ÓBITO

Muere el filósofo francés Paul Virilio

El pensador y urbanista, uno de los más prestigiosos del país vecino, reflexionó sobre cómo el espacio marca al individuo

El filósofo francés Paul Virilio.

El filósofo francés Paul Virilio. / .45088949

El Períódico

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El filósofo francés Paul Virilio, antiguo director de la Escuela Especial de Arquitectura, ha muerto a los 86 años, según ha informado su familia. Urbanista y arquitecto de formación, el respetado pensador falleció el pasado día 10 y fue enterrado en la más estricta intimidad el 17 de septiembre, pero solo este martes se ha comunicado el deceso. Filósofo, ensayista, urbanista y hombre de acción, se distinguió a lo largo de su vida y de sus obras por un pensamiento libre y visionario. 

"Algunos días antes de su muerte, tuvo fuerzas todavía para trabajar con el historiador Jacques Arnould con el que preparaba una nueva obra y planeaba una exposición que iba a realizar con su antiguo alumno el arquitecto Hala Wardé" en la Fundación Cartier, ha precisado la hija de Virilio, Sophie. 

El filósofo que emprendió en los años 70 una reflexión centrada en la velocidad que él consideraba un factor esencial de organización social y de control político, había creado al principio de los años 60 el Grupo Arquitecture Principe con Claude Parent, fallecido hace dos años, y publicado el manifiesto sobre la Función Oblicua que supondrá un punto de inflexión sobre la historia de la arquitectura francesa contemporánea. 

La desintegración de los territorios

Marcado por la experiencia de la guerra (nació en 1932 en París) y especialmente por el bombardeo de Nantes (en 1943) donde aseguro haber experimentado por primera vez lo que más adelante denominaría la estética de la desaparición. También fue el filósofo de la desintegración de los territorios. 

En una entrevista realizada por el diario 'Liberation' en el 2010, el filósofo dijo que vivimos "una sincronización de la emoción y una mundialización de los afectos". "En este instante, nos importa dónde en el planeta, cada uno puede sentir el mismo terror, la misma inquietud por el futuro y experimentar el mismo pánico. Es increible. Hemos pasado d ela estandarización de las opiniones -posible gracias a la libertad de prensa- a la sincronización de las emociones", dijo.  

Entres sus publicaciones se encuentran una treintena de ensayos y ha colaborado en las revistas de pensamiento y arquitectura más importantes de Francia. En los años 80, alzó su voz en favor de los sin techo y de los excluidos , especialmente en el Alto Comité para el alojamiento de los desfavorecidos.