al tratarse de una obra tan conocida pareciera ser que el público acepta de buena gana este tipo de aventuras. Pero, ¿por qué la 'Novena', cuyo movimiento final se ha convertido en el himno de la Unión Europea, acepta tan bien la intromisión en su estructura de un clamor desesperado como el de la obra de Schoenberg? Porque ese alegato en favor de una humanidad unida que Beethoven recoge de Schiller para su Oda a la alegría del Finale y el espíritu que la rodea marida a la perfección con el desgarrador relato de Schoenberg. La OSV ha querido apelar a la paz y a la concordia, un mensaje que no está demás hoy en día, con conflictos bélicos en medio mundo.

Fermí Reixach, el superviviente

Desde el podio, David Neimann firmó la propuesta manteniendo siempre un pulso firme y seguro, llegando al 'Scherzo' con la justa tensión después de un primer movimiento algo accidentado por unos metales nerviosos. La trompa mejoró ostensiblemente, justo antes de que el actor Fermí Reixach abriera el paréntesis con un 'Superviviente' emocionante que Neimann supo engarzar con inteligencia con el maravilloso 'Adagio casi sin solución de continuidad' y a pesar de las constantes interrupciones del heterogéneo y caluroso público que llenaba el Palau. Sin pausa ni descanso llegó el mejor momento de las cuerdas hasta el gran final, con una introducción algo desequilibrada en la acción de conjunto pero que la cuerda grave se encargó de aligerar. Del cuarteto vocal sobresalió un desenvuelto Josep-Ramon Olivé –solo le faltó rotundidad en los graves extremos– y a la concentrada entrega del conjunto vallesano se unieron con total devoción el Cor de Cambra de Granollers y el Lieder Càmera, espléndidos y muy bien matizados, conjuntados y equilibrados.